Claro que la CIA norteamericana es capaz de cometer (y lo ha hecho en repetidas ocasiones y lo sigue haciendo) carnicerías como las del 2 de octubre. ¿Pero habrá alguien en su entero juicio que dude de que el gobierno mexicano sea un títere más del imperialismo yanqui, de la CIA y de sus agentes? De la putrefacta boca del PPS solo denuestos y maldiciones salieron para el movimiento estudiantil-popular. Sin duda alguna estos miserables fueron más cínicos que sus cofrades del PCM. Bien recompensados fueron, estos miserables bufones lombardistas, por los chacales, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Y todavía tienen la desfachatez de usar el marbete de socialistas. El marbete que mejor les acomoda es el de nacional-socialistas, es decir nazi fascistas. Lázaro Cárdenas, firme puntal del asesino. A Lázaro Cárdenas la reaccionaria burguesía lo ha encumbrado hasta los cielos, llamándolo hombree de izquierda, democrático y amante de las causas justas. La intelectualidad pequeñoburguesa “de izquierda” lo ha convertido en un ícono sagrado, a tal grado que mencionan el sexenio cardenista como un periodo cuasi socialista. Afirmación de lo más falsa. “El Tata”, como lo llamaban sus apologistas, fue un gobernante burgués, un militante priista leal al sistema capitalista, antes y después de su mandato. Los brochazos de nacionalismo de su sexenio no cambiaron para nada la naturaleza explotadora del sistema. El cual permaneció incólume y del cual él fue seguro timonel. Nosotros preguntamos, si el apóstol del agrarismo fue tan amante de las causas justas, por qué no se enfrentó iracundo al sátrapa de Tlatelolco. Lázaro Cárdenas en una carta que enviara a la prensa expresaba su opinión sobre los sangrientos acontecimientos. En dicho escrito ni por asomo aparece una línea de protesta, ninguna palabra de rabia, ni de reproche para los criminales que perpetraron genocidio tan atroz. Cárdenas como buen peón de la tiranía, culpó (al igual que el PPS) a elementos extranjeros, a provocadores y terroristas. Apreciemos parte de lo que declaró “El Tata”, respecto a la masacre. “Fuerzas espurias que querrían ver a los mexicanos distanciados, dispersos, debilitadas sus instituciones y fácil presa de ambiciones extra nacionales…corresponde a todos los mexicanos, por elemental patriotismo, excluir los métodos violentos y presentarse todos a disponer su ánimo a la cordura en la justicia y la libertad” (Excélsior, 6 de octubre de 1968). ¡Qué despreciable discurso! ¡He aquí el gran defensor de las causas justas! Y si Cárdenas no señaló al movimiento como culpable de la matanza ni de tratarse de una “conjura comunista” (como toda la reacción lo hizo) fue debido a que fanfarroneaba con ser socialista y no se le caían de la boca las palabras libertad, soberanía y justicia. Cárdenas fue un soldado siempre fiel a esa banda de matones llamada PRI. Hasta su muerte. ¿Dónde estaba Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cuando la masacre de Tlatelolco? El demagogo legítimo estaba en vías de convertirse un en gángster al servicio de esa banda de matarifes llamada PRI. Cosa que hizo, en 1976, a finales del régimen de Echeverría. Aunque es de suponerse que de tiempo atrás ya cortejaba a esa banda criminal. Nosotros preguntamos cómo fue posible que López Obrador, que se las recarga de ser muy honesto y humanista, no mostrara ningún reparo para incorporarse a esta mafia delincuencial tricolor. No haberse integrado a esta pandilla de asesinos, eso sí de verdad lo hubiera honrado. Pero al contrario, no le importó el bestial agravio que la juventud y el pueblo de México habían sufrido. AMLO enorgullecido permaneció fiel a esa guarida de sanguinario lobos hasta 1988, hasta finales del régimen de Miguel de la Madrid. Fue AMLO, siempre, un envanecido priista. ¡Hasta llegó a componerle un himno (en su natal Tabasco) a esa odiada mafia tricolor! En repetidas ocasiones AMLO ha dicho. “De nada tengo que avergonzarme durante mi permanencia en el PRI”. Como se ve, el “Primero los pobres” no niega la cruz de su parroquia. El que ahora AMLO y secuaces se arropen con los mártires de Tlatelolco deja ver su perversidad. Su hipocresía y su ruindad moral. Es la intentona lobuna de cubrirse con piel de oveja. Para los marxistas-leninistas-estalinistas está claro como la luz del mediodía que AMLO tiene manchadas las manos de sangre. AMLO y cofradía fueron cómplices de la masacre. Honrar a los mártires de Tlatelolco no solo es recordarlos cada 2 de octubre y realizar mítines y manifestaciones (muchos de los cuales tienen penetrante tufo de hipocresía). Honrar a los caídos el 2 de octubre es enarbolar sus banderas de lucha, que están vigentes. Es crear las condiciones subjetivas para que todo el pueblo trabajador y pobre se levante en combate revolucionario contra quienes lo tienen en la esclavitud. Es luchar por un México libre. Es luchar día a día contra los explotadores y opresores capitalistas. Los actuales gobernantes burgueses de hoy (del PRI, del PAN y de la izquierda amloísta) pisan sobre las huellas dejadas por quienes perpetraron la masacre de Tlatelolco. Son auténticos relevos de los chacales priistas Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. ¿Habrá hombre honrado que niegue esta verdad? Javier Antuna Tijuana, B. C.