La fama internacional que ha adquirido desde hace algunos años, le cambió la vida a Gael García. Visita su país con sigilo. Habla, pero no con todos. El dialogo lo ofrece a aquellos que están interesados en conocerlo con mayor profundidad, no a los que buscan obtener de él un encabezado polémico. En la espera por saber si “No” será candidata al Óscar como representante de Chile, aunque no figuró como nominada a los Globos de Oro, disfruta que la edición 34 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, destacó a la cinta como Mejor Largometraje de Ficción. El poder de la negativa, de decidir, de oponerse, de expresar y emitir un “No”, fue crucial para Chile en 1988, a través del plebiscito nacional que derrocó la dictadura militar de Augusto Pinochet. El previo a lo sucedido ese 5 de octubre, desde la mirada publicitaria de René Saavedra (Gael García), es lo que narra la cinta de Pablo Larraín, director de “Post Mortem” (2010) y “Tony Manero” (2008). En ella, el trabajo de campaña en franja electoral, abanderado por la frase “Chile, la Alegría Está en Marcha”, recrea la atmósfera de esperanza que se vivió en la época, pero también reconfigura el mismo anhelo en América Latina. Sobre el tema, Gael García declaró en entrevista con ZETA: “La película obviamente sí tiene muchos paralelos con la historia de México y Chile en 1988, lo que sucedió en ambos lugares en ese momento sobre la democracia, es un tema totalmente internacional. El cuestionamiento es ese, hacia la democracia. Tiene todos estos niveles y dimensiones, es mucho lo que puedo decir sobre qué aprendí con esta película, pero definitivamente lograr hacer un ejercicio sobre la democracia fue algo muy satisfactorio, que me deja muy pleno”. Pero esa plenitud de la que habla el actor de películas como “La Casa de mi Padre” y “Rudo y Cursi”, no es una cualidad momentánea por el proyecto. En realidad, tiene sus antecedentes en su educación y gusto por la propia política. Gracias a Diego Osorno y su texto “¿Qué Trama el Señor Gael?”, publicado en Gato Pardo durante marzo, hoy sabemos que el actor se ha adentrado tanto en el asunto, al grado de estudiar Filosofía Política. Con “No” y sus tópicos centrales reafirmó esa postura: “Es un tema que me encanta. El tema político de cuestionar lo incuestionable, porque la democracia también se ha vuelto muy intocable, en cierto sentido. La palabra misma la estamos cuestionando todos en distintos niveles, no solo en el cine, inclusive en el nivel teórico se está cuestionando bastante. Es otra aportación, pues, a la acepción”. Promoción y diálogo En el marco del Festival de Cine de Cannes 2012, “No” tuvo su estreno, al presentarse el 18 de mayo en la sección de realizadores, donde obtuvo el premio Art Cinema. Posteriormente se exhibió a la prensa nacional y, finalmente, de manera previa a su llegada a las salas el 9 de noviembre, tuvo un recorrido escolar en la Ciudad de México. Visitó la Universidad Iberoamericana, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), con el fin de involucrar a los estudiantes en el tema. En las tres sedes, el apoyo docente para contextualizar históricamente la trama fue crucial y propició un debate entre los presentes. Un símil de la dinámica al salir de los cines, es lo que García espera que suceda en cada función, pues dice, no se trata de una cinta que se acaba al subirse al coche: “Es una película que la sigues pensando, la sigues sintiendo de alguna manera, la sigues reflexionando… es el tema en boga en el mundo entero: la democracia. En África del Norte, Europa, Asia, en fin. Es el tema que estamos investigando todos y esta película va directamente ahí, a un momento, un instante que no solamente fue único para Chile ni Latinoamérica, fue único para el mundo también. Donde por primera vez se derrocó a un dictador en base a una elección, a un voto popular. Eso en ningún otro país ha sucedido”. Volver al pasado y encontrarse con el presente Además de la empatía por la historia, Gael García vio en “No” otras cualidades. La vuelta al pasado a través del formato con que se grabó fue una de éstas. Filmada con cámaras Ikegami hechas en 1983, las escenas tienen un grano propio de la década, distinguido irremediablemente a las particularidades actuales. Considerando que “la película no fue hecha para tirar línea o marcar un señalamiento”, el actor distingue el trabajo del director como una creación muy personal que va implícita solo en las buenas películas. De ahí que para él sea normal que el público la adopte para el diálogo. A Pablo Larraín lo considera “un gran director, muy buena onda, muy simpático, muy inteligente, muy vivo”, pero también “muy animal de cine”. Es decir, se entrega al proyecto y hace lo posible para crear la alquimia perfecta que disfrutaron otros actores como Alfredo Castro, Antonia Zegers y Néstor Cantillana. En la producción hubo comunión, las cosas se fueron dando por imprevistos, circunstancias y accidentes, pero el resultado, al menos para el tapatío, fue quedar encantado. A ese proceso natural le atañe que hoy no sepa dónde inició y cuál fue la razón por la que hizo la película. “Cuando ya estoy sumergido en el asunto, se me olvida el principio”, asegura García. Recuerda sus inicios A los 18 años, el cortometraje “De Tripas Corazón”, de Antonio Urrutia, fue el primer acercamiento de Gael con la actuación en el cine. Solo sus apariciones en televisión mediante las telenovelas “Teresa” y “El Abuelo y Yo” lo antecedían. Aunque no llegó a tiempo para verlo, en el reciente Festival de Cine de Los Cabos, se proyectó aquel trabajo. Al arribar a la sede y conocer el programa, declaró: “Que ese cortito de la U de G haya estado nominado al Óscar hizo que se viera en todas partes del mundo y nos dio la sensación de que podíamos dedicarnos a esto. Creo que eso fue lo más bello, nos dio una perspectiva en un momento donde no había perspectiva en el cine en México”. Lo cierto es que Gael, quien se formara y descubriera otras facetas del cine mediante sus visitas a la Cineteca Nacional, donde era público frecuente de las muestras internacionales, está a la espera de que “No” compita en los Óscar como Mejor Película Extranjera al representar a Chile, ya que actualmente está en la pre-selección. “Ojalá esté nominada, a mí la película me encanta, me fascina y sería fantástico, pero si no queda no pasa nada, porque la película por sí sola es una completa chingonería”, concluye el actor. La cinta está próxima a llegar a Baja California, ya que solo cuenta con 66 copias en su recorrido por Latinoamérica.