Presumen es uno de los cuerpos localizados en Comondú Ciudad Constitución, Baja California Sur. Uno de los dos cuerpos sin vida localizados el miércoles 15 de agosto sobre una brecha del camino de terracería a la población de San Luis Gonzaga en el municipio de Comondú, podría ser el del narcomenudista Héctor Antonio Salazar Monzón “El Oaxaco” o “El H”, jefe de la plaza de La Paz y recientemente fotografiado por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) en compañía de Edgar Roberto Siqueiros Rojo y Raymundo Flores Aguilar, ex jefes de Inteligencia y de la Unidad de Reacción Inmediata de la Secretaría de Seguridad Pública en Baja California Sur. Aunque oficialmente -y al cierre de esta edición- la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no había emitido información relativa a la identidad de los dos occisos que estaban amordazados y torturados, la madre y la hermana del otro fallecido, de nombre José Guadalupe Puentes Calderón “El Garapiñado”, reconocieron no solo a su pariente; también identificaron al jefe criminal por el tipo de ropa que traía puesta y su complexión robusta. “Es ‘El Oaxaco’”, dijo una de ellas cuando estuvieron en el anfiteatro de la PGJE. Los familiares relataron que Héctor Antonio Salazar Monzón y su pariente -quien era su brazo derecho en Comondú- andaban juntos desde el 28 de junio por esa población agrícola, viendo tierras que el occiso pretendía adquirir por la zona. De hecho, el día que no supieron más de ellos fue cuando hablaron de ir a visitar a un agricultor de nombre Juan Manuel Pantoja Rivera, a quien intentaban comprarle un rancho, y quien al rendir su declaración, aceptó haberlos visto con vida el lunes 13 de agosto. Un funcionario de la PGJE explicó a ZETA que existía el 90 por ciento de posibilidades de que uno de los muertos fuera “El Oaxaco” o “El H”, cuya identidad se terminaría de acreditar una vez que las piezas dentales sean sometidas a un estudio en la Dirección de Servicios Periciales. Los investigadores del caso aseguran que todo coincide por la temporalidad de la muerte y la fecha en que Héctor Antonio Salazar Monzón andaba por Comondú, y donde según testimonios recabados, “fue visto por Villa Morelos y San Luis Gonzaga”. Hasta el cierre de esta edición, la PGJE tenía abiertas tres líneas de investigación: 1. La disputa por la plaza del narcomenudeo entre Héctor Antonio Salazar Monzón “El Oaxaco” e Inés Zamudio Beltrán “El Zamudio”, quien hace un par de días había regresado para asumir el mando criminal de la organización de “Los Zamudio” junto con Manuel Garibay “El Manuelón”, recientemente llegado de la ciudad de Tijuana, y una de las células criminales del líder del Cártel Arellano Félix, de Francisco Sánchez Arellano “El Ingeniero”. 2. Los cabecillas del Cártel de “La Oficina” identificados por autoridades federales y militares como “El 30” y “El 7”, quienes recientemente llegaron a tomar la plaza de Los Cabos y buscan expandirse hacia otros municipios del estado, en virtud de que en su estado de origen, Aguascalientes, actualmente son perseguidos por la PGJE, la PGR y las Fuerzas Armadas. 3. Los ex servidores públicos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, quienes al verse relacionados en la investigación de la SIEDO y amenazados de que “El Oaxaco” o “El H” pudiera señalarlos en caso de ser detenido, determinaron asesinarlo. Sobre este último caso, ZETA publicó en su edición 2002 una completa investigación que la SIEDO sigue desde junio de 2011 en torno a los nexos que tenía “El Oaxaco” con agentes, jefes policiacos y ex funcionarios de la PGJE y de la SSPE. En el expediente de más de mil hojas aparecen muchos nombres de servidores públicos corruptos que cobraban el pago de sobornos a cambio de proteger al delincuente en sus operaciones ilícitas. Según la necropsia, “El Oaxaco” y “El Garapiñado” fueron degollados y tenían entre cinco y siete piquetes de arma punzocortante en el cuello por diferentes lados. Estaban atados de manos y pies, con indicios de quemaduras en la cara, pero debido a su avanzado estado de putrefacción -tenían entre cinco y seis días de fallecidos-, no pudieron ser identificados en el momento, hasta que sus familiares fueron a reconocerlos. José Guadalupe Puentes Calderón “El Garapiñado” vestía un pantalón de mezclilla marca Levi’s y playera negra, además de tenis Lacoste. Estaba atado con las manos de frente. Mientras que Héctor Antonio Salazar Monzón “El Oaxaco” o “El H”, vestía un pantalón de mezclilla marca Levi’s, cinto color café y playera de color azul, con tenis color blanco. Estaba atado con las manos por detrás. Los dos cuerpos sin vida fueron encontrados el 15 de agosto, sobre un camino de terracería que conduce al poblado de San Luis Gonzaga, cerca del Rancho 4 Corrales y la presa conocida como “El Higuajil”, a unos 42 kilómetros al sur de Ciudad Constitución.