Decía el gran José Stalin: “No se puede defender a la patria de otro modo más que luchando por todos los medios revolucionarios contra los terratenientes y contra los capitalistas de la propia patria, es decir, contra los peores enemigos de nuestra patria”. (“V. I. Lenin: el orgullo nacional de los rusos”). Sin duda alguna, la dictadura de “izquierda” de la república de Argentina encabezada por Cristina de Kirchner, se encuentra en graves aprietos sociales. Hace pocos meses agitó con vehemencia el espantajo de las Islas Malvinas. La prensa reaccionaria batió los “tambores de guerra”. La tonante propaganda “anunciaba” que empezaría una nueva edición de la guerra de 1982. Sólo era ruido distractor (como lo fue en aquel entonces). ¿Qué buscaba la dictadura argentina con su “Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo”, en referencia a los corsarios ingleses? Pues trataba de que las masas argentinas en el desempleo, los obreros explotados, las muchedumbres miserables, los movimientos progresistas y revolucionarios que arremeten contra el régimen y que lo señalan como el culpable de la crisis, desistieran de su acometida, y que en vez de embestir contra la dictadura kirchnerista se calzaran el traje patriótico, chovinista, e hicieran causa común con el maldito gobierno y que todos juntos, explotadores y explotados, hambreadores y hambrientos defendieran la soberanía nacional. Pero la artimaña reaccionaria no funcionó. Las masas argentinas no se tragaron el reaccionario invento (como sí lo hicieron en 1982, gracias a los partidos de izquierda que nublaron la conciencia de las masas e hicieron causa común –como lo hacen de nuevo hoy con Cristina de Kirchner– con la dictadura de Leopoldo Galtieri) y mandaron al diablo a Cristina de Kirchner. La reacción se llevó un palmo de narices. No habiendo conseguido lo que quería. Así, la segunda guerra de las Malvinas, en cierne, desapareció “como por arte de magia”, de las pantallas televisivas y de todos los medios propagandísticos burgueses. La actual expropiación del monopolio español Repsol es otra faramalla de la burguesía argentina que busca embaucar al pueblo. Atenazada por las protestas populares los capitalistas tratan de echar mano de cualquier argucia con tal de descarrilar el tren popular revolucionario que amenaza su poderío. La expropiación de marras son valores entendidos entre el imperialismo español (como en 1982 con el imperialismo inglés) y la dictadura argentina: “Tú dices A, yo digo B; luego tú dices C y yo contesto D”. Ambos se sacan las espadas, sólo que estas espadas son de cartón. El mismo archirreaccionario Fondo Monetario Internacional (FMI) declaró que “la expropiación (de Repsol) es una decisión soberana de Argentina”. Saúl Menem (el déspota argentino, confraternal del priista Carlos Salinas de Gortari), quien en 1990 privatizó la empresa estatizada (en ese entonces) Yacimientos Petrolíferos Fiscales del Estado, convirtiéndola en YPF, S. A., declaró abiertamente: “Voy a votar y apoyar en el senado la estatización de YPF (de Repsol), estamos en otra época, los tiempos cambian”. Por lo que se puede ver, la gran mayoría de los reaccionarios argentinos se encuentran muy unidos. Y entonan la misma melodía. Con cinismo un vocero del gobierno argentino declaró un día después del anuncio de expropiación. “Cristina Kirchner recuperó 15 puntos (de popularidad) por crisis recientes (las crisis a que se refiere son las sangrientas represiones que ha perpetrado la dictadorzuela). Hace 20 días se le veía sin rumbo y desbordada”. Cuando dice, la bocina del régimen, “sin rumbo y desbordada”, se refiere al fuego popular por el que se veía (y se ve) acosada la dictadorzuela. Si Cristina de Kirchner está en el poder por segunda vez consecutiva es porque las grandes potencias imperialistas (entre ellas el imperialismo inglés, que se ha apoderado, por la violencia de las armas, de las Islas Malvinas) así lo han decidido. Son los todopoderosos banqueros españoles (Santander, Bilbao Vizcaya) quienes en realidad mandan en suelo argentino. De Kirchner no es ninguna patriota, ni nada que se le parezca, al contrario, es una auténtica vende patrias. La susodicha expropiación (mejor dicho el anuncio de intento) tiene a todas luces un tufillo a lo que aquí en México se conoce como rescate financiero. Es la expropiación del monopolio español Repsol, un verdadero Fobaproa. Por eso desde el primer día la sátrapa argentina declaró que tal medida no era un acto de nacionalización. Y que YPF no dejaría de ser una sociedad anónima (S. A.), es decir una empresa del monopolio español. Los grandes maestros del proletariado internacional, Marx, Lenin, Stalin y Enver Hoxha, siempre enseñaron que las expropiaciones dentro de los marcos del capitalismo sólo benefician a los grandes monopolios privados. Nunca, nunca las nacionalizaciones burguesas han favorecido a las amplias masas trabajadoras. ¿Han beneficiado de algo a la clase obrera mexicana la luz eléctrica, el petróleo y otras industrias nacionalizadas? Miremos lo que el gran comunista albanes Enver Hoxha señala: “El capitalismo monopolista de Estado representa la subordinación del aparato estatal con respecto a los monopolios, la implantación de la dominación total de éstos en la vida económica, política y social del país. De este modo el Estado interviene directamente en la economía en interés de la oligarquía financiera”. (“El Imperialismo y la revolución”, 1979). La burguesía reaccionaria argentina con la cacareada expropiación trata de matar tres pájaros de una sola pedrada: Rescatar de la quiebra al monopolio español Repsol. Embrutecer a las masas, que viven en la explotación y la miseria, bañándolas con chovinismo y patrioterismo ramplón, para que éstas defiendan la soberanía nacional. (Lo más importante.) Tratar de frenar el descontento popular que amenaza con derribar su régimen. Sacándolo de su cauce antiimperialista y revolucionario. Si para algo bueno sirvió el susodicho anuncio de expropiación fue para que todos los candidatos presidenciales (de derecha y de izquierda) de México se mostraran una vez más como verdaderos mastines del imperialismo y en particular del imperialismo español. Los bufones electoreros del PRI, Peña Nieto; del PAN, Vázquez Mota, y López Obrador, del PRD-PT-MC, estrecharon calurosamente la mano del fiel cancerbero del imperialismo español y del monopolio Repsol, Mariano Rajoy. Todos estos lacayos coloniales como fieles escuderos salieron a la defensa de Repsol. A cual más, derecha o izquierda se afanan en ser las más feroces y fieles guaruras del amo imperialista. Sólo insensatos podrían asegurar que AMLO va a actuar diferente que los vende patrias del PRI y del PAN. Miremos lo que el “Primero los pobres” expresó luego de abrazarse con Rajoy: “El mandatario español merece todos mis respetos. No vamos a llevar a cabo (una vez que se entronice en el poder) una política de expropiaciones”. Esto no es más que música para los oídos de todos los sátrapas imperialistas. ¿Qué más pueden pedir los poderosos? Desde aquí, de nuestra patria México, nosotros los marxistas-leninistas-estalinistas, deseamos que nuestros camaradas comunistas, los compatriotas del gran Ernesto Che Guevara, nuestros hermanos proletarios y las masas miserables de Argentina abran bien los ojos y no caigan en el garlito tendido por sus enemigos burgueses. Y que a los miserables vende patrias y sátrapas imperialistas les salga “el tiro por la culata”. Lo deseamos de todo corazón. Javier Antuna lahojadletrabajador@yahoo.com Tijuana, B. C.