Considerando que en el Ayuntamiento de Tijuana son más recaudatorios que administrativos, los jóvenes –y adultos– que gustan libar los fines de semana, encontraron la forma de sortear el retén alcoholímetro y no caer en las garras impositivas municipales que cobran hasta 24 mil pesos más lo que resulte por arrastre y almacenaje de vehículo. Metros antes del puesto de revisión, personas en plena sobriedad ofrecen manejar el carro por la inspección municipal a cambio de 20 dólares o su equivalente en pesos. Si la transacción se acuerda, el sobrio se sube al volante, el borracho a otro asiento y siguen su marcha. Así todos felices. Menos los de la caja municipal.
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