Dicen que quien ya está harto de los rateros, es el delegado de La Mesa, el priista Manuel Trasviña. Hace unos días gritó tan fuerte que lo escucharon todos en la oficina pero nadie en el Ministerio Público o en Sindicatura Municipal. El motivo del enojo: es la segunda ocasión que le roban la caja chica de la delegación. Una caja fuerte en la oficina del delegado. Dinero producto del pago de servicios y multas por parte de los ciudadanos de esa demarcación. El problema es que don Manuel dice a sus compañeros saber quién es el ladrón, y también estar consciente que ni castigo le confieren porque lleva el mismo apellido que un cercano colaborador del alcalde Carlos Bustamante. ¿Pues de quién se tratará?, se preguntan con insistencia en La Mesa.