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jueves, octubre 3, 2024
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La carreta

No sabía este cuento. Se lo escuché a mi amigo Guillermo: Cierta mañana un joven fue invitado por su padre: “Vamos a pasear al bosque”. Complacido, aceptó. Luego de una media hora de camino pararon en una curva de la vereda. De repente, el señor se llevó el índice a los labios en señal de “sssshhhh”. Puso la mano izquierda sobre el pecho del joven para detener su paso. Se engarrotaron. Entonces y con voz suavecita el caballero pregunto: –Aparte de los pajaritos cantando, ¿escuchas algo más? El joven paró oreja y rapidito respondió: “¡Una carreta!” –Exactamente. Pero… es una carreta vacía. “¿Y cómo sabes que está vacía?” –Muy fácil, entre más vacía está, mayor el ruido que hace.   Esta lección de la vida </strong>jamás la olvidó el chavalo. Por eso ahora adulto la recuerda cuando está cerca de una persona y no para de hablar casi a voz en cuello. Y si no, interrumpe la conversación de otros. Es inoportuna. Presume hasta de lo que no sabe ni tiene. Entonces es cuando el chamaco aquel recuerda a su padre: “Cuanto más vacía la carreta, mayor ruido hace”.   El reciente cacareado “congelamiento” de cuentas bancarias a mexicanos en Estados Unidos me recordó la vivencia. El anuncio del Departamento de Estado sonó a carreta vacía. Primero, el gobierno estadounidense no informó cuánto dinero hay en los depósitos paralizados ni en cuáles bancos. Indudablemente así lo dicta el sistema, aunque la verdad, me suena a chapuza. Para empezar estoy segurísimo: Ni reuniendo el dinero de todas esas personas, depositado o no, se compara con los millones de millones propiedad de los Arellano Félix. Así de fácil. Además, ni un solo centavo de lo “congelado” es de ellos. Tampoco son dueños ni socios de las empresas mentadas. Únicamente existe parentesco con Enedina, que entre paréntesis es una buena administradora pero no opera directamente en el cártel. Con los demás publicitados los Arellano solamente tienen re-la-ción.   Funcionan más o menos así: El Cártel Arellano Félix se puede comparar con una fábrica de computadoras. Las arman en México, Hong Kong, China o cualquier otro país. Igual que los tenis Nike. Pero la matriz escoge en todo el mundo a sus distribuidores basados en nombre, experiencia y respetabilidad. También son recomendados. A veces los financian cuando inician operaciones. Y luego en un trato normal, les conceden descuentos o amplían crédito. Pero si los distribuidores en México, Hong Kong, China o cualquier otro país no pagan impuestos, rentas o fraudean, eso no es culpa de los fabricantes ni son afectados. Como tampoco si el representante vende billete tras billete 20, 30 o más computadoras a una mafia. Eso no los convierte en mafiosos. Vayamos al extremo. Si un distribuidor mata a una persona por accidente automovilístico, los fabricantes no pueden ser calificados homicidas por imprudencia.   En el caso de los “congelados” no puede negarse. Todos o casi todos fueron “financiados” originalmente por la mafia. Crearon o compraron negocios. Luego el cártel los utilizó para “lavar” billetes. Pero fue como recibir computadoras y venderlas. Obtuvieron utilidades. Y ésas son las que había en los bancos. No dinero de los Arellano Félix. Actualmente esos negocios de cuentas “congeladas” no tienen capacidad para transformar millones y millones de dólares. Por eso hay tantas casas de cambio. Por eso enormes hoteles lujosos sin huéspedes. Y aquí es donde aparece un punto muy interesante: Pasaron más de 15 años y el Gobierno de Estados Unidos falló: No se dio cuenta o no quiso saber que las ganancias del narcotráfico entraron fácilmente a sus bancos. Y el gobierno mexicano no tuvo capacidad o recibió mucho soborno para liberar al Hotel Oasis. Tres veces lo incautó y otras tantas lo devolvió “legalmente”. Para qué hacerse. En Tijuana particularmente todo mundo sabíamos y sabemos a qué se dedican las personas y en qué utilizan sus empresas. Nombres y negocios de algunos fueron publicadas desde hace mucho tiempo. No son novedad.   Algo me parece curioso: Pongámoslo en el punto realista. Las autoridades estadounidenses investigaron. Les llevó mucho tiempo. Descubrieron las cuentas bancarias. Y hasta allí todo irreprochable. Pero ¿por qué no esperar a los dueños del dinero cuando se presentaran a los bancos y detenerlos? No les hubiera costado nada. Al contrario. Facilito. Me mortifica mucho si no los capturaron a propósito y por temor a los Arellano Félix.   Recuerdo hace años la famosa “Operación Casablanca”. Fue trama del gobierno estadounidense. Investigaron a un puñado de banqueros mexicanos. Según eso eran “lava-dólares”. Haciéndose pasar como inversionistas, agentes del Departamento del Tesoro los invitaron a Las Vegas. Les hicieron gran fiesta en el hotel Casablanca, de allí el nombre de la operación. Cuando estaban a todo lo que daban fueron detenidos. Como en las películas. Luego los enjuiciaron, sentenciaron y están presos. No tuvieron una defensa legal efectiva. En tales casos los abogados en Estados Unidos cotizan mínimo 450 dólares-hora. Con todo y ser banqueros no disponían de tanto dinero. Lo raro en esa ocasión, capturaron con engaños a los supuestos “lava-dólares” pero no a los dueños del dinero. Tampoco investigaron origen y destino de la billetiza.   Al parejo, el gobierno mexicano sabía bien todo y no hizo nada. Esto del dinero mafioso siempre parece que trae anuncio con iluminación especial. Alguna ocasión escribí en este mismo espacio sobre el caso Monterrey. Indirectamente el Cártel Arellano Félix rentó costosas residencias en las zonas más pudientes. Fue plenamente comprobado. Inscribieron a sus hijas en escuelas costosas. Se probó absolutamente. Por eso los habitantes de tales chalets abandonaron la ciudad. El descubrimiento indignó a ciertos políticos regiomontanos. En vez de reconocer e investigar negaron necios la realidad. Nunca investigaron por y de dónde habían llegado los arrendatarios. Quién los recomendó y/o fue su aval. A qué nombre extendían los recibos de alquiler. Cómo inscribieron a sus pequeñas en las escuelas. Recomendadas o no. Cuándo y a qué horas cubrían la colegiatura. Tampoco origen, manejo y destino de sus billetes. Si los recibían al contado o por traspasos bancarios. Nada.   Lamentablemente y con razón los Arellano Félix podrían decir como don Manuel Bernardo Aguirre cuando era Gobernador de Chihuahua: “Esto ni nos daña ni nos perjudica, sino todo lo contrario”. Por eso a mí las operaciones “Casablanca” y “congelamiento” me siguen sonando a carreta vacía.   Escrito tomado de la colección “Conversaciones Privadas” y publicado el 5 de febrero de 2002; propiedad de Jesús Blancornelas.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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