Esta semana cinco ex presidentes nacionales del Partido Acción Nacional, enviaron una carta a su actual dirigente Gustavo Madero. En ella le urgieron a convocar a una asamblea extraordinaria antes que culmine el año 2012, para analizar la derrota de que fue objeto el PAN en las recientes elecciones federales del 1 de julio. Los abajo firmantes: Felipe Calderón Hinojosa, Germán Martínez, César Nava, Luis H. Álvarez y Luis Felipe Bravo Mena. Y bueno, a excepción de los dos últimos, los tres primeros son en sumo culpables de la derrota o los principales derrotados del PAN en los últimos tres años. La tercia Calderón, Martínez y Nava, se apoderaron del PAN antes de las elecciones internas del año 2009. Impusieron candidatos, utilizaron su dedazo para nombrar a otros, utilizaron nómina y cargos para promover a muchos más, y entonces empezó la debacle albiazul. Desde 2009 los panistas han ido perdiendo terreno político electoral en el País, alcaldías y gubernaturas menos, y de ser la primera fuerza en la cámara pasaron este 2012 al tercer sitio. Acabaron los calderonistas con el capital del PAN. De los 15 millones 284 votos logrados por ese equipo –Calderón candidato y Martínez y Nava en la campaña y en el IFE– en 2006, llevaron a su partido a la lona con los 12 millones 473 mil 106 logrados por la candidata Josefina Vázquez Mota. Para nadie es un secreto en el PAN que tanto Presidente como equipo presidencial dejaron sola a la señora Vázquez porque ella no fue ungida por el dedo de Calderón. Los primeros meses de la campaña de la Vázquez, hizo de tripas corazón para salir adelante sin el apoyo oficial; Germán Martínez se dedicó a la “iniciativa privada” y César Nava a quién sabe qué, mientras Calderón se concentró en hacer poco argumentando la veda electoral. Como quien dice, los tres, que no fueron favorecidos con el voto a favor de quien fue su candidato en la interna y hoy senador electo (de lista y no de mayoría), Ernesto Cordero, se sentaron al frente de su parcelita política a ver el féretro político del PAN pasar. Felipe Calderón Hinojosa incluso y aun cuando casillas en Baja California no cerraban el conteo de votos, se adelantó a felicitar a Enrique Peña Nieto como triunfador de la elección; días después recapacitaría –tarde para variar– al presumir públicamente la compra de votos señalada por el candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador. Se puede decir pues, que ninguno de los cinco ex presidentes del PAN que firman la carta donde urgen a una asamblea extraordinaria para analizar los motivos de la derrota, hizo algo por ganar la campaña electoral de su candidata o de sus candidatos a las cámaras legislativas. Con toda la prosapia que le rodea, don Luis H. Álvarez no ha transitado de la ideología a la acción o de la teoría a la práctica. En su currículum tiene derrotas y uno que otro triunfo, y el hecho de haber sido de los panistas que aguantaron la peor represión del PRI, le ha dado renombre. En las presidencias de la República de Vicente Fox y de Felipe Calderón no pasó don Luis de ser coordinador en situaciones especiales, de los indígenas, de los grupos vulnerables, de la inseguridad en Juárez, y sus resultados –ciertamente sin facultades ejecutivas– no le aportan al PAN o a sus candidatos, votos. De Luis Felipe Bravo Mena pues igual pero sin la prosapia. Presidente del PAN, Embajador en la Santa Sede, jefe de la oficina de la presidencia y candidato derrotado en el Estado de México cuando Eruviel Ávila del PRI, y Alejandro Encinas del PRD, lo mandaron a la lona del tercer lugar por la gubernatura que dejó Enrique Peña Nieto. Así que con todo respeto para los panistas, pero ninguno de los cinco ex presidentes que hoy piden una asamblea extraordinaria para analizar los porqués de la derrota, hizo algo por ganar la elección. Los calderonistas en su egoísmo prefirieron ver sus intereses en la administración pública y en la iniciativa privada antes que ayudar a la candidata. Y los otros dos, pues del recuerdo viven. Eso sí, ahora quieren sacar cuentas para endilgar culpas. Exigen los señorones, que se analice: “la falta de apertura del PAN a la ciudadanía, la selección equivocada de candidatos, el modelo de organización territorial, el régimen de sanciones para excluir con rapidez a militantes y el financiamiento público y privado en los procesos electorales”, así nomás, cuando de facto y en su momento, todos adolecieron en los mismos temas, pero que no corrigieron, hasta ahora, cuando ya es demasiado tarde. Cuando el niño ha muerto.