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sábado, octubre 5, 2024
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Los contrastes entre rojos y azules

Mientras la militancia del PRI en Baja California está agazapada, apertrechada, escondida, sin moverse, hasta en tanto las aguas de la transición en la Presidencia de la República no se calmen y el Primer Priista de México (PPM), Enrique Peña Nieto, pueda mandar una línea directa a tres mil kilómetros de distancia, los panistas bajacalifornianos andan desatados. Al estilo tricolor en tiempos de poder en la presidencia, los militantes de ese partido se concentran, se mimetizan y se unifican como pocos, para acatar en cuestión de candidaturas, acciones y posicionamientos, el sentimiento del PPM. Es éste quien dice quién, cómo, dónde y cuándo, será ungido candidato de ese partido a cualquier puesto de elección; y es el PPM también el que somete los criterios individuales para convertirlos en bloques de apoyo, en suma de voluntades. Esta idiosincrasia del priista representa la real institucionalidad, del Partido Revolucionario Institucional. Dicho esto, en Baja California y con miras a 2013, no se moverán los árboles verdes del PRI, hasta en tanto el PPM envíe la señal de que pueden comenzar la búsqueda no solo de un candidato al gobierno de Baja California, las alcaldías, el Congreso, sino hasta al PRI en el Estado. Mientras ello no suceda, seguirán como en los últimos días, callados, de bajo perfil. Mientras grupúsculos territoriales insistirán en abrirse para uno y otro lado de personalidades que en el pasado dijeron públicamente que aspiran a suceder a José Guadalupe Osuna Millán. En contraste, en el Partido Acción Nacional, ya sin rienda que les contenga, dado que el PPM (en este caso el Primer Panista de México) ya está a punto de dejar de serlo, y que de hecho todas las líneas políticas que mandó, se fueron irremediablemente al fracaso luego que las seleccionó, considerando la amistad y similitud en la ideología, más que su simpatía y presencia entre el electorado, los panistas de Baja California andan desatados intentando decidir por ellos mismos quién será su candidato al gobierno de Baja California en 2013. Tienen razón en ser indiferentes a la opinión de Felipe Calderón Hinojosa. Primero porque, antes que llegue la convención para seleccionar candidato al gobierno de Baja California en la elección del 1 de agosto de 2013, Calderón ya no será Presidente. Segundo, porque a fuerza de imponer a los suyos en una y otra elección, ha logrado llevar al PAN a la derrota, a la tercera fuerza política nacional. Y tercero, porque el todavía Presidente trae su agenda propia y política para adueñarse del PAN nacional, y su camino, la verdad no se ve ni limpio ni fácil. En estas condiciones, mientras en el PRI los poquitos que quieren ser, esconden la cabeza para no molestar a los de arriba, en el PAN cada día que pasa aparece un aspirante más. Descabezados, sin liderazgos, sin triunfos recientes y con una menguada presencia electoral, cualquiera se apunta como el hilo negro que habrá de desenmarañar un triunfo que les urge para seguir cobrando pesos y centavos por votos obtenidos. En Acción Nacional no quieren perder Baja California, consideran al estado su bastión principal, la entrada a la democracia, su triunfo primero. Es para ellos un ícono. Por eso algunos insisten en negociar esta gubernatura, sea con el futuro PPM para mantener la Baja California azul y perder algún otro estado, o sea con el PRD para hacer una alianza y solo así estar en capacidad de ganarle a un PRI crecido con el triunfo de Peña Nieto; y peor aún, a un PRI que en agosto del próximo año tendrá todo el presupuesto y todos los programas federales no solo para ocuparlo el primero y vender los segundos en el ámbito electoral, sino que se enfrentarán a un PRI que sabe cómo recuperarse de las derrotas, cómo comprar votos, cómo incidir en los tribunales, cómo ganar otra vez. Los panistas pues, en el contraste frente a los priistas, son muchos los que aspiran y pocos los que pueden. La lista corta: Héctor Osuna Jaime, Francisco Vega de Lamadrid, Alejandro González Alcocer, Jaime Díaz Ochoa, Óscar Arce Paniagua, óscar Vega Marín, Cuauhtémoc Cardona Benavides, Jorge Ramos Hernández, Gastón Luken Garza. Muchos tiradores para un partido que en la República Mexicana, efectivamente regresó a sus orígenes: la oposición.

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