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miércoles, octubre 2, 2024
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La resurrección de los partidos Comunista y Popular Socialista

“Los más peligrosos son los que no desean comprender que, la lucha contra el capitalismo, si no se halla ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo revisionista (es decir, contra los que tergiversan el marxismo-leninismo), es una frase vacía y falsa”: V.I. Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo. P. 163. 1917.   Hay tres minúsculos partidos políticos en el país que se ufanan de ser verdaderos marxistas-leninistas. Enarbolan, con mano trémula, la bandera roja con la hoz y el martillo. Algunos de ellos llegan al extremo de la demagogia y levantan la imagen del gran Stalin. Tales partiduchos no pasan de ser meras sectas de pequeños burgueses. Hoy, democraticoides, mañana quién sabe. La semejanza de los revisionistas (es decir, pseudo comunistas) de antaño con los de hoy es innegable. En nada se diferencian aquéllos de éstos. Los actuales, Partido Comunista-marxista-leninista de México (PCM (m-l), Partido Comunista de México (PCM-gasconista), y el Partido Socialista de México (PSM), son en lo medular, los tres, idénticos que los viejos y despreciables revisionistas: Partido Comunista Mexicano (PCM) y que el Partido Popular Socialista (PPS). Los desaparecidos PCM y PPS, en su tiempo, fueron furgón de cola del criminal Partido Revolucionario Institucional (PRI). Todos ellos defendieron el reinado de terror  priista y justificaron sus sanguinarias represiones. Para los del PPS no había partido más democrático y patriótico que el PRI. Llenaron de almíbar al pseudo-socialista Lázaro Cárdenas. A Díaz Ordaz, a Echeverría y a López Portillo los elevaron por el cielo. En su afán servil sostuvieron siempre que el PRI era un partido de izquierda. Tanto el PPS como el PCM eran socialistas de pura lengua. A Echeverría, el PPS, lo calificó de gran timonel del Tercer Mundo. Cuando José López Portillo (JLP) estatizó los bancos privados, en 1982, los dirigentes del PP y del PCM brincaron jubilosos y echaron maromas de gusto. “Presidente patriota que recoge las demandas del pueblo”, vociferaron. Interminables hosannas le entonaron al chacal. Durante toda su existencia este par de partiduchos revisionistas tuvieron un comportamiento de reptil. Arrastrados ante el poder de los déspotas capitalistas. Fingían oponerse al Gobierno, pero su oposición sólo era de los dientes para afuera. Cuando el régimen priista de Díaz Ordaz perpetró la horrorosa masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, el PPS en vez de condenar al matarife priista, lo justificó y lo protegió. Maldijo con frenesí al Movimiento Estudiantil Popular. El PCM taimado y zorruno no llegó a ese extremo de servilismo abierto, sino que su acción la realizó, a la chita callando. Fue un magistral apagafuegos de la ira popular. El Movimiento comunista y revolucionario de la década de los 60s y 70s repudiaba hondamente a este par de partidos charlatanes que de marxistas-leninistas sólo tenían la careta. Con rabia los activistas revolucionarios de aquella época los señalaban con las palabras del gran V. I. Lenin: “Agentes de la burguesía en el seno del Movimiento”. Los presuntos partidos marxistas-leninistas que hoy existen, verbigracia el PC (m-l) de México, el PCM (gasconista) y el PSM son retoños de aquellos revisionistas de antaño. Los falsos comunistas contemporáneos hoy han empuñado con júbilo las riendas del carretón revisionista que dejaron los miserables Valentín Campa, Arnoldo Martínez Verdugo, Lombardo Toledano, Jorge Cruickshank, Pablo Gómez, Ifigenia Martínez, etc., etc. Hoy como ayer, los PCM y PPS del presente les entonan dulces melodías a los burgueses pretendidamente de izquierda. A Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y compinches, lo idolatran. Lo mantean como los viejos revisionistas hacían con Echeverría y López Portillo. Los reaccionarios disfrazados de comunistas son verdaderos quintacolumnistas al servicio de los explotadores. Es un deber ineludible de todo obrero con consciencia de clase, de todo verdadero comunista de ponerlos en la picota y expulsarlos con energía del movimiento proletario y popular. No hacerlo es permitir que esos lacayos de los burgueses realicen su labor de zapa. Su labor de apagafuegos de la ira popular. En las elecciones del año 2000 la gran mayoría de la izquierda burguesa y los falsos comunistas apoyaron al fascista Vicente Fox. Inventaron lo del “voto útil” que no era otra cosa más que el disfrazado apuntalamiento de la candidatura de Fox. Los presuntos comunistas (PCM-ml, PCM-gasconista y PSM) se unieron a la izquierda burguesa (es decir al PRD, PT y Convergencia) y apoyaron sin reservas al déspota panista. ¿Cómo lo hicieron? Unos de forma abierta, otros con justificaciones banales. Y otros guardando silencio cómplice. En 2006 en el Estado de Oaxaca se celebraron elecciones estatales. Allí los actuales vástagos de Lombardo Toledano y de Arnoldo Martínez Verdugo se unieron al reaccionario Gabino Cué, candidato de la izquierda amloista. Aseguraba López Obrador que después de Ulises Ruiz (el sátrapa gobernador priista saliente), no podría haber algo más malo. Y los marxistas-leninistas de antifaz, atentos a la voz del gran jefe, AMLO, respaldaron a Gabino Cué. Hoy en el Estado de Oaxaca se vive bajo un estado de terror fascistoide (nada diferente al resto del país). Ulises Ruiz es un pigmeo frente a Gabino Cué. Nosotros preguntamos a los presuntos comunistas ¿qué no se habían dado cuenta que, Gabino Cué, ya se había mostrado como una bestia reaccionaria desde mucho tiempo atrás? ¿Desconocían acaso que el aludido tránsfuga toda su chueca vida anidó en esa aborrecible cueva llamada PRI y que por lo tanto no era perro de fiar? Lo mismo sucedió el año pasado en el Estado de Guerrero. Allí la izquierda burguesa y la falsa izquierda comunista se unieron en torno a la candidatura del ex priista Ángel Heladio Aguirre Rivero. Todo mundo conocía su pasado criminal. Se sabía ampliamente que era un asesino. La masacre de Aguas Blancas (1995) y del Charco (1998) tienen el sello de esta hiena sanguinaria. Hoy el matón de marras arropado con su nuevo atuendo de gobernador de izquierda, amloista, no ha dejado de perpetrar masacres. Como la carnicería que desató contra los normalistas de Ayotzinapa el 12 de diciembre de 2011. Para los verdaderos marxistas-leninistas-stalinistas no hay la menor dudad, los revisionistas contemporáneos, esos despreciables falsos comunistas, son epígonos fieles del maldito Partido Comunista Mexicano (PCM) y del Partido Popular Socialista (PPS). Que los revisionistas del marxismo- leninismo se abracen jubilosos con la izquierda burguesa, que paseen en hombros a AMLO y compañía. Que se batan en el pestilente lodo reaccionario. Ese es el lugar que les corresponde. Y en el cual deben de permanecer. Por siempre. Nosotros no dejaremos de denunciarlos en todo momento y en todo lugar.                                                                                        Runfla de charlatanes reaccionarios, que de comunistas sólo tienen la máscara.     Javier Antuna Correo: lahojadeltrabajador@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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