Para Arcelia Ramírez, cumplir dieciocho años no solo representó ser mayor edad y ejercer su voto como ciudadana o salir a fiestas y beber sin problema alguno. Lo que realmente trastocó su vida a esa edad fue su inicio en la actuación con “El Centro del Laberinto”. Desde entonces ha aparecido en televisión, cine y teatro, formando su vida profesional. “Cómo No te Voy a Querer” (2008), “Rock Marí” (2010) y “Las Razones del Corazón” (2011), son sus últimos trabajos en la pantalla grande. En 2012 se dio una pausa para adentrarse en la literatura y armar nuevos planes en los escenarios. El erotismo femenino desde la visión de la escritora Griselda Álvarez y materiales que considera evidentes en su obligación, como las novelas de José Emilio Pacheco y Carlos Fuentes, o la poesía de Pablo Neruda y Jaime Sabines, son piezas de enriquecimiento para la actriz. Promotora continua de la lectura, se aleja por temporadas de la actuación pero sigue educándose teóricamente en ésta. Actualmente pone especial atención a los textos teatrales: “Hay autores importantes de teatro mexicano, pero sí siento que hay como una necesidad de impulso grande en la dramaturgia mexicana. Habría que fomentar apoyos, mandar a nuestros escritores a especializarse al extranjero, a llenarse de lo que se hace en otros países o darles becas para que no anden sufriendo con la supervivencia y se desconcentren de trabajar en solitario. Sí creo que hay una necesidad de impulsar la dramaturgia mexicana”, declaró la actriz en entrevista con ZETA. Consciente que México no es un país con hábitos de lectura y que el problema radica en la educación temprana, quien fuera parte de la telenovela “Dos Chicos de Cuidado en la Ciudad” sugiere no dar brincos grandes en materiales o especializarse tanto como ella lo hace ahora. Mejor invita a engancharse poco a poco; leer y descubrir, saborear la literatura y probar de todo. “No hay que pretender nada más porque si no parecemos pesados, ya después vendrá lo demás. Es como una ceremonia de iniciación, tienen que ser humildemente, sin pretensión de nada para que den ganas de continuar”, apuntó. Teniendo a José Saramago como uno de sus autores favoritos, Ramírez, quien durante diciembre participó en una campaña de cortometrajes navideños, alterna sus trabajos con las lecturas de Suzanne Lebeau, escritora canadiense a la que admira por su versatilidad en obras que se prestan para la adaptación teatral. Creadora de “Salvador”, que tuvo temporada en Broadway y “Una Luna entre las Dos Casas”, la dramaturga que escribe para los niños es responsable de “El Ogrito”, publicado en cinco idiomas. El material ganador del Premio de Teatro de Quebec en 2010, conquistó a Arcelia Ramírez hace diez años, protagonizándola en México junto a Alejandro Calva. “(En lecturas) también hay teatro, porque como actriz me la paso leyendo teatro, y de las cosas que más me gustan son las que he hecho Suzanne Lebeau, que es una canadiense maravillosa. La autora de una obra que se llama ‘El Ogrito’, que hicimos hace tiempo”, recordó la actriz a este Semanario. En los últimos días, Arcelia ha hecho pública su intención de retomar el proyecto y ponerlo en marcha próximamente. El temperamento humano, sus reacciones y formas de controlarse a partir de sutilezas de orientación infantil, podrían volver a los entablados en este año. Buena parte de ello se debería a que ahora se identifica más como madre, pero en otra instancia está, que cada vez se siente en mayor libertad con lo que hace en el cine y, por ende, con tiempo para otros trabajos. Partícipe de dos películas dirigidas por Arturo Ripstein, “Así es la Vida” (2000) y “Las Razones del Corazón” (2011), hoy considera que a esas oportunidades le debe el ser capaz de desprenderse de sus personajes y no sufrirlos: “No sé por dónde llegó el crecimiento, pero el tiempo pasa y uno crece en el mejor de los casos. Maduras, te pasan cosas, te cae el veinte. Pasaron diez años entre una y otra película, y el cambio fundamental que pude percibir fue que pude entrar y salir de la ficción sin ningún problema. Antes, yo, Arcelia la actriz, no me podía quitar al personaje de encima, y eso fue muy agotador y muy angustiante. No me permitía la felicidad nunca, ahora de alguna manera accedí a la ficción de forma más placentera, y eso me dio mucho gusto. Esa es la experiencia de trabajar con un director tan riguroso y exigente, comprometido como Arturo”, concluyó la actriz nacida en la Ciudad de México hace 45 años.