Surgir de la democracia y el republicanismo. Estimado lector, en esta tercera nota del tema donde en cada una de estas columnas procuro dar títulos, datos y cifras sólidas con fuente en lo leído, y donde procuro mencionar algunos de los libros que he tenido la fortuna de leer, cambiaré, de que somos aún faltos de lectura y cultura, a por qué nos falta criterio en hechos para saber analizar. Y, buen lector, nosotros de los países latinos, somos herederos por España de la cultura occidental europea –y en nuestra América mezclada o mestizada con lo aborigen de nuestros antepasados indio-americanos– sabemos que por los hermanos Rómulo y Remo se fundó Roma en la región del Latium –o Lacio– en Italia, en el año 753 antes de nuestra era cristiana, y por eso nos decimos latinos. E iniciaron a base de leyes duras por ser gente rústica de la región. Un cuarto de milenio después, en 510 a. C., en la aún entonces joven Roma fue arrojado el gobernante Tarquino, el joven apodado “El Soberbio” –por abusivo con los pobladores súbditos–, y en base a las tribus se designaron tribunos para oficiar mediante tribunales. Iniciando el gobierno de “res publicum” –o sea, cosa del pueblo–, hoy republicanismo. También sabemos que solo cuatro años después iniciándose con Clístenes en Atenas, en la Grecia clásica, en el año 506 a. C. surgió la democracia –de “demos” (pueblo) y “kratos” (poder) –. Así, hace poco más de 2 mil 500 años surge por los habitantes del mundo euro-occidental, a través de nuestro pasado español, el concepto de que el pueblo, vaya, la ciudadanía (en la acepción moderna), debemos ser quienes demos la guía y fijemos el rumbo a los servidores públicos. Las repúblicas y la democracia. Éste es el verdadero origen histórico y social. De nuestros antepasados los latinos y griegos. No de los germánicos anglosajones, ingleses o de E. U. Pero, cuando en vez de ser servidores, los políticos o gobernantes (junto con cómplices corruptos) excluyen a los ciudadanos virtuosos y pueblo, degeneran en “oligarquía”. Y si un grupo se procura sólo lujos y excesos se le conoce como una “plutocracia”. Los gobernantes o plutócratas abusivos arrastran a una “tiranía”. Esos políticos cuando se imponen como mandamases y no respetan –o, peor, se imponen en contra de– la voluntad del público ciudadano, ni leyes, caen a lo que denominamos “dictadura”. La dictadura abusiva y que no respeta las leyes también se llama “despotismo”. Continúo aquí por mencionar al diplomático, pensador y autor italiano del Renacimiento Niccolo Machiavelli (Nicolás Maquiavelo), quien nació el 3 de mayo de 1469, en pleno Renacimiento y murió en 1527. Entre sus obras están piezas dramáticas como “La Mandrágora” y “Clizia” e históricas como “Historia de Florencia”, “Anales y Crónica Florentina”, “Estudios de Pisa”, las “Décadas de Tito Livio”, o diversas como “El Arte de la Guerra”, etcétera. Y la más citada, que leí hace más de 30 años, “El Príncipe”, apareció en 1513 y no produjo escándalo, hasta después por el protestantismo. En ella fue muy franco y directo acerca de lo que han hecho los políticos –no de él en lo personal–, pero que el vulgo no lee e irónicamente “le cuelgan los muertitos” difamándolo y propagando negativamente su nombre. Y aclaro que la pragmática “el fin justifica los medios” no fue de Maquiavelo, sino (antes) del romano Ovidio. Con aguda visión escribió que entre “las cualidades (de los políticos)…la prodigalidad (despilfarro) perjudica…(ya que) consumirá en tales obras todas sus riquezas y se verá obligado…a imponer excesivos tributos, a ser rigurosos en su cobro y hacer todas las cosas que hay que hacer para procurarse dinero…lo cual (perjudica) a muchos (el pueblo) y beneficiado a pocos (los influyentes)…y peligrará (haciéndose odioso)…Así un príncipe…si es sensato…sin gravar al pueblo, será tenido siempre por más generosidad con todos aquellos (ciudadanos) a quienes no quita, que (los influyentes) a quienes no da, que son pocos”. Y cerró indicando: “sólo hemos visto hacer grandes cosas a los (caudillos) considerados como tacaños…En consecuencia, un príncipe debe…no robar a sus súbditos”. Ahora, amable lector, ¿qué opina Usted tras leer lo que de verdad escribió el pensador Maquiavelo de los políticos?, no de él. Nos taladran la falsificada historia como “lavado de cerebro” de que los tenochcas aztecas eran positivos y buenos, nada más falso, vivían de traicionar, robar y esclavizar a otras tribus. Se le hará increíble a quien no lee historia (sea Bernal Díaz, José Fuentes Mares, los Códices indios, Gomara, etcétera), que la esclavitud y tráfico de presos, el machismo y harenes de mujeres, canibalismo humano, cobro de tributos (en bienes y en sangre) eran prácticas de los aztecas. En 1519 salió de Cuba Hernán Cortés, persona de carácter serio –que vestía bien pero sobrio y sin lujos– con temperamento alegre y optimista, que sin ser soldado resultó valeroso y genial. Se enteró que la tribu dominante de esa parte de Mesoamérica eran los tales tenochcas aztecas, abusivos, rapaces y crueles, o sea una tiranía. Triunfó con solo mil españoles contra 25 mil, porque de las tribus de Veracruz, Puebla, y los propios nahuas de Tlaxcala y los hoy de D. F. y estado de México se le unieron por miles, para acabar con el insoportable despotismo azteca. Sí, así de increíble la verdadera historia de mi México, y más aún, lo confirman cronistas de tribus no aztecas, como Tezozómoc e Ixtlilxóchitl. Y que una vez independientes, el siglo XIX fue de tres dictadores unipersonales, Antonio López (de Santa Anna) entre 1823 y 1855. Seguido de Benito Pablo Juárez García de 1857 a 1872. Y del General Porfirio Díaz de 1877 a 1910. El siglo XX fue una dictadura “benévola” de un solo partido –u oligarquía despótica– de 1929 a 2000, con el PRI. Y que en este siglo XXI, del tercer milenio, bajo otra forma de oligarquía –la partidocracia– vemos una plutocracia con el PRI, su clon el PRD y el hoy día también transmutado a clon que es el PAN, corrompidos todos. Con realidades pues, lector, se desengañan las difamaciones, como contra Maquiavelo, o mentiras de que los pueblos indígenas vivían de maravilla bajo los dizque patrioteros aztecas. Definitivamente es valiosísimo que los ciudadanos leamos para no vivir engañados o creer difamaciones ni mentiras. Continuaré. José Luis Haupt Gómez