A Jaime Bonilla le pueden decir el desmemoriado. Empresario de la radiodifusión y convertido lopezobradorista, no quería ser candidato a diputado federal, y ahora no hay quien le quite la curul. El padrino de la senaduría de Marco Blásquez (se la consiguió y se la financió) dice que aceptó a Andrés Manuel López Obrador la nominación de lista por el Partido del Trabajo, pero que le adelantó: no se quedaría en la Ciudad de México. En cuanto “El Peje” tomara posesión -estaba seguro de que iba a ganar-, regresaría a lo suyo, que no es la política. Dejaría el lugar a su suplente, Héctor Mares. Pero Don Héctor se quedará esperando, pues al diputado Bonilla el PRI hasta la presidencia de la Comisión de la Frontera Norte le dio, y no se le ven ganas de regresar a sus negocios. Palabra de radiodifusor.