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Mis memorias del 1º de julio, 2012

Es triste ver que nuevamente la ignorancia en nuestro país es la que triunfó en las elecciones, no Peña Nieto, sino el sistema que lo empujó y ha manipulado por décadas la vida de nuestro bello México, lleno de recursos de todo tipo: naturales y humanos, pues estamos localizados, geográficamente hablando en un paraíso, con abundancia de todo, vida vegetal y animal, minería, costas, montañas, valles, desiertos, todos impactantes, y también los recursos humanos, pero éstos están ocultos. Somos gente trabajadora, pero con la visión equivocada. Trabajamos duro por miedo a “no dar el ancho y que nos corran”, porque tenemos que llevar el pan de cada día a nuestra casa, porque “debemos cumplir”. Tenemos gente muy preparada e inteligente, pero la mayoría de ellos terminará trabajando en el extranjero para que tengan oportunidades de crecimiento, apoyo o reconocimiento, como mi hijo mayor, que apenas a tres años de graduado ya trabaja para Microsoft en Estados Unidos. Lo extraño, pero mi intención como madre en su crianza fue darle las mejores herramientas para su futuro laboral y como ser humano, aunque tuviera que volar muy lejos del nido. Tal vez mis otros dos hijos terminen yéndose muy lejos también para buscar su desarrollo cuando terminen su educación superior, pues en México bien puedes terminar de empleado mal-asalariado siendo un profesionista si no cuentas con “palancas”. A lo largo de mi vida nos he observado, y lo único que nos falta es cambiar nuestra idiosincrasia, dejar de ver el trabajo como un “castigo”, nuestras responsabilidades diarias, laborales y familiares, como “una pesada losa en nuestras espaldas”, que sobre todo si somos burócratas o empleados, no nos podremos librar de ella antes de 28 a 30 años de servicio,  vivimos contando los días como niños antes de navidad, para que llegue el momento de jubilarnos para poder “descansar”. Necesitamos renovar nuestro espíritu humano, y vivir realmente, felices de poder respirar y existir, buscando ser mejores cada día, creativos, productivos, honorables;  social y ambientalmente responsables, dar lo mejor de nosotros mismos cada día. En esta jornada electoral fui convocada como tercer suplemente para una de las tres casillas (principal y dos contiguas) de la sección 858 (10 en total). Creí poco probable que me tuviera que quedar como funcionario habiendo otras seis personas que por organigrama estaban antes que yo, aún así me presenté al lugar de instalación de nuestras casillas a las 7.45 am como se solicitó, y vaya sorpresa de ver que sólo uno de los tres presidentes de estas casillas estaban allí y casi ningún otro de los nombrados funcionarios base. ¡Qué triste México que seamos tan irresponsables! Como pudimos mi esposo y yo empezamos a ayudar a instalar dos de las tres casillas en cuanto llegaron los otros dos presidentes (ya a las 8.00 am) y me quedé como primer escrutador en la casilla contigua dos. Por falta de organización previa estuvimos trabajando bajo el rayo del sol por casi tres horas hasta que se terminaron de instalar lonas y similares, algunos traídos de nuestras casas. Afortunadamente, el flujo de votantes fue mayor al observado en elecciones anteriores, lo cual nos mantuvo atareados casi todo el día y eso nos dio la sensación real de que estábamos esforzándonos por un buen fin. Estando localizadas las casillas en los límites de dos barrios de distinto nivel económico y lamentablemente social y cultural también, el flujo de electores nos permitió observar y censar. En plena jornada electoral uno confirma cómo el llamado “fraude electoral” no se dio el 1 de julio, sino meses, años, décadas atrás. La gran incultura de nuestro pueblo y su hambre es lo que nos hace presa fácil de mafias como el PRI y otros partidos políticos, que en mayor o menor nivel, usan recursos ilegales de proselitismo. Me dio tristeza ver cómo gente que aun siendo muy mayor de edad (más de 40 años), no sabía cómo sufragar, y tuvieron que pedirnos orientación, o gente que no sabía ni leer, pero salió con sus boletas electorales (sin doblar) marcadas por el PRI. Son gente que vive en las áreas más marginadas de nuestra ciudad, olvidadas por todos nuestros políticos (de todos los niveles), pero de muy fácil acceso a las brigadas de conocidos partidos que reparten despensas, materiales de construcción, tarjetas telefónicas o vales-despensa para supermercados, o de plano el billete de 500.00 pesos, condicionando el voto. Nuestra gente cae víctima de estos ancestrales zopilotes por su gran necesidad de todo lo indispensable para tener una vida digna, y sobre todo, por falta de educación. Contrario a esto, la gente con un nivel socio-económico más alto, no vendió su futuro y el de sus hijos por una triste despensa que les duraría unos días. Muchos jóvenes salieron a votar, y muchos participaron también, como el joven de 20 años que fungió como secretario en mi casilla (el cual entró también en relevo a la persona que se nombró como tal y no llegó). Este joven con toda su energía y buen ánimo aguantó las 15 horas que estuvimos allí, llenó toda la documentación (¡que es mucha!), sin haber sido capacitado para ello, aguantó los regaños cuando se equivocó, y hasta correteó a un votante que se fue con las boletas a una tienda cercana que porque quería votar con pluma y nunca nos preguntó si le podíamos proporcionar una. También hubo muchos jóvenes representantes de partidos, entre ellos mi hijo menor, en su primera jornada electoral. Los felicito a todos, ustedes son nuestro futuro y esperanza. Que no decaiga el ánimo, hay que mantener la fe. Pero también diré que faltaron muchos otros jóvenes, a quien les ganó la apatía y pereza, espero que esta carta les llegue aunque sea a uno de ellos y fuerce su intelecto y conciencia para la próxima. Me siento orgullosa de  nuestros jóvenes universitarios, que le dieron un tinte muy especial a estas elecciones, sus protestas y esfuerzo no fueron en vano, ustedes despertaron a muchos adultos que ya habían “tirado la toalla”, o que nunca habían participado. ¡Felicidades! Hoy lunes 2, reiniciamos nuestra vida cotidiana, con un mal sabor de boca, porque muy pronto tendremos como presidente de la República a un hombre tremendamente inculto, corrupto, inmoral, sin más capacidad intelectual que para memorizar un par de discursos; pero es nuestra realidad, la cual no cambiará mientras que todos y cada uno de nosotros no cambiemos. Cada uno tenemos que trabajar y vivir con más responsabilidad y honorabilidad, cada uno cuenta. Debemos ser los constructores de nuestro destino y no sólo los observadores, pasivos, mudos. A los que nos ha tocado en la vida ser maestros o educadores, tenemos la mejor arma para el mejoramiento y cambio en nuestra sociedad, la educación, que no se nos olvide.  En las aulas tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos, prepararnos continuamente, y más que nada, estar en el magisterio si tenemos vocación para ello, y no sólo por una cómoda plaza. Nuestro México está hambriento, pero no sólo de alimento, sino de justicia, de oportunidades, de esperanza, y el único camino es capacitarlo para el trabajo, invertir en fuentes de empleo, limpiar de corrupción nuestras instituciones, incluyendo a el IFE, a las policías, los sindicatos, etc. Pero nuevamente, el único camino es la educación de nuestra gente. No podemos permitir que este derecho de nuestro pueblo y obligación del gobierno, recaiga en televisoras nacionales como Televisa y TV Azteca, que bombardean nuestros hogares con información tergiversada, novelas, programas cómicos y matutinos llenos de mujeres voluptuosas con poca ropa y aún menos contenido. La gente pobre ni siquiera sabe qué es el internet o las redes sociales, mucho menos que tenga acceso a ellos, o a libros o revistas con contenido. El analfabetismo en nuestro país es aún muy alto, y eso le conviene a nuestros políticos corruptos, no debemos seguir permitiéndolo. <p align=”left” class=”p”>Envío un afectuoso saludo y felicitación a los miles de funcionarios de casillas que como yo, aguantaron la larga jornada y cumplieron con su deber ciudadano, el cual también es un derecho. Pienso en los ciudadanos de lugares como Mexicali, donde las temperaturas son muy altas, y aún así cumplieron. Por ustedes estoy orgullosa de ser mexicana. Irma López Gamboa de Torres Correo: ilopezgamboa@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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