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viernes, febrero 16, 2024
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Odio y racismo en homicidio de menores hondureños

 


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Ante la crueldad con la que Jasson Ricardo y Jorge Alexander fueron humillados, golpeados, torturados y asesinados, “es difícil pensar que un clima de xenofobia promovido desde las propias instituciones del Estado no sea un caldo de cultivo para este tipo de actuaciones”, expone la presidenta de Derechos Humanos en Baja California. Los adolescentes de 16 y 17 años se convirtieron en los primeros integrantes de la caravana migrante en ser asesinados en Tijuana, la ciudad de los 2 mil 420 homicidios dolosos

A sus 16 años, Jasson Ricardo Acuña Polanco y Jorge Alexander Ruiz Duban salieron de sus hogares en Honduras. Sin conocerse y cada quien por su cuenta, se unieron a la caravana migrante que atravesaría México.

Durante ese recorrido de semanas, Jasson cumplió los 17 años. Jorge Alexander los cumpliría en abril. Los dos se conocieron cuando gran parte de la caravana se encontró en Tijuana.


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Como muchos otros adolescentes que viajaron solos, entre familias, niños, mujeres y hombres adultos, una vez en esta ciudad y en la espera de cruzar a Estados Unidos, la convivencia diaria los hizo amigos.

Sin embargo, ninguno de los dos logró llegar a Estados Unidos. Sus cuerpos, envueltos en cobertores, fueron encontrados la noche del sábado 15 de diciembre en un callejón de la Zona Centro.

Los menores habían sido brutalmente golpeados, particularmente en el rostro, uno de ellos presentaba varias lesiones con arma blanca en la espalda, costado y cuello; en ambos se observaban marcas de estrangulamiento y tortura.

Fueron encontrados en ropa interior, pero uno de ellos tenía colocados un sostén y una falda. Formaron parte de la estadística de asesinatos ese día: 12 homicidios dolosos registrados en Tijuana.

Ya que no tenían identificaciones ni pertenencias consigo, fueron clasificados como “no identificados”, pero horas después el testimonio de un joven de 16 años, el menor hondureño que sobrevivió los golpes y escapó tras ser privado de la libertad, permitiría conocer que los cadáveres eran los de Jasson Ricardo y Jorge Alexander.

Respecto al doble homicidio y de otras agresiones directas contra migrantes como la bomba de gas lacrimógeno arrojada al albergue de El Barretal, la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California, Melba Adriana Olvera Rodríguez, expresa: “Cuando hay un discurso de xenofobia oficial, de alguna manera, parece que legitima cualquier actuación que atente contra la dignidad de las personas que no son mexicanas en Baja California”.

 

UN PASEO DE SÁBADO POR LA TARDE

Cerca de la una de la tarde del sábado 15 de diciembre, Jasson Ricardo, Jorge Alexander y otro adolescente migrante salieron del albergue YMCA, en el cual estaban alojados y caminaron durante casi una hora hasta el centro de la ciudad.

Antes de llegar al campamento que migrantes improvisaron sobre la calle, a un costado de la Unidad Deportiva “Benito Juárez” en la Zona Norte, se toparon con dos chicas: Esmeralda García, de cabello rubio, y otra con el cabello corto.

Esmeralda abordó a los adolescentes para preguntarles si habían visto a un perro que salió de su casa, los chicos respondieron que no, pero la plática continuó. Jasson Ricardo, Jorge Alexander y el tercer adolescente les dijeron que venían de Honduras y tenían un cheque por canjear.

Según declaraciones recabadas por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y leídas en audiencia celebrada el 19 de noviembre, Esmeralda les ofreció droga, puesto que ella vendía, pero los adolescentes rechazaron el ofrecimiento.

Foto: Cortesía.- Esmeralda García, Francisco Zavala “El Zanahorio” y Carlos Martínez “El Morral”/ “Se presume inocente, mientras no se declare su responsabilidad por la autoridad judicial. Art.13, CNPP”

La joven insistió, esta vez para invitarlos a tener sexo con unas amigas que estaban en su casa, finalmente los menores aceptaron y caminaron con ellas hasta llegar a unas cuarterías color blanco sobre el callejón Pío Pico de la colonia Centro.

