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viernes, febrero 16, 2024
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El General y Hank

Si alguien combatió a Jorge Hank Rhon, fue el General de División Alfonso Duarte Mújica. Bajo su Comandancia en la II Región Militar, el 11 de junio de 2011 elementos del Ejército Mexicano destacados en Tijuana detuvieron al derrotado candidato del PRI al Gobierno del Estado, por el delito de acopio de armas. El General no se amilanó. Sostuvo y sostiene hasta el día de hoy, que las armas fueron encontradas en las inmediaciones de la casa de Jorge Hank aquella madrugada. Muchas y de uso exclusivo de las fuerzas armadas. Además miles de cartuchos para las mismas. Apoyado por la SIEDO, Duarte y la entonces subprocuradora Patricia Bugarín, intentaron demostrar ante la jueza de distrito que lo decomisado al detenido había sido de manera legal y dentro de los lineamientos que el Presidente de México había conferido a los militares para combatir el crimen organizado en nuestro país. Sin embargo la habilidad y las conexiones del equipo de abogados de Jorge Hank pudieron más. Diez días después de haberlo detenido fue puesto en libertad. El hecho molestó a muchos mexicanos y particularmente a los militares. Los Generales, Alfonso Duarte y Gilberto Landeros Briseño de la II Zona militar, mantuvieron abierto el expediente en espera de justicia no solo a la labor que desempeñaron, sino a las que después se sabría, fueron víctimas que cayeron con balas de esas armas. Por otro lado, Enrique Peña Nieto, el Presidente de la República que el 1 de enero de 2013 en su calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de este país, cambió a los Generales Duarte y Landeros de la II Región el primero y de la II Zona el segundo, se ha destacado por apoyar a Jorge Hank Rhon. No solo comparten origen político el ex convicto y el Presidente al haber hecho carrera en el Estado de México. Peña porque ahí nació, ahí fue gobernador y de ahí salió a Los Pinos, y Hank porque ahí levantó su imperio político y profesional su padre Carlos Hank González. Cuando el fin del trienio como alcalde del ex presidario en Tijuana, el Teniente Julián Leyzaola actuando como Secretario de Seguridad Pública de esta ciudad retiró los permisos para portación de armas que los escoltas de Jorge Hank mantenían, particularmente el de Jorge Vera Ayala –hoy por cierto desaparecido y desde la detención de su patrón–, fue el Gobierno del Estado de México a cargo de Peña Nieto, la entidad que arropó a Vera y compañía con licencias para utilizar armas. También Peña Nieto siendo candidato palomeó a la esposa del ex presidiario, María Elvia Amaya como candidata plurinominal a la Cámara de Diputados federal, posición que no logró protestar debido a su delicado estado de salud y posterior muerte. Aun cuando públicamente como candidato o ahora como Presidente, Peña Nieto no ha aparecido con Jorge Hank, la relación de los del Estado de México existe, se ve, se siente. En ese vínculo mantiene el sospechoso eterno de Hank su esperanza de ser de nueva cuenta candidato a Gobernador de Baja California. No importa para él que en el estado haya dos investigaciones ministeriales donde aparece como presunto autor intelectual de seis asesinatos, tampoco que el gobierno de los Estados Unidos le haya retirado la visa para entrar a aquel país debido a estas mismas sospechas de criminalidad, menos que las armas que le fueron decomisadas hayan tenido un incierto destino, tampoco que los hermanos Vera Ayala hayan sido señalados por testigos protegidos como partícipes del crimen organizado y el narcotráfico en las instalaciones del Hipódromo de Agua Caliente, propiedad a la mala, de Hank, ninguno de los muchos puntos negativos de éste le preocupan mientras cuente con el acompañamiento del Presidente de la República, el primer priísta del país que esperan con su dedo elija al candidato del PRI al gobierno del estado. La remoción de los Generales Duarte y Landeros de esta región, termina por favorecer a Jorge Hank Rhon. La mano del Presidente está detrás de ello. El futuro de Baja California, es tan incierto como delicado. Cuídense de Hank, diría un militar antes de abandonar la ciudad.


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