Comenzar el día sin cafeína, nicotina o tranquilizantes. Comer, día tras día, la misma comida sin quejarte. Entender que el agua es la mejor cosa para matar la sed. Notar cuando existe tensión a tu alrededor y evitar el peligro. Ser indiferente ante el alza del dólar y la caída de la Bolsa de Valores. Comprender que todos están muy ocupados para atenderte. Aceptar críticas. Calmar el estrés sin medicamentos. Tener paciencia para pasar las noches sin dormir. Dormir tranquilamente a cualquier hora, en cualquier lugar. Relajarte al final del día. Disfrutar la caricia de una mano querida. Entonces es casi seguro que… ¡Eres el perro de la casa!