Desde el Bordo Los resultados de la elección del 1ro. de julio, dejan nuevamente al descubierto la debilidad del sistema electoral mexicano, para impedir que los grupos de interés económico y político sigan imponiendo prácticas fraudulentas y de compra del voto en las elecciones. Sin importarles lo que opine la mayoría de la población, nuevamente hicieron de las suyas, corrompiendo la elección, negándole al país la oportunidad de dar los pasos que se requieren para avanzar en la verdadera transición hacia la democracia y hacia un modelo económico más humano que ponga en el centro las necesidades de la población, no las de las corporaciones internacionales ni las de sus lacayos beneficiarios en México de la aplicación de un modelo económico rapaz, que ha profundizado la desigualdad y empobrecido a millones, provocando violencia, desolación y muerte. Por tercera ocasión (la primera 1988, la segunda 2006 y ahora en 2012) las fuerzas democráticas de izquierda y la población que las apoya han tenido que ver pospuesto sus deseos de cambio y de mejoramiento en las condiciones de vida de la población, porque los que han usufructuado la administración del poder presidencial, desde 1940, se empecinan en mantenerlo a como dé lugar: en 1988 fue haciendo que el sistema de conteo de la votación se cayera, en 2006 fue a través de una campaña sucia e inflando la votación y hoy imponiéndose a través de las cadenas televisivas, de las encuestas amañadas y de la compra del voto; diferente táctica y un mismo objetivo, impedir que la izquierda gane la elección presidencial. Con el reconocimiento público del fraude electoral de 1988 por el ex presidente Miguel de la Madrid, la aceptación del juego sucio de Calderón con el “haiga sido como haiga sido” del 2006 y con la disculpa pública de Milenio Diario por el uso de encuestas amañadas y las declaraciones del presidente nacional del PAN y de su candidata Josefina Vázquez Mota, aceptando que hubo compra de votos, nuevamente derecha mexicana, ahora a través del PRI, se apresta a tomar las riendas del gobierno federal por otros seis años más. El uso de recursos extralegales por parte de la derecha mexicana, agrupada en el PRI y PAN, para impedir que la izquierda pueda obtener la presidencia de la República, deja ver la antidemocracia y autoritarismo de la derecha mexicana que puede aceptar que la izquierda mexicana tenga senadurías, diputaciones, presidencias municipales y alguna que otra gubernatura pero no la presidencia del país. Pero mientras la derecha prianista se empeña en barrer a la izquierda del mapa político del país, buscando imponer un bipartidismo tipo Estados Unidos para tener sólo dos opciones con las cuales jugar; desde abajo y al margen de los partidos políticos se viene gestando un movimiento social que no está dispuesto a seguir siendo comparsa de la comedia montada para vender la idea de democracia, cambiando para que todo siga siendo lo mismo; como si lo recetado hasta ahora haya tenido éxito. Ese movimiento está expresándose a través de organizaciones, como Paz y Justicia con Dignidad, pobladores de Atenco, padres de las víctimas de la guardería ABC de Hermosillo, #YoSoy132, pobladores de Cheran y otras más. En estos momentos el movimiento estudiantil #YoSoy132 es el que más presencia ha tenido en la calle. Previo, durante y después de la elección ha convocado a la población a impedir la imposición presidencial, no aceptar el fraude electoral, erradicar la corrupción y la simulación de la vida política. Mientras los jóvenes se manifiestan, un día sí y otro también y aportan pruebas del fraude, los intelectuales orgánicos, los medios de comunicación ligados al poder, algunas organizaciones empresariales y gremiales, lanzan nuevamente una campaña de linchamiento mediático contra la izquierda y Andrés Manuel López Obrador, por demandar la anulación de las elecciones, pues aún y cuando se reconoce el uso excesivo de recursos económicos en la campaña de Enrique Peña Nieto y la compra de votos (a través tarjetas del grupo financiero Monex y monederos electrónicos de Soriana en lo que según el coordinador del Centro de Estudios del Sector Bancario, parece “blanqueo de dinero”) hasta por Felipe Calderón y la dirigencia nacional del PAN, el cínico candidato triunfador reconocido por el IFE señala que eso es un “montaje, una mentira y una afirmación sin sustento… que engañan y generan confusión y duda en varios, entre ellos, el jefe del Ejecutivo Federal, obteniendo como respuesta (en un usted perdone) que el PAN no se sumara a la petición de anulación, pagando el favor del 2006 y dejando a la izquierda, ¡otra vez!, sola en la lucha por la democracia y la limpieza electoral como en 1988 y en 2006. Javier González Monroy es académico de la Universidad Pedagógica Nacional. Correo: tabano88@yahoo.com.mx