No fueron las balas, sino un coágulo pulmonar lo que acabó con la vida de Noé Hernández, quien antes de terminar 2012, fue herido con arma de fuego mientras se encontraba en un centro nocturno del municipio de Los Reyes La Paz. En ese ataque murieron dos personas. El medallista de Sidney 2000, quien se desempeñaba como secretario del Deporte del comité directivo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México, había perdido el ojo izquierdo y gran parte de la visibilidad en el derecho, a causa de un disparo en la cabeza. Tras ser dado de alta, “El Chivo” Hernández dijo creer que se había tratado de un ataque directo en su contra y no de un accidente, puesto que semanas atrás ya había estado recibiendo amenazas telefónicas, según señaló en entrevista con el noticiario “Primero Noticias”. El ex marchista mexicano aseguró sentir que la vida le “revoloteaba” por la nueva oportunidad que tenía luego de sobrevivir al atentado. “Ahora me toca redoblar esfuerzos y ayudar a la gente”, dijo en una breve rueda de prensa. Hasta antes de su muerte, convalecía en su casa y apenas la semana pasada había sido dado de alta, incluso dio varias entrevistas, en las que dejó de manifiesto su deseo de seguir luchando por recuperarse. El doctor José Avilés, jefe de Medicina Interna de la Clínica 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social, señaló que la trombo embolia pulmonar masiva, se presenta en pacientes que estuvieron mucho tiempo postrados. “Se da en pacientes que estuvieron en una hospitalización prolongada, hay éxtasis de la sangre en las venas de las piernas, que son las grandes formadoras de coágulos, en el hospital les manejamos con medicina profiláctica con un anticoagulante para evitar esos coágulos”. Y dejó en claro que no fue por falta de cuidados hospitalarios: “Normalmente cuando a un paciente ya no hay que ofrecerle en un hospital, lo más importante es la reincorporación a su vida, la movilización temprana. Cuando un paciente sale de cuidados intensivos, al movilizarse toda la sangre estancada empieza a circular nuevamente. Ya sin respirador, sin medicamento intravenosa, se le da de alta, la nueva tendencia médica es estancias más cortas, para rehabilitación ambulatoria”, apuntó Avilés. Hernández vivió su momento de mayor gloria en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, de los que regresó con medalla de plata en la prueba de los 20 kilómetros de marcha, terminando por detrás del polaco Robert Korzeniowski, en una carrera que es recordada porque Bernardo Segura fue descalificado luego de terminar en el primer lugar. “El Chivo” para sus amigos Noé Hernández Valentín, llamado por sus amigos “El Chivo”, dejó de ser un marchista desconocido cuando ganó medalla de plata en los Juegos Olímpicos Sídney 2000, luego de la descalificación que sufriera Bernardo Segura, quien ante la vista de todo el mundo, había terminado en el primer lugar en la prueba de los 20 kilómetros. El andarín mexiquense, con una incipiente trayectoria internacional, pasó del anonimato a ser una figura mundial en el difícil deporte de apreciación, pese a que nadie de los expertos del Atletismo (caminata) le otorgaba siquiera una pequeña oportunidad de trascender en Sídney. Finalmente subió al podio como segundo lugar, atrás del polaco Robert Korzeniowski y por delante del ruso Vladimir Andreyev. En el comienzo de su carrera como marchista, Noé lidió con los problemas económicos para asistir a sus entrenamientos, así como con la poca credibilidad que le daban sus colegas y algunos entrenadores. Pese a estos hechos, llegó a su primera competencia a nivel internacional en 1997, en Apodaca, Nuevo León. Gracias a su buen desempeño, asistió al Campeonato Centroamericano en 1999 y a la Semana Internacional de la especialidad, entre otros. En 2001 se le presentó la gran oportunidad de destacar en el Campeonato Mundial de Atletismo de Edmonton, pero fue descalificado. Así, poco a poco, fue creciendo hasta lograr la presea plateada en territorio australiano. Su mejor registro lo consiguió en el estadio de Saint Denis durante el Campeonato Mundial de Atletismo París 2003, con 1:18.14 horas, que le valió el cuarto lugar. Además del mundial, en 2003 participó en La Coruña, España, donde terminó cuarto (1:20.53). En 2004 participó en el Grand Prix de Tijuana y, debido a una lesión, terminó en el puesto 19 (1:25.5), para finalmente demostrar su calidad en la Semana Internacional de Marcha en Ciudad Victoria, Tamaulipas cuyo tiempo de 1:20.32, lo llevó a los Olímpicos de Atenas, donde fue descalificado. (Con información de medallistas olímpicos del Comité Olímpico Mexicano)