El profe Renato Dávila, gran ser humano que se caracterizó por su sencillez y simpatía. Siempre fue el primero en llegar a la secundaria para recibir a sus alumnos y compañeros con una gran sonrisa amistosa pero discreta. Al iniciar la jornada de trabajo se dirigía a su auto y bajaba todo lo necesario para trabajar, desde su portafolio con lista de asistencia, hasta su computadora y cañón para hacer más interesante su clase. Siempre lo reconocimos por su voz ronca pero amable, su gran compañerismo con maestros y alumnos. Renato, de una forma desinteresada premiaba a todos sus alumnos con medallas que él mismo diseñaba. A la hora de los honores a la bandera lo mirábamos preparando el equipo de sonido para que todo saliera perfecto. Cuando necesitábamos hacer algún arreglo al mobiliario de la escuela él con toda amabilidad nos prestaba la herramienta necesaria para nuestro cometido. Su gran distinción fue ayudar a todos sin esperar algo a cambio, nunca se buscó problemas con nadie, siempre fue sencillo, alegre y carismático. Es por eso que estamos todos muy tristes esperando una pronta resignación, lo que sí es seguro que Dios lo tiene en su santa gloria. Te extrañaremos, profe Renato. Guillermo Alfonso de la Torre Tijuana B.C.
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