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domingo, febrero 18, 2024
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Migrantes en “ruta forense”: Alejandro Solalinde

El padre Alejandro Solalinde Guerra se ha subido a muchos trenes. Los que inician su camino en el sur del país y lo terminan en el norte. Con ello vive y comparte la desprotección que sufren los migrantes en la “ruta forense, sembrada de cadáveres” de los estados de México. Hoy el Padre camina bajo el resguardo de cuatro escoltas. Perseguido por el crimen organizado. Encarcelado por policías municipales en Oaxaca. Su albergue Hermanos en el Camino sobrevivió a las llamas de un incendio provocado.  En 2012, salió del país por recomendación de Amnistía Internacional, tras recibir dos amenazas de muerte en dos meses. Desde su regreso, se le puede encontrar dirigiendo el albergue de Ixtapec, Oaxaca, dando alimento, vestido y resguardo a migrantes mexicanos, centroamericanos y sudamericanos. Antes de eso, el hombre de 69 años –siempre vestido de blanco– dedicó 30 años a la vida parroquial hasta que renunció para estudiar su segunda carrera, pese a la desaprobación de su Iglesia. Cuando se graduó en Psicología, se dedicó a la causa migrante y en 2007, fundó su albergue. Solalinde bien conoce las rutas y los focos rojos para migrantes. Desmenuza cómo Veracruz, bajo el gobierno del PRI, robó el primer lugar de paso mortal para los migrantes. “Veracruz y Tabasco es donde ocurren la tercera parte a nivel nacional, de secuestros, extorsiones, robos, levantamiento de mujeres con fines de explotación sexual, ahí se reclutan hombres para el sicariado y se distribuyen a toda la República Mexicana”. El sacerdote –admite– ni siquiera sabe al monstruo que enfrenta, dice: “tampoco alcanzo a entender la magnitud de contra quién estamos luchando al defender a los migrantes y al acompañarlos a compartir el camino”. Además del refugio, su tarea es la denuncia. Ha acompañado a señalar secuestros, desapariciones masivas, extorsiones, violaciones, la última de al menos 200 migrantes. Señala entre los implicados hay políticos, autoridades, policías y células delictivas. Culpa al priista Ulises Ruiz Ortiz, ex gobernador de Oaxaca, de criminalizar su trabajo.   De Honduras habla como el segundo país más pobre del mundo, desmoronado, el que expulsa a sus ciudadanos hasta México con rumbo a Estados Unidos. Donde la clase política y la plutocracia (gobierno en que las clases altas se encuentran a cargo de la dirección del Estado) se mezclan. Ahí identifica a siete familias, las más ricas, las que siempre gobiernan, católicas y amigas del cardenal de ese país, Óscar Rodríguez Maradiaga, quien “prácticamente nada ha hecho por los migrantes”. Sabe que la Iglesia ha desviado su misión, distraída por la búsqueda del poder. Por ello no se piensa como una persona religiosa, sino una de fe. Y “México como país es una gran maquinaria de desaparición de personas”. Se pregunta cómo es posible que grupos enteros de migrantes viajeros, puedan simplemente desaparecer. “Nadie da cuenta de ellos”, reflexiona.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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