Igual que como se ha reportado en el caso de los colegios de Tijuana y Mexicali, alumnos de escuelas de educación básica en el municipio de Ensenada también enfrentan riñas, consumo de drogas y uso inadecuado de dispositivos electrónicos. Sin embargo, esta realidad no es tan evidente. Según la delegación del Sistema Educativo estatal (SEe) en el puerto, en lo que va del actual ciclo escolar, a partir de agosto de 2012, de todas las escuelas de educación básica en la entidad solo se han registrado dos llamadas al C-4 reportando situaciones relacionadas con consumo de drogas. Ninguna de las dos se comprobó, de ahí en fuera, no hay más incidentes. Esto significaría que en el municipio existe un saldo totalmente blanco en lo referente a problemas de drogas, tanto en primarias como en secundarias. Un periodo de casi cinco meses en la entidad, con cero actividad. A la par de esta versión del Gobierno del Estado, los hechos narrados y registrados por distintos actores, incluyendo la propia Secretaría de Educación Pública (SEP), plasman una realidad distinta. En Ensenada, como en el resto del estado, sí hay problemas vinculados con drogas en educación básica, dentro y fuera de los planteles. Y el consumo va en aumento. La maestra Eunice Vargas Contreras, quien actualmente trabaja en una iniciativa denominada “Programa de Intervención Breve para Adolescentes que Inician el Consumo de Alcohol y Otras Drogas”, es especialista en temas de adicciones en adolescentes, y asegura que este problema no ha disminuido en los últimos años. En entrevista con ZETA, detalló que estadísticas publicadas por la SEP en 2012 arrojan que el 8 por ciento de los jóvenes entre 14 y 17 años de edad, han consumido drogas ilegales dentro de sus planteles escolares. Alcohol, marihuana e inhalables, encabezan la lista. En el estado consumen drogas ilegales el 1.5 por ciento de los jóvenes adolescentes. De acuerdo al Comandante Luis Alberto Tolosa Espinoza, de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Ensenada, las llamadas de apoyo para escuelas son una constante a lo largo del año. Refiere que los problemas de riñas afuera de las escuelas son comunes entre los propios estudiantes y con personas ajenas al plantel, amigos o familiares de otros alumnos. No obstante, 2012 ha sido para la Policía local un año tranquilo en ese aspecto, no así en lo referente al consumo de drogas. Tolosa explicó que hace unas cinco semanas, “a un joven y una jovencita se les sorprendió consumiendo y uno vendiendo, fueron puestos a disposición del juez calificador”, esto en la Escuela Secundaria “Héctor A. Migoni Fontes”, ubicada en la esquina de Avenida Pedro Loyola y López Mateos. Además de ser estudiantes de la secundaria, los menores fueron encontrados haciendo dichas actividades dentro de las instalaciones, sin embargo, debido a su edad y considerando que la cantidad de enervantes que portaban era mínima, el juez los dejó ir para después entregarlos a sus padres. “Sí nos llama la atención porque estas situaciones se daban al exterior, y sí nos preocupa un poco porque sea al interior”, refirió el ex director de Policía y Tránsito. Para el director de la Secundaria Migoni, Onésimo Contreras Cuellar, los problemas de consumo y venta de drogas sí son una preocupación constante, pese a haberse reducido radicalmente, aseguró, en relación a años anteriores. Los alumnos se ven expuestos a oferta de drogas en distintos puntos al salir del plantel, en especial en paradas de autobuses como la esquina de Calle Juárez y Aldama, o en Avenida Reforma y Diamante. A finales de octubre de 2012, un padre de familia de la misma secundaria había denunciado ante las autoridades educativas que había venta de marihuana y pastillas controladas al interior del plantel. Específicamente un estudiante de tercer grado, quien le vendió drogas a su hija. El hecho fue del conocimiento del director Contreras, pero al menos a principios de noviembre, no habían podido comprobar que el menor vendía drogas, ya que no las traía consigo. De acuerdo al padre de familia, la joven ya presentaba un problema de adicción, por lo que fue retirada de clases e internada en un centro de rehabilitación en Playas de Rosarito, donde aún permanece. A principios de diciembre, en la Secundaria Número 9 “Mariano Sánchez”, ubicada en Avenida México y Bulevar Adolfo Ramírez Méndez, también se registró un incidente donde, de acuerdo a declaraciones de familiares de estudiantes, maestros advirtieron un fuerte olor a marihuana en uno de los baños de mujeres y llamaron a la Policía para inspeccionar el sitio. Refirieron que en la búsqueda del responsable, y en pleno horario de clases, personal de la prefectura desfiló por los salones, oliendo las manos de las estudiantes para ver si atrapaban a alguna que hubiera estado fumando el cigarro prohibido. No tuvieron éxito. Junto a la Migoni, la Secundaria 9 es una de las escuelas ensenadenses en las que se implementó el programa “Vigilante de Seguridad Escolar”. Durante su quinto informe de actividades, el gobernador del Estado de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán, habló de este programa, con el que pretenden disminuir la incidencia de delincuencia y/o