De botas y tuxedo

Como “una nueva aventura musical, humana, y de múltiples sentidos”, según describió Eduardo García Barrios, Director de la Orquesta de Baja California; el ensamble fundido entre la Orquesta y la Banda Agua Caliente estelarizado el último viernes de octubre en Las Pulgas, fue presenciado por más de mil tijuanenses que vivieron la interpretación de una docena de melodías que licuaron sonidos de viento y cuerdas. La elegancia y lo urbano sinaloense mezclaron sus ritmos; las notas musicales, los tiempos, lo clásico, los soplidos, la alegría, lo improvisado y festivo a flor de piel, entretejiéndose en cada pieza, amalgamando una experiencia sin frontera en la que la música protagonizó una velada épica donde se cobijó lo inaudito entre dos mundos, las creaciones y la imaginería al compás de una batuta. “Quizá es una fusión, mezcla, un ensamble, pero por otro lado es un decir: ‘esto es Tijuana’. Es lo clásico con lo bravío, el matrimonio del contrabajo y la tuba, las trompetas y los violines. Ambos hacemos música, y no tenemos frontera”, apuntó Leoncio González “Tyson”, trompetista y líder de la Banda Agua Caliente, agrupación que esa noche exhibió parte de su versatilidad. Luego de 25 horas de ensayo para dicho ensamble de dos universos tan distintos, y como parte del repertorio, la Agua Caliente estrenó públicamente temas como “La Cusinela”, canción que forma parte de la película “Hecho En México”, además de la pieza instrumental “Border Sounds”, en las que las botas y tuxedo personificaron admirable encuentro sonoro de casi tres decenas de músicos. Cabe destacar la posibilidad de que la interpretación de “Frontera de Tijuana”, “Morena Sabrosa”, “Mi Gusto Es”, “Tragos de Amargo Licor”, “La Cusinela”, “Fiddle, Faddle”, “Border Sounds”, “Se Me Quiere Parar”, “Usted Dirá”, “Guacamaya”, “Toro Mambo”, y “El Manicero” formen parte de una producción discográfica, y una serie de presentaciones entre la Orquesta y la Banda. Sobre la reunión musical citada, el Director de la Orquesta de Baja California hizo saber que él es un fanático de la verdadera banda sinaloense: “Estamos aprendiendo de la banda. Es un sonido poderosísimo cuya técnica instrumental se volvió un gran reto al fusionar ambas energías. Es un volumen del que no estamos acostumbrados, y las estructuras musicales son muy distintas, aun así es un encuentro humanamente rico…, es la música hermanándose. Lo interesante también es que nos escuchará mucha gente que nunca ha oído una Orquesta, junto al sonido de una banda cuyo destino era tocar en la calle, con esa amplificación mágica”, apuntó el maestro. “Es maravilloso vivir esto, entender los sentidos, la libertad de la banda sinaloense y la imposibilidad de la Orquesta de tocar compases extras”, agregó García Barrios, quien invitó al público a bailar: “Se supone que la pista es para bailar, no sean falsos, pisteen y bailen”, dijo el Director al encabezar la presentación cuya recaudación servirá en su totalidad para apoyar el desarrollo de las Orquestas Infantiles Comunitarias que coordina el Centro de Artes Musicales y la Fundación de Artes Musicales. Sumergidos en un diálogo sin frontera, la Banda Agua Caliente y la Orquesta de Baja California alegraron la elegancia y etiquetaron a la música de viento, dando sentido a la mezcla de tubas, clarinetes, tambora y trompetas con cellos, violines, flautas y una batuta que coloreó el ensamble de una noche sin igual, aunque el formato no fuese una novedad, ya que otras agrupaciones como la banda El Recodo han hecho lo propio junto a la filarmónica de Sinaloa y Jalisco.