El periodismo “es la conciencia y la memoria de la sociedad”: Sergio Haro Cordero

“Sergio Haro es un caso especial en el periodismo de Baja California”, escribe Tomás Di Bella al iniciar el prólogo que enmarca “No se Olviden de Nosotros”, título que en estos días pasó a formar parte de los lanzamientos de 2012 de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). En verdad no hay mejor manera de describir al reportero que lleva más de 30 años de ejercer el oficio en esta región fronteriza. Nacido en Sonora en 1957, pero mexicalense hasta en el “feeling” con que narra las situaciones que le llaman la atención, siempre considera la realidad de los entrevistados y el entorno de la noticia. Hace notas con una capacidad de empatía admirable. Como bien resume y enfatiza el autor en su texto introductorio, “… en el apresurado recuento de estos hechos y el cuarto de siglo que le corresponde, el hilo común sigue siendo el reclamo de la gente, de los grupos, de los ciudadanos que son golpeados por la crisis, la corrupción, la impunidad y la evidente indolencia gubernamental”. Así, Haro ha hecho camino desde las páginas de ZETA y otros medios de comunicación que le han servido como espacios donde empezó a escribir su crónica desde los años ochenta. Tres décadas más tarde, el quehacer de Sergio ha tenido tantos matices que en 2011 llamó la atención de Bernardo Ruiz, un realizador mexicano radicado en Nueva York que fincó el documental “Reportero” en el trabajo diario de quien estudió la Licenciatura en Educación en la Máxima Casa de Estudios que ahora también recompila las historias de una trayectoria periodística en curso. — ¿Cómo surgió el proyecto para hacer este libro? “Resulta que hace como tres años recibí una propuesta de una periodista del DF, para hacer un libro sobre la violencia en el país, me propuso que yo hiciera la parte de Baja California, así como otros compañeros harían lo mismo en Tamaulipas, Guerrero, Sonora, sumado a una serie de entrevistas con funcionarios clave de la PGR, SFSP. “Hice mi parte con dos temas de Tijuana, el ataque al camión de valores que generó una sangrienta respuesta contra jefes policiacos y el enfrentamiento en El Cañaveral, que suscitó la división en el CAF entre ‘El Ingeniero’ y ‘El Teo’, y en Mexicali el atentado contra Díaz Lerma, secretario de Seguridad estatal y el llamado narcovideo. Desde mi punto de vista los cuatro mostraban una ‘fotografía’ sobre el nivel alcanzado por la violencia del narcotráfico, el caso es que el proyecto del libro no prosperó y me quedé con esos trabajos. Me ofrecieron publicar en dos, tres partes, pero no me convenció la idea y en ZETA los temas ya habían sido abordados en su momento. “De ahí me surgió la idea de juntar otros temas publicados a lo largo de mi carrera en eso del periodismo y empecé a recolectarlos, algunos de mi archivo, otros de la hemeroteca de ZETA, La Jornada, Sietedías, La Crónica; y cuando ya tenia una veintena y miré todo el material, me pareció interesante publicarlos en conjunto, pero no sabía exactamente dónde ni con quién. “Busqué a un amigo que es escritor, Tomás Di Bella, para proponerle que me ayudara con un prólogo, ‘lo que tú escribas lo publico tal cual’, le dije, y me pidió le enviase los textos. Al revisar el material y trabajar en el prólogo, a él se le ocurrió proponerlo al departamento editorial de la UABC, donde él trabaja, y me pidió autorización para mostrar el material a la entonces directora, Rosa María Espinoza, quien de inmediato se entusiasmó con la idea y ahí empezó un largo proceso al interior de la Universidad para llegar hasta la publicación. En el ínter de repente me topé un fin de semana que Rosa María fue relevada de la Dirección del Departamento Editorial y había una nueva encargada, Maricela López Ornelas, quien retomó el proyecto. Estamos hablando de un proceso que ahí en la Universidad duró más de un año”. — ¿Qué criterios utilizaste para seleccionar el material? “Empecé a reflexionar sobre algunos temas que me habían llamado la atención en su momento, algunos que me habían gustado y otros por su relevancia en la historia de la región, como el asesinato de Colosio, la muerte de Terán y la pugna intestina de los panistas por la sucesión, o el caso de un participante en el fraude electoral que me buscó para explicar de primera voz lo que habían hecho. En este último caso, se demostraba lo que tanto habían denunciado los panistas y que nadie les hizo caso. Otros temas me “pegaron” por su cercanía, como el asesinato de Benjamín Flores, quien aparte de entrañable amigo, había sido parte fundamental del grupo impulsor del semanario Sietedías. Otros por su temática social e impacto, como el de la rickettsia en Mexicali o el temblor de 2010, ambos publicados en ZETA. “Yo mismo medio me sorprendí cuando localicé mi primer reportaje publicado en un semanario donde empecé esto del periodismo, un proyecto independiente de un grupo de egresados de la UABC, Foro, donde me contrataron de fotógrafo sin saber fotografía, y después de un accidente donde murieron 22 jornaleros agrícolas en San Quintín, me enviaron a cubrir los hechos. Lo que me sorprendió fue la fecha: noviembre de 1984, hace como 27 años”. — ¿Qué objetivos buscaste al integrar el contenido del libro? “Pues la idea fue conjugar varios temas, no solo el de la original violencia del narco -que es un tema desafortunadamente muy vigente-, sino otros temas sociales, como el de la huelga en la UABC, el relajo que dejó la ultima administración del PRI, la frontera y la incierta situación laboral de los trabajadores transfronterizos. Creo que resulta una suerte de mosaico histórico de hechos acontecidos en la región, y que quizá para gran parte de las nuevas generaciones es desconocido”. — ¿El haber hecho este recuento te generó una idea más amplia de tu trabajo periodístico? “Pues al ver el todo, así como que a manera de balance, pienso que ha sido una etapa interesante en la historia de la región, y que por supuesto ha repercutido en mi formación como reportero, independientemente de qué tan bien o mal estén abordados los temas. Ha sido una parte significativa de lo que ha sucedido en Baja California durante estos muchos años”. — ¿Tienes algún otro proyecto de libro en mente a corto, mediano y largo plazo? “Hay una propuesta sobre un tema de migración que recién me hicieron y que estoy analizando, sobre todo por los tiempos. Me resulta interesante que, aparte del trabajo cotidiano, semanal, puede haber algunos temas que vale la pena profundizar”. — Por último, ¿qué es y cómo ejerces el oficio del periodismo? Esta pregunta parece muy básica, pero la respuesta refleja de lo que está hecho el autor… “Hace poco leí en el diario español El País una reseña sobre un encuentro de académicos especialistas en periodismo. Uno de ellos dijo una frase que se me quedó grabada y con la que coincido: ‘El papel del periodismo es explicar lo que sucede y cuestionar al poder’. Coincido porque en la práctica me he identificado con esa idea, creo que el periodismo debe ser crítico, ZETA es un buen ejemplo de esto, pero además debe explicar lo que sucede en términos sociales, económicos, políticos. Es la conciencia y la memoria de la sociedad. Esa ha sido la idea central por la que he tratado de caminar, yo no puedo decir qué tan bien o mal, pero por lo menos ese ha sido y sigue siendo el intento”.