Los zombies no se apoderaron de Londres, Inglaterra el viernes 27 de julio, como sucediera en las películas “28 Days Later” (2003) y “28 Weeks Later” (2007), bajo la dirección de Danny Boyle. Si algo arrasó con la entidad en el estadio olímpico, fue el característico humor de los británicos y una logística de primer nivel, que se extendió a cuatro horas de entretenimiento para todos los gustos. 42 millones de dólares, 15 mil voluntarios, 70 ovejas, 12 caballos, 10 pollos, 10 patos, nueve gansos, tres perros, tres vacas, dos cabras y la obra teatral “La Tempestad” de William Shakespeare como inspiración a lo que se vería, conformaron la rara lista de preparativos previamente revelados para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. De ahí que la expectación se elevara en las últimas semanas, sin embargo, ninguna propuesta formulada como posible, vislumbró la magnitud del espectáculo que inició con la aparición del actor Kenneth Branagh (“My Week with Marilyn”) en una campiña inglesa que evolucionó a etapas como la Revolución Industrial y la lucha de las mujeres por su derecho a votar. Dentro del recorrido, el paso por la literatura quedó a cargo de un fragmento de “Peter Pan” en voz de J.K. Rowling, creadora de “Harry Potter”, que permitió un desfile de personajes emblemáticos en la historia de los libros británicos y el cine, que como otro rubro de peso, se integró. Lord Voldemort, personaje de la saga protagonizada por el joven mago; Cruella de Vil, de “101 Dálmatas”; el Capitán Garfio desde Nerverland y la Reina de Corazones de “Alicia en el País de las Maravillas”, fueron los villanos presentes que se esfumaron tras la aparición de decenas de Mary Poppins descendiendo del cielo, en defensa de los niños que acechaban a los antagonistas al ritmo de “Tubular Bells”. Como contraste a la escena infantil, es necesario mencionar que la canción emitida en vivo por su autor, Mike Oldfield, adquirió popularidad mundial al ser parte del soundtrack de la cinta “El Exorcista” (1973). Llegaba el turno de las risas y lo que en redes sociales se comentaba en broma, terminó por ser una realidad, cuando el cómico Rowan Sebastian Atkinson, mejor conocido como “Mr. Bean”, tuvo un espacio en el escenario junto a la Orquesta Sinfónica de Londres. En el mismo contexto de humor, el actor Daniel Craig en su papel de James Bond, fue en búsqueda de la Reina Isabel II hasta el Palacio de Buckingham, para abordar un helicóptero del que en supuesto, más tarde saltaron hacia el Estadio Olímpico. Un homenaje a la televisión hecha en Inglaterra y sus programas icónicos, además de la aparición de Tim Berners-Lee, conocido como “El Padre de la Web” por ser la mente detrás de la World Wide Web (WWW), antecedieron la máxima intervención del acto, cuando el legado de la Invasión Británica y el brit pop al mundo, tomó el relevo. David Bowie, The Rolling Stones, Queen, Sex Pistols, Eric Clapton, The Who, OMD, The Kinks y Blur, fueron algunos de los grupos que se escucharon en el recinto, mientras una especie de musical se ejecutaba con una trama amorosa de por medio, en la que se incluyó la importancia de sitios como Facebook y Twitter. Con la parafernalia a tope y alejados del pronóstico de que era Muse, los Arctic Monkeys llegaron para interpretar el primer sencillo que los dio a conocer en 2005, “I Bet that You Look Good on the Dancefloor”, extraído de su álbum “Whatever People Say I Am, That’s what I’m Not”. Aunque remover sus memorias iniciales en la música, no se comparó al cover que interpretaron de The Beatles, a través de “Come Together”. La canción era solo un adelanto del gran cierre a cargo de Sir Paul McCartney, que a minutos de salir al escenario, reveló su participación al publicar un tuit. “Hey Jude” fue la pieza que entonó durante esa noche, cobrando solamente una libra. Saturado en temas y desviado del formato tradicional de inauguración, lo cierto es que el espectáculo que creó Danny Boyle al mero estilo cinematográfico, por obvias razones, se disfrutó naturalmente por los 80 mil asistentes en el estadio y miles de espectadores alrededor del mundo. En buena medida, gracias a la fluidez amena de cada aparición, la novedosa estructura que ahora eleva el rango de expectativa para futuras ediciones y el uso de música emblemática de varias épocas. La colaboración del músico Alex Trimble, de Two Door Cinema Club, fondeando el arribo de los deportistas con la llama olímpica, cerró el recorrido que planeó el director de “127 Hours” (2010) y ganador del Óscar por “Slumdog Millionaire” (2008).