Dos datos preocupantes para la economía mexicana se dieron a conocer esta semana: por un lado, en septiembre la inflación aplicada a productos alimenticios fue del 10.7 por ciento en tasa anual, y este tipo de presiones podría obligar al Banco de México, a elevar las tasas de interés por primera vez en cuatro años. Esto ya lo había advertido Agustín Carstens, gobernador de Banxico, a principios de semana. Por otro lado, también en septiembre las remesas cayeron un 20.24 por ciento a tasa anual, ubicándose en mil 663.68 millones de dólares. Este desplome no se había registrado desde octubre de 2009, cuando el proceso de recuperación económica en Estados Unidos apenas comenzaba. Ahora la explicación de esta contracción del dinero que los connacionales envían al país se explica por una contracción en el consumo, el desempleo que no se resuelve del todo, y la debilidad de la inversión en general. A esto, por supuesto, habrá que agregar los estragos del huracán “Sandy” en el este norteamericano. En fin, situaciones que habrá que observar con mucha atención hacia el cierre de 2012 y lo que se anticipa como un muy complicado inicio de 2013.