La respuesta, por lo pronto y a reserva de mejorar, es sencilla: tres. Y los tres son de Baja California, son hermanos, son jóvenes y viven del presupuesto oficial. A uno de ellos le dio acomodo, pago, viáticos y trabajo para mantenerse del presupuesto. Los otros dos están cobijados por la ubre federal y por gracia, obra y complacencia del gobierno federal que encabeza el Presidente Felipe Calderón. Uno por lo menos tendrá trabajo hasta el 2013, pero a los otros dos se les acaba la suerte gubernamental a partir de diciembre de 2012. Las sillas que hoy ocupan y el erario que les asignaron, deberán soltarlos para dar paso a funcionarios emanados del PRI. Se trata pues de los hermanos Torres Torres; Luis, Carlos y Miguel. Los tres consentidos del panismo la han pasado muy bien desde tomada la decisión de pertenecer a ese partido cuando ya el PAN era gobierno y ellos iniciaban su vida productiva pero mejor se dedicaron a la política. Luis y Carlos tienen puestos federales, el primero es Administrador de la Aduana en Tijuana, mientras el segundo la hace de delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Baja California; el tercero, Miguel, es director del Instituto de la Juventud del Gobierno del Estado. Los hermanos Torres han sido favorecidos en la gracia del PAN con chambas de buena paga y algo de prestigio. Lástima que el PRI desplazará por lo menos a dos de ellos, cuando –si se valida la elección del 1 de julio de 2012– Enrique Peña Nieto tome protesta y entonces sí, reparta las delegaciones federales a los suyos. Claro que siempre estará –al menos por un año más– el “Papá Gobierno del PAN en BC”, para unir a los Torres en una chambita estatal, pero bien remunerada. La suerte de nacer en el partido correcto y en el momento de triunfo.