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jueves, octubre 10, 2024
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Reflexiones de la “Tía Polla” (Segunda y última parte)

Nunca me pasó por la mente que fuera a embarazarme. Nunca fui muy maternal que digamos. Por ello no me tocó ser una madre joven. Diría que ya se me iba el ferrocarril cuando el destino intervino y quedé encinta. Sin duda, el día en que nació mi hija, mi espíritu y mi vida se transformaron completamente. Se acabaron para mí los vicios, se acabaron las parrandas y asumí amorosamente mi nueva responsabilidad. Mi vida adquirió un nuevo y profundo sentido. El amor que sentí por mi niña nunca sería superado y mi preocupación por su bienestar nunca desaparecería. Hoy mi hija, gracias a Dios ya es una hermosa señorita, pero como toda madre, me preocupa lo que será de ella el día que yo no esté aquí. Soy consciente de que nada ni nadie es eterno. Solamente el amor incondicional que compartiste y el ejemplo que diste a quien te conoció en vida permanecen por siempre. Yo nunca fui enfermiza ni mucho menos. Vagamente recuerdo haber padecido siquiera alguna enfermedad seria de chica. Es solo que en esta etapa de mi vida, mi cuerpo ya no parece tan fuerte como mi voluntad. El destino ha cobrado la factura de tantos años de fiesta e incontables desveladas. Tenía mucha razón mi hermano Ale. ¡Y sí! ¡Mi hija sacó mucho de mi carácter y eso la ha sacado adelante! ¡Doy gracias por cada cana verde que me ha sacado mi nena! Era muy sabio mi hermano Alejandro. Acepto que hoy mi estado de salud es muy delicado. Estoy plenamente consciente de que ello puede significar el principio del fin de mi existencia. Aunque como siempre, fiel a mi estilo entrón, yo digo… ¡pues va! La afronto con buena actitud y con mucha  dignidad. Nadie sabe cuánto tiempo nos queda ya que Dios es el único que tiene el cronómetro de nuestro tiempo en su palma. ¿Qué he hecho yo con este tiempo prestado a mí tan generosamente por Dios? He cultivado grandes amigos, he conocido el amor más puro y noble a través de mi hija, la mejor hija que pudo Dios escoger para mí. Además me he divertido, he apostado a la vida y ganado las más de las veces aunque de cuando en cuando hube perdido algo en el camino. He aprendido de mis tantos tropiezos lo cual me ha hecho una mujer más sabia de lo que era en mi juventud. Sí he llorado, pero he sonreído mucho más de lo que he sufrido. He ganado mucho más de lo que he dejado ir. Ha sido un buen balance de mi existencia. Mi vida ha valido la pena al haber disfrutado de tantos momentos de emoción y alegría. Estoy en paz con mi espíritu y lista para lo que Dios decida. Muchas gracias por dejarme compartirles mi experiencia…  Pseudonimo Toraijin Arendori Correo: atoartfilosografic@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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