Queda claro que en el sector cultural, el salinismo también está más que presente en el sexenio de Enrique Peña Nieto. La prueba más fehaciente del llamado “dedazo” se tuvo esta semana, con la designación de José Carreño Carlón como director del Fondo de Cultura Económica (FCE). El nombramiento fue hecho por el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, y lo primero que salta a la vista es la diferencia abismal del currículum de Carreño Carlón, en comparación con la trayectoria de Joaquín Díez-Canedo Flores, quien estuvo al frente del Fondo desde 2009. Físico por formación académica, Díez-Canedo Flores es hijo de Joaquín Díez-Canedo, quien tuvo a bien fundar la editorial Joaquín Mortiz a principios de los años sesenta en México. Propiamente su andar en el mundo de las letras se dio por herencia. Pese a haber cursado estudios en ciencias exactas, terminó siendo editor del grupo Patria, labor que también desempeñó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en Editorial Clío, antes de pasar a la gerencia del FCE y luego sustituir a Consuelo Sáizar cuando ésta ocupó la titularidad del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). En cambio, Carreño Carlón tiene como mérito haber sido Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Artículo de Fondo, profesor de Derecho de la Información en la UNAM; coordinador de Periodismo en la Universidad Iberoamericana; licenciado en Derecho, autor de libros sobre opinión pública y comunicación, y columnista político en el diario capitalino El Universal. Evidentemente, ninguno de los créditos anteriores amerita el nombramiento del que ahora goza como cabeza de lo que es considerado la casa editorial más grande de México. El respaldo viene luego de haber sido coordinador de Comunicación Social en tiempos de Carlos Salinas de Gortari. Sin experiencia ni mérito alguno en el campo editorial, Carreño se acomoda entonces en el FCE, mientras que Díez-Canedo se despide del cargo, en una editorial creada en 1934 a iniciativa de Daniel Cosío Villegas, y que ha estado bajo el timón de intelectuales como Arnaldo Orfila, Antonio Carrillo Flores, Guillermo Ramírez, Jaime García Terrés y Enrique González Pedrero. Ahora, una de tantas deudas políticas de Peña Nieto se ha cobrado en el Fondo de Cultura Económica. Como diría Shakespeare: “No hay oscuridad, solo ignorancia”.