Sin embargo, cuando entraron al cuarto no había mujeres, sino un hombre calvo. Era Francisco Javier Zavala Niebla “El Zanahorio”, quien cerró el portón una vez que los jóvenes ingresaron, a quienes ordenaron sentarse en un sillón.

Fue entonces que Esmeralda, con unas tijeras en la mano, les exigió entregarle todo lo que tenían: teléfonos  celulares, dinero y otras pertenencias. También les ordenó desnudarse  hasta quedar en ropa interior.

La otra chica que estaba con ella, a quien se tomó declaración ministerial, escuchó cómo los jóvenes le pedían a Esmeralda que los dejara ir a cobrar el cheque que tenían, pero ella los seguía amenazando.

La joven de cabello corto pidió a Esmeralda, también apodada “La Keily”, que dejara ir a los menores, preguntándole para qué los quería tener ahí, a lo que la joven le respondió “no te metas o también te puede ir mal”.

 

“DALE GRACIAS A DIOS QUE TE PERDONÉ LA VIDA”

Después que “La Keily” les quitó sus pertenencias a los tres menores, “El Zanahorio” amarró de las manos a Jasson Ricardo y al menor que sobrevivió, mientras que Esmeralda le colocó un sostén y una falda roja a Jorge Alexander.

Al sitio llegó también Alberto Lara Caro “El Gordo” y posteriormente el novio de Esmeralda, Carlos Martínez Cázares “El Morral”, quien al verlos les preguntó qué hacían ahí; ellos respondieron que “la güera” los había llevado con engaños.

“El Morral” les preguntó también por el cheque que cambiarían, pero al darse cuenta que esto era falso, Esmeralda tomó las tijeras, encajándolas en el cuello de Jasson Ricardo.

Ante esto, Jorge Alexander intentó explicar qué pasó con el cheque, pero “El Morral” sacó un torniquete y comenzó a asfixiar al tercer adolescente, quien en medio de la desesperación, le aseguró tener maneras de conseguir el dinero, así que dejó de estrangularlo.

El mismo torniquete fue usado para asfixiar a Jasson Ricardo, quien ya estaba sangrando por la herida del cuello. “El Morral” tomó el palo de un recogedor y comenzó a clavarlo en la boca al joven de 17 años en reiteradas ocasiones, lo cual lo hizo sangrar de la boca, nariz y oídos hasta perder la vida.

Entonces “El Morral” le ordena a “El Gordo” matar a Jorge Alexander. Entre “El Gordo” y “El Zanahorio” comenzaron a golpear brutalmente al adolescente de 16 años y terminaron por estrangularlo.

“El Morral” condujo al tercer menor a un cuarto para vestirse y, cuando éste regresó, observó a sus dos amigos en el piso, desangrados y sin vida.

“Dale gracias a dios que te perdoné la vida”, le dijo “El Morral” para advertirle después que si decía algo de lo sucedido, lo asesinaría.

Antes de salir de la vivienda, el adolescente escuchó que “El Morral” le dio instrucciones al “Gordo” para que se deshiciera de los cuerpos; lo vio  enrollar en una sábana blanca a Jasson Ricardo y a Jorge Alexander en una cobija café.

Entre “El Gordo” y “El Zanahorio” cargaron los dos cadáveres envueltos en cobijas y sujetos con cuerdas hasta dejarlos, uno encima del otro, sobre el callejón Quintana Roo, frente al número 1617 entre calles 9 y 10, a 200 metros de la cuartería donde los mataron.

Una vez en la calle, el adolescente comenzó a correr para alejarse del lugar, pero “La Keily” comenzó a perseguirlo hasta que el chofer de un autobús que pasaba por el lugar se detuvo para que el menor pudiera subirse.

