La política actual en México es una mentira disfrazada de verdad; y los políticos, casi todos son lobos disfrazados de ovejas, para tragarse al rebaño completo, al pueblo en general, como si fueran caníbales descuartizando al político de otra tribu para simular el sacrificio humano y preparar un banquete a la antigua, arrancándole el corazón para alimentar al jefe de cada partido político. Es tiempo de encaminar la acción política como un servicio social, por lo menos una hora diaria; hacen falta educadores en el actuar social y político, para que el pueblo sepa cómo mover sus ideas y tomar decisiones propias. En los comicios pasados, hubo electores primerizos que no sabían cómo seleccionar candidato, tampoco sabían relacionarlo con las siglas de su partido. En el momento del sufragio era contra las reglas decirles cómo votar; tal vez por eso hubo muchas boletas invalidadas en algunas casillas. También hubo la presencia de personas que gozan haciendo daño, y tachaban toda la boleta, por el gusto de hacer algo indebido, con el morbo de empañar la actividad más limpia y ordenada que se dio el pasado primero de julio de 2012. Para los partidos políticos que no saben convivir con el obrero labrador y asalariado en las ciudades, ni les importa sacar de apuro al desempleado, van a seguir perdiendo votos; si desean ganárselos, necesitan enseñarlos a trabajar y a buscar trabajo, en lugar de subsidiar una actividad callejera que resulta un gasto inútil. El ideal se debe sembrar en ese campo, para que en sus cimientos crezca y florezca la democracia. Vicente Martínez Méndez Tijuana, B.C.
Publicidad
