Un hombre pequeño va en un ascensor. El ascensor se detiene en una planta y entra un tremendo negro. Éste mira al hombrecillo y, ofreciéndole la mano, se presenta: — 2.10 metros, 125 kilos, imagínate lo demás, chico. Soy cubano. Mi nombre es Dante La Puerta. El hombrecillo se desmaya y, sorprendido, el hombre negro lo levanta y lo despierta abofeteándole. Entonces le pregunta: — ¿Te pasa algo? “¿Podría repetir despacio lo que ha dicho?”, contesta el hombrecillo. El negro le mira desde arriba y le vuelve a decir: — 2.10 metros, 125 kilos, imagínate lo demás, chico. Soy cubano. Mi nombre es Dante La Puerta. Entonces el hombrecillo da un respiro y suelta: “¡Gracias, Dios mío, pensé que había dicho ‘date la vuelta’!”. Autor: Cubano presumido.