accidentes afuera de escuelas; al tiempo que dan empleos temporales a través de la Secretaría de Desarrollo Social federal. El Quinto Informe de Gobierno de Osuna refiere que en 2012, un total de 203 personas fueron contratadas con ese recurso para 127 planteles entre Ensenada y Mexicali. Tan solo en el puerto hay 421 planteles, por lo que si se dividiera en partes iguales, se estaría cubriendo apenas el 15 por ciento de las escuelas de la localidad. Aun así, Ana Gloria Pedrín Cisneros, delegada del Sistema Educativo estatal (SEe) en Ensenada, lo considera una ventaja: “Imagínate que el ‘profe’ pues es responsable de lo que pasa, y el director adentro de la escuela, pero afuera es ya muy difícil. Entonces el tener una persona que esté todo el día desde la entrada hasta la salida, que aparte haga actividades de tráfico, que logre ver a alguna gente extraña, que traiga teléfonos a la mano y pueda hacer una denuncia, eso es una gran ventaja”. Cuestionada respecto a la medición de los resultados del programa, expresó: “Lo vamos midiendo por dos índices, primero a través del C4, los índices han bajado, las denuncias afuera de las escuelas, y luego también lo medimos a través de las mismas problemáticas al exterior a través de Secretaría de Seguridad Pública. Entonces ya hay menos, cada vez menos denuncias afuera de las escuelas a través del C4. Traemos una estadística de los índices de algún delito afuera de una escuela, que afortunadamente se ha logrado reducir”. Las estadísticas le fueron solicitadas, y el resultado fue de dos llamadas en el ciclo escolar, ninguna comprobada, según el SEe. Solicitar la información directamente a C4, de acuerdo a su titular en Ensenada, Francisco Domínguez Niebla, no arrojaría datos correctos, al no existir depuración en el centro que permita confirmar si un asunto fue a final de cuentas real o no, aunado a que las llamadas falsas son muchas. YouTube y celulares La falta de claridad en los reglamentos del propio sistema educativo, sobre qué hacer con los teléfonos móviles al interior de las escuelas de educación básica es, de acuerdo a Ana Gloria Pedrín, una de las razones por las que no se ha podido controlar el mal uso de los dispositivos entre los estudiantes. Particularmente los videos de peleas dentro y afuera de la escuela, que son publicados en internet. En los últimos nueve meses, el portal de videos YouTube registra al menos cinco videos públicos, de peleas entre estudiantes en Ensenada: “Michel contra Arely” en la Secundaria 57; “Karen contra Niza”, también de la Secundaria 57; “Ángel vs. El Bigotón”, en el CET 74; “Gema vs. Teresa” en la Secundaria Diurna Número 2; y “Hainas se Dan el Tiro en el Cobacholos”, frente al Colegio de Bachilleres del Estado de Baja California, Plantel Ensenada. Decenas de videos son subidos anualmente al portal desde las diferentes escuelas preparatorias, secundarias y primarias del estado. Peleas dentro y fuera de las instalaciones escolares grabadas con frecuencia por los mismos compañeros de clase de los actores centrales de los videos. No obstante, los celulares y otros dispositivos con videograbación se siguen permitiendo. “Los niños aprovechan de un tiempo a otro de clases, de que se cambian de grupo, para hacer a veces este tipo de acciones totalmente desafortunadas”, refiere Pedrín. — ¿No se pueden prohibir los celulares?, se le cuestionó. “Fíjese que lo hemos intentado en algunas escuelas, y quiénes creen que son los primeros que nos…. ¡los papás! Son los primeros que nos invitan a que no lo hagamos, entonces sí hay algunas escuelas en las que ya no les están permitiendo, pero tiene mucho que ver con la organización al interior. Yo soy una de las maestras que está en contra de que exista un teléfono en una escuela, pero no tengo la facultad suficiente para poner en un reglamento prohibir teléfonos o celulares o Nexteles”. La delegada del SEe en Ensenada plantea una solución: “Irnos hacia los teléfonos de casetas telefónicas, que podamos tener tres, cuatro en las escuelas, en las cuadras, en las manzanas donde el niño va caminando”. Y concluyó: “Hay jóvenes que traen teléfonos, pero carísimos, entonces también ahí es una doble responsabilidad, tanto para el director como los padres. Yo he ido a visitar escuelas y veo a jóvenes que traen teléfonos que yo no tengo, cómo alegar, ¿no? O sea, muchos padres de familia no tienen. (Los jóvenes) Traen su BlackBerry, traen teléfonos carísimos, entonces también en ese tenor el padre de familia tendría que estarse cuestionando cuál es la ventaja de comprarle a un hijo un teléfono tan caro. ¿Vale la pena? Son cuestionamientos que los padres nos tenemos que hacer, ¿qué utilidad le está dando? Habrá niños y jóvenes que le dan una utilidad adecuada y responsable, pero habrá otros que desafortunadamente no, y el padre de familia a veces ni enterado está del uso que le está haciendo su hijo”. Según cifras del gobierno estatal, el sector público en Ensenada cuenta con 67 mil 605 alumnos inscritos en nivel básico, cubriendo el 91 por ciento de la demanda; en tanto que el sector privado, con 6 mil 687 estudiantes, cubre el 9 por ciento restante. De las 421 escuelas existentes en nivel básico, 43 son privadas.