En medio del desierto de la Sierra de Guadalupe, al Norte de Baja California Sur, se localizan las pinturas rupestres de la Trinidad, que según investigadores, tienen por lo menos 5 mil años de antigüedad. En el lugar habita Leonel Orozco, propietario del rancho y delegado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para reguardar la zona, quien comenta que son cientos de personas de todo el mundo las que llegan a conocer las pinturas. Asimismo, refiere que la zona era campo de caza de los primeros pobladores, siendo el venado símbolo de poder y alimento. “Se le identifica como un centro ceremonial de una cultura todavía ignota, no bien conocida del centro y del norte del estado, el venado más perfecto hecho de la prehistoria y que nos identifica a nivel mundial”, explica. Sobre las imponentes paredes de piedra, se aprecian las marcas plasmadas en diversos colores como rojo y negro, con figuras bien detalladas en forma de venados y otros animales. También hay una zona donde aparecen huellas de manos de tamaño pequeño, lo que hace referencia a huellas infantiles en un encendido color blanco, como si todavía estuvieran frescas. “Esta área es la única que registra manitas infantiles juntas, se dice que era una forma de registro civil de hijos de jefes, como sabemos, dentro de esta cultura muy ignota, seguimos siendo en teoría en hipótesis, pero es única por las manitas el chamán y el venado perfecto de la Trinidad”, enfatiza el propietario del rancho. Se dice que esta zona era un centro ceremonial y que los pintores formaban parte de distintos grupos establecidos en pequeños territorios. Todas las obras tienen el mismo estilo alusivo a la pesca y a la cacería.