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miércoles, febrero 21, 2024
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La Matatena, alternativa fílmica para infantes

Exhibiciones programadas, cine clubes y ciclos temáticos con relación al cine infantil, existen a lo largo y ancho del país como alternativas a lo que ofrecen mayormente Disney y DreamWorks en los complejos habituales, pero ningún proyecto ha logrado mantenerse tan constante como La Matatena. Conformada inicialmente como una muestra de cine para niños y no tan niños, se ha convertido en una asociación civil que organiza el festival infantil de mayor popularidad en México. Fue en 1995 cuando Liset Cotera comenzó a desarrollar su propia aportación por el público pequeño, alejada de que la única prioridad en la cinematografía son las pantallas grandes, donde predominan las producciones de Hollywood con efectos especiales y temáticas de ciencia ficción. En entrevista con ZETA, la directora del festival que cada año se celebra en la Ciudad de México durante la segunda semana de agosto, habló sobre las fortalezas que han mantenido vigente al evento: “Nuestro gran éxito, y el del cine para niños, ha sido el acotar  los criterios de su producción sin restarles calidad. Es decir, siempre procuramos llevar un mensaje sin ponerles un mundo rosa, son niños pero como tales deben ver la vida a su manera, no tenemos que polarizarles todo en ‘los buenos’ y ‘los malos’. Al contrario, deben vivir con lo que hay, pero desarrollar su criterio para la solución de conflictos. En eso ayudamos; les dejamos ver cómo crear herramientas para lidiar las soluciones, siempre sobre los temas que les preocupa e interesa”. Cuernavaca, Morelos, además de Monterrey, Nuevo León, son las sedes externas a las que se ha logrado expandir el festival. Sin embargo, la demanda del público infantil se extiende a lo largo de la República Mexicana, por lo que el trabajo en el tema sigue siendo amplio y con trabas que hacen que su desarrollo sea lento. En esas acciones urgentes a resolver entra el financiamiento anual del festival, y sobre todo, el presupuesto que se destina al cine mexicano en cuestión de creaciones para niños. El primero de los puntos se sobrelleva gracias al apoyo que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), a través de Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE),  ha asignado a La Matatena en los últimos años, pero al ser un fondo con convocatoria abierta, Cotera lo sigue viendo como “tender a desaparecer si se lo dan a otro, estar colgados de pincitas sobre lo que decidan”. Mientras que en regulaciones cinematográficas resaltó: “Nos falta demasiado porque no hay una producción muy vasta, solo hay iniciativas como la de IMCINE para inscribir algunos cortos para niños en ficción y animación, pero eso es a veces. Como tal, la atención se está quedando alejada de tener especialistas y hacer trabajos multi-disciplinados. El punto aquí es lograr rescatar que los niños vean un cine de calidad, y para eso hay que ser respetuosos hasta en los presupuestos. De pronto todos quieren hacer de todo y no, hay que especializar gente”. El esquema propuesto por Liset Cotera es el desarrollado desde 1982 por los países nórdicos, donde la profesionalización de puestos y una política pública regulada, ha conseguido que entre el 20 y el 25 por ciento del presupuesto del cine, específicamente de Dinamarca, Suecia y Noruega, se destine a trabajos infantiles. Un entramado de producción, festivales y proyectos para escuelas, con el objetivo de detonar la reflexión de los niños en asuntos ciudadanos de su interés, sería la meta del proyecto. A decir de la iniciada en televisión cultural, dentro de la similitud que podría adoptar México si los gobiernos facilitan una nueva normatividad, se encuentra el crear un acervo que rescate las tradiciones del país, como Europa del Este lo hiciera en los 50s, mediante diferentes técnicas de animación. México, atrasado en cine infantil Distante a Dinamarca y conocido por ser el paraíso del cine para niños, México ha encontrado en La Matatena la forma de darle frente al amplio rezago que tiene en cuanto a películas y cortometrajes para el público menor. Pero no por ello, el festival ha tenido ayuda de regreso, más allá de los fondos becarios que obtiene, por lo que en cada edición, de tres a cuatro personas conforman el equipo de trabajo encargado de toda la programación que presentan. Talleres de realización y apreciación cinematográfica al frente de cuatro encargados, proyecciones, charlas y dinámicas con los asistentes, son parte de la oferta que brinda  La Matatena, cuya directora está afiliada al Centro Internacional de Cine para Niños y Jóvenes (CIFEJ, por sus siglas en francés), que trabaja en pro de alternativas de cine no comercial para pequeños. Es gracias a esa asociación que el festival cuenta con un amplio repertorio de mini producciones que de otra forma no llegarían al país, por lo que en cada función que se realiza en México, se lleva a cabo una traducción simultánea para los asistentes, ya que los miembros que conforman la asociación no gubernamental, proceden de los cinco continentes y usan su idioma original para grabar. “Nos lleva once meses planear lo que presentamos cada año,  pero vale la pena cuando vemos que lo hecho por los niños en los talleres cuenta con lenguaje cinematográfico y calidad. Todo lo hacen ellos al momento, asesorados, y en la post-producción se les ayuda y crea música original. Ésa ha sido nuestra forma de trabajo y ahora creemos que hay que transmitir la metodología, y poder lograr tejer un esfuerzo entre todos, así sean  presupuestos que no son fáciles de conseguir, pero que debes lograr para mejores logísticas y propuestas”, concluyó Liset Cotera.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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