Este año que concluye cambió el escenario político de México de manera trascendental. La madurez cívica política que se adjudicó al electorado mexicano a partir del año 2000, cuando ciertamente y en un sorprendente como evolutivo giro, los votos llevaron a la silla presidencial a Vicente Fox Quesada, el candidato del PRI que de la mano del Presidente de la transición, Ernesto Zedillo Ponce de León, quien acabó con el septuagenario reinado priista en la Presidencia de la República. Pero doce años de inercia en el Gobierno Federal en las manos de Fox y de Felipe Calderón Hinojosa, más el ejercicio de las viejas, ilegales y enraizadas prácticas electorales del PRI, nos regresaron este 2012 al priato. Estamos de vuelta de donde tanto quisimos salir. Y peor aún, con el PRI más recalcitrante, de cepa y tricolor que puede existir, el del Estado de México, donde los políticos hacen política sin importar la sociedad, donde los profesores se hacen ricos, y se practica toda suerte de engaños palaciegos. Este 2012 puede ser calificado también como el año de las oportunidades perdidas. Los mexicanos perdimos la oportunidad de mantener a los representantes del PRI fuera de las manos del Gobierno Federal. Embaucados muchos con tarjetas electrónicas con dinero, con crédito para llamadas telefónicas, con plásticos canjeables por comestibles y otras dádivas tan ilegales como impunes, el voto favoreció a Enrique Peña Nieto. La nota fue internacional. El regreso del dinosaurio fue un cabezal en Europa, Mister Telenovela a la Presidencia fue otro; el regreso del PRI fue lo más llamativo de México, aparte de la inmisericorde ola de violencia que en seis años de Felipe Calderón, dejó más de 81 mil muertos en su guerra contra el narcotráfico. La sospecha de la compra de votos permanecerá mientras las investigaciones sobre los monederos electrónicos Monex -que en el PRI aceptaron comprar por millones de pesos-, las tarjetas de supermercado Soriana y los excesivos gastos en la campaña, dormirán en la congeladora de un país que es gobernado por el sospechoso principal de tales actos. Se perdieron dos oportunidades el 1 de julio de 2012 en la elección presidencial. Perdimos la oportunidad de darle el voto de confianza a un representante de izquierda, y perdimos la oportunidad de ser gobernados por una mujer. No son estos hechos solo adjudicables a una sospechosa compra de votos por parte de los representantes del Partido Revolucionario Institucional, son también resultado de las malas decisiones del de la izquierda y de la mujer. Confiado en su Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador se separó lo más que pudo de su partido matriz, el de la Revolución Democrática, donde ciertamente una parte de sus líderes tomaron esta decisión con beneplácito, debido a su encono hacia el protagonismo de López. Sabedor de las prácticas oscuras de los priistas, López Obrador no organizó una estructura para cuidar la elección no solo en las urnas sino durante la campaña, punto central de la estrategia del PRI para agenciarse la presidencia otra vez. Los votos para la izquierda fueron hartos, pero no suficientes, el país una vez más se dividió entre quienes querían el cambio y aquellos que por necesidad, interés o simpatía, apostaron al regreso. El PAN, en la lona. Josefina Vázquez Mota perdió la oportunidad de ser la primera mujer en gobernar este país. Dicen los panistas -incluido el gobernador José Guadalupe Osuna Millán- que fueron los errores de la campaña de la dama los que los llevaron a la estrepitosa caída electoral. Pero también es importante puntualizar que su partido, el PAN, la dejó sola. Que la Presidencia de la República la abandonó, que Felipe Calderón no la deseaba como candidata, y la suma de todos estos hechos los llevó a perder lo que los mexicanos les dieron con tanta confianza y esperanza 12 años atrás: las riendas del país. Entre las oportunidades perdidas, también están las que se encuadran en la criminalidad y la violencia del país. El ex Presidente Calderón perdió la oportunidad -por omisión, por incapacidad o por otra cosa- de apresar al capo más buscado de los últimos años en el mundo. Por lo menos en tres ocasiones Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” escapó a la justicia del Gobierno Federal. También el Gobierno del Estado de Baja California perdió la oportunidad de finalmente y como la Ley manda, enjuiciar a Jorge Hank Rhon. Dos expedientes donde es señalado como autor intelectual en seis asesinatos están en la Procuraduría General de Justicia del Estado. En la etapa de integración de la averiguación, dos personas que trabajaron para Hank lo han señalado como quien ordenó los crímenes, que corresponden principalmente a policías y personal de seguridad que trabajaron para él, así como el de la madre de uno de sus nietos, la joven María Angélica Muñoz Cervantes. Como ha sucedido en los casos de sospecha que rodean a este hombre, el Poder Judicial ha sido benévolo con él. Primero sucedió en 2011, cuando una Jueza de Distrito lo dejó en libertad luego que el Ejército decomisara en terrenos del Hipódromo Agua Caliente, armas de uso exclusivo del Ejército, y después, cuando un Juez Local negó una orden de arraigo para que la PGJE pudiera consolidar su investigación por los asesinatos. La oportunidad de procesarlo se le fue al gobernador José Guadalupe Osuna Millán, porque ahora la PGR está en manos del PRI, el mismo partido que aun con todos estos antecedentes, considera a Jorge Hank Rhon como un aspirante al gobierno de Baja California. Ahí pues las principales oportunidades perdidas en 2012. Usted, ¿piensa en otras? P.D. Que 2013 sea el año de la recuperación, la libertad, el desarrollo y la justicia. Salud.