Un día, en cierta carretera, hubo un accidente y una mujer quería ver lo que pasó, pero la multitud le estorbaba y comenzó a gritar: “¡Con permiso! ¡Soy familiar, soy familiar! ¡Déjenme pasar!”. Al escucharla, la gente se apartó del camino permitiéndole el paso a la entrometida. En eso, feliz porque su estrategia había funcionado, la mujer se acerca al sitio donde ocurrió el siniestro… y que va viendo que solo había un burro muerto. Autor: Una mujer discreta.