En las instalaciones de la escuela preparatoria CETMAR dio inicio el programa “Jóvenes por una Sexualidad Responsable y Libre de Violencia”, dirigido por el Instituto Sudcaliforniano de la Mujer. La finalidad es crear conciencia en los jóvenes respecto a la responsabilidad del embarazo en la adolescencia. La directora del Instituto, Silvia Zulema Cota, comentó que el programa de entrenamiento permite a los menores darse cuenta que no es fácil traer niños al mundo. “Se entregaron bebés virtuales a los alumnos, para que ellos vean la difícil tarea; la intención no es que ellos tengan relaciones, pero si tienen, que se cuiden”, explicó. El programa consiste en que los jóvenes se unan en pareja y durante un fin de semana convivan con estos bebés, teniendo la obligación de alimentarlos, cambiarles el pañal y satisfacer sus “necesidades” básicas. Los muñecos tienen un peso aproximado a 3 kilos 200 gramos, y si no son atendidos en un tiempo mínimo de dos minutos, empiezan a llorar, lo cual se considera negligencia por parte de los “padres”. “Los bebés, si no son atendidos correctamente, no es que el maniquí deje de servir, pero sí deja de funcionar la programación que se le había hecho; como te digo, tienen sensores que detectan si son tratados bruscamente, si reciben golpes, si no les atiendes la necesidad del hambre o cualquier otra necesidad”, detalló la psicóloga Miriam Ortiz Ibarra. De esta manera, los jóvenes aprenderán las responsabilidades de tener un hijo a tan temprana edad. Además de trabajar con bebés virtuales, a las mujeres se les entrega un simulador de vientre, el cual es llenado con agua cada que pasan los meses. Se les aprieta a la cintura y de esta manera, las jovencitas que aceptan la responsabilidad deben cargar un vientre que pesa 7 kilos, simulando los nueve meses de embarazo. Alicia fue la primera mujer que decidió participar en este proyecto. “Ya me está cansando y me duelen las costillas, quería experimentar para sentir cómo es tener una barriga tan grande”, dijo. El equipo fue entregado con una bolsa canguro, pañales y biberón. Estos maniquíes cuentan con chips, al igual que los padres, de tal forma que los bebés están monitoreados para saber si los están atendiendo. En caso de que el muñeco no sea atendido, el chip se apaga simulando su muerte.
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