Algunos colegas y amigos me han hecho llegar su felicitación por el aniversario 30 de El Colef, y se han sorprendido de que no aparezca en el programa del evento conmemorativo ni aparentemente siquiera haya sido invitado. Para aclarar esta situación ante ellos y ante la propia comunidad de la institución decidí redactar este mensaje con tres propósitos específicos. 1. Felicitar(nos) por los 30 años de una de las instituciones que más ha aportado al conocimiento sobre los procesos sociales que ocurren en la frontera norte de México. La felicitación corresponde a toda la comunidad y no solo a sus autoridades o a sus cercanos. 2. Denunciar y hacer evidente una vez más la campaña difamatoria y de hostigamiento en mi contra, que las autoridades actuales de El Colef han instrumentado y que incluye la promoción de mi inhabilitación por parte de la Secretaría de la Función Pública –la cual actualmente estoy impugnando, por un asunto totalmente falso. He sido marginado de cualquiera de los eventos de este aniversario a pesar de haber estado en la institución 24 años, de los cuales fui su Presidente durante 9, justo los inmediatos anteriores a la actual administración, Secretario General Académico 4 años, Director General Académico 2 e investigador 18. Como si esos 9 años, la tercera parte de los 30 que se festejan, pudieran olvidarse. Como si todos los que en esa etapa trabajamos para el Colef pudieran ser ignorados. 3. Invitar a una reflexión sobre cómo la actual administración interpreta la gestión y conducción institucional tomándola como un asunto personal, faccioso, de amigos, de grupos, de fiestas, de pertenencia a grupos políticos y partidistas (que me imagino ya estarán reorientando), que margina a distinguidos miembros de la comunidad de El Colef (por supuesto no me refiero a mí). Basta ver el programa del “evento” y sus participantes de la institución y más bien sus ausentes, para constatar que se deja fuera a investigadores que han sido objeto de reconocimientos académicos nacionales e internacionales. En ningún centro de investigación que yo conozca, la reflexión sobre la trayectoria de la institución la modera el encargado del área administrativa. Sin demeritar a algunos de los que participan en la reflexión y sin ni siquiera suponer que los que no están necesitan de estos espacios para contribuir al conocimiento de los asuntos fronterizos. Vaya para estos últimos un especial reconocimiento por lo mucho que han aportado a El Colef. Efectivamente, no fui invitado al “evento”, y he sido eliminado de las publicaciones referentes al 25 aniversario. Se ignora así no solo mi trabajo, sino el de un equipo. Quizá deba interpretar que no soy “amigo” del actual Presidente de El Colef y de sus colaboradores. Ésa es, sin duda, una de las mayores distinciones de las que he sido objeto. Atentamente Jorge Santibáñez
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