Estaba, una solterona virgen que vivía en el piso 20 de un edificio, barriendo el balcón cuando de repente se resbala y cae al vacío. Mientras va cayendo a una muerte segura –o al menos a una fractura múltiple espeluznante–, piensa: – ¡Pero qué peneque he sido! Una vida dedicada a la oración y al celibato y me voy a morir así, a lo idiota, sin saber lo que es un hombre… En eso cuando va por el piso 16 un hombre se asoma y la atrapa y ella le dice: – ¡Gracias, buen hombre! Y él le contesta: – ¡Gracias no! ¿Me bailas con tanguita y sin brasier? La mujer, indignada, contesta: – ¡Señor, yo soy una mujer decente! El hombre la suelta y sigue cayendo y nuevamente va pensando. – ¡Soy una imbécil santurrona! Me voy a matar y todavía la estoy pensando… En eso en el piso 12 la atrapa otro hombre y ella le dice: – ¡Gracias, buen hombre! Él le contesta: – ¡Gracias no! ¿Haces de todo mamacita? La mujer contesta: – ¡Señor, yo soy una mujer decente! El hombre la suelta y sigue cayendo y nuevamente va pensando. – Pero mira tus dos buenísimas oportunidades y las he desperdiciado…si al menos… Y en eso pasando por el piso 8 otro hombre la atrapa. Desesperada le dice: – ¡Bailo con tanguita, sin brasier y hago de todo, papito rico! Y el tipo le contesta: – ¡Zorra!! Y la suelta… Autor: El tipo del piso 16.