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sábado, septiembre 7, 2024
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La política y sus acuerdos tramposos

No hay duda alguna. En las pasadas elecciones presidenciales alguien hizo trampa. Hubo desde reparto indiscriminado de despensas, intimidación, reparto de tarjetas prepagadas, desvío de recursos, guerra sucia. Todo lo que se supone se debe suprimir de raíz en una democracia real del siglo XXI. De cualquier modo, a nadie debe sorprenderle lo que sucede en nuestro país, cuna de las corruptelas institucionales. En nuestra nación las leyes obsoletas no se modifican, los mismos depredadores del presupuesto siguen acaparando el poder, los acuerdos para lograr reformas se supeditan a intereses particulares. En suma, el poder y la política en México son un negocio de cúpulas donde la gente que ellos representan les significa un lastre costoso y molesto más que una prioridad. Todo mundo sabe, especialmente los astutos políticos bajo qué reglas torcidas se juega el ríspido cotejo del poder. No se vale, por ejemplo, que los políticos se quejen ahora de que se reparten despensas y de que se usan recursos mayores a los permitidos si ellos mismos toleran estos mismos actos en sus partidos y campañas. Nadie es inmune a recurrir a estas trampas simplemente porque se dan cuenta de que el que no hace uso de estratégicos recursos ilícitos, le regala una ventaja al que sí los usa sin escrúpulos como el PRI. De modo que el lema parece… Si tú haces trampa, yo también la hare porque eso es símil de justicia. Mucho del problema no son los hombres en el poder quienes solo compensan la balanza del resultado adverso. ¿Las mismas leyes opacas y laxas son las culpables principales? ¿Éstas son las que permiten semejantes tropelías y abusos? ¿Me pregunto por qué se pueden repartir tarjetas a la gente para coaccionar el voto? La respuesta es debido a que solo existe una multa para quien sea sorprendido y no amerita cárcel automática o pérdida de registro del partido. En cualquier caso las leyes mal hechas hacen ver a los políticos que bien vale la pena una multa mientras que al final, a pesar de haber hecho trampa, me quedaré con la presidencia o con un puesto político. La trampa paga demasiado bien en nuestro país y los poderosos lo saben. Porque me pregunto, ¿tampoco se da la nulidad de elección cuando existen tantas evidencias de corrupción? Porque los estándares de pruebas son demasiado ilógicos ya que es prácticamente imposible probar tales hechos con  tales pruebas. Si te graban por teléfono haciendo planes para cometer un fraude lo primero que desacredita el hecho es que la llamada se hizo ilegalmente. Si graban un video donde se estén cometiendo evidentes fechorías, los abogados y participantes del hecho ilegal plantearán que son editados y serán desechados con seguridad, y entonces ¿cómo pruebas el hecho? Por estas leyes inoperantes y muchas cosas más, estoy seguro de que los furiosos alegatos de AMLO y de Acción Nacional de que hubo una elección inequitativa y tramposa serán desestimados y finalmente el tramposo más hábil será nuestro  presidente. Pero ni el PAN ni el PRD tendrían mucho de qué quejarse. El PAN aprobó la guerra sucia editando un video donde Andrés Manuel llamaba a la lucha armada lo cual fue probado que era tomado fuera de contexto. Andrés Manuel toleró que se le diera a la gente despensas y dádivas ilegales siempre y cuando los depositores del cohecho votaran por él como candidato. ¡Igual de corruptos y ventajosos que el PRI! Así que no hay que preguntarse ya qué pasa en México sino el por qué toleramos que pase lo que no debe suceder. Hasta que no desterremos, repudiemos y maldigamos la corrupción rampante en todas sus formas, en nuestro país podremos esperar que nunca ganará el presidente legítimo sino el que mejor disimula y aprovecha las trampas para llegar al poder. Toraijin Arendori Tijuana, B.C. Correo: atoartfilosografic@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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