El joven regresó al albergue y contó lo que vivió. Personal de Derechos Humanos contactó a la PGJE, la cual inició las investigaciones.

 

DETENIDOS LIGADOS A LA VENTA DE DROGA EN ZONA CENTRO

Con el relato del menor sobreviviente y de la chica que estaba con Esmeralda cuando conocieron a los adolescentes hondureños, la PGJE pudo reconstruir los hechos y en un cateo realizado en el domicilio donde ocurrió el crimen, encontraron uno de los gafetes que los jóvenes portaban dentro del albergue, entre más evidencia.

Foto: Alejandro Gutiérrez Mora.- El doble homicidió ocurrió en una cuartería

El martes 18 de diciembre por la tarde, el Ministerio Público obtuvo orden de aprehensión contra de Carlos Martínez Cázares, Esmeralda García Carranza y Francisco Javier Zavala Niebla. Fueron detenidos esa misma noche y presentados ante la juez Fany Martínez Reyes el miércoles 19 en audiencia inicial, donde el Ministerio Público formuló los cargos de homicidio calificado con ventaja, lesiones calificadas y privación ilegal de la libertad.

Los tres acusados estuvieron representados por defensores de oficio y decidieron omitir toda declaración durante la audiencia. Durante ésta, los fiscales precisaron que tanto “La Keily” como “El Morral” no tenían domicilio fijo y que la cuartería donde sucedieron los hechos era propiedad de un hombre de edad avanzada, por lo que la pareja entraba sin autorización para vivir ahí.

Hoy viernes 21 de diciembre, la juez Fany Martínez Reyes determinará si los tres detenidos serán vinculados a proceso o no para que se les juzgue por los delitos de los que se les acusa.

Además de antecedentes por robo, robo con violencia y de vehículo, Esmeralda, “El Morral” y “El Zanahorio” son identificados como vendedores de droga de la Zona Centro.

Particularmente “El Morral”, de 33 años, quien en distintas entrevistas policiacas durante sus múltiples arrestos, ha asegurado trabajar para “El Alfa” y “El Chava” del Cártel Tijuana Nueva Generación, quienes tienen bajo su encargo la venta de droga en una parte de la Zona Centro.

Hace algunas semanas, Martínez Cázares sobrevivió a un ataque armado mientras se encontraba sobre la calle Cuarta de la Zona Centro. Identificó a sus agresores como “El Moy” y “El Calamardo”, quienes trabajan para una célula del Cártel de Sinaloa.

 

CEDHBC YA HABÍA SOLICITADO MEDIDAS CAUTELARES A DIF PARA MENORES MIGRANTES

Desde el 7 de diciembre, la CEDHBC solicitó a la Procuraduría para la Defensa de los Menores y la Familia, la cual pertenece al Sistema DIF, una serie de medidas de protección para los menores de la caravana migrante, tras “encontrar en particular estado de exposición a violación de derechos humanos a niñas, niños y adolescentes de la caravana migrante”, detalló la presidenta de la Comisión, Melba Adriana Olvera Rodríguez.

El exhorto tiene como objetivo evitar la consumación irreparable de violaciones a derechos humanos de niñas, niños y adolescentes en contexto de movilidad y atendiendo a la responsabilidad del Estado de protegerlos y garantizarlos.
Para la ombudsperson de Baja California, es elemental que todos los niños, niñas y adolescentes en contexto de movilidad humana, independientemente de su origen nacional, cuenten con mecanismos especiales de protección de sus derechos.

Particularmente en el caso de aquellos como Jasson Ricardo y Jorge Alexander, quienes viajaban sin la compañía de un familiar, lo cual los coloca en condición de vulnerabilidad.

“Una persona que no ha cumplido 18 años no tiene la madurez física y psicológica para poder protegerse, hacerse cargo de sí mismo y no ponerse en riesgo como un adulto podría hacerlo”, expuso Olvera Rodríguez.

“El Estado mexicano, con todas sus instituciones facultadas para ello, debe actuar en la protección de los derechos de cualquier niña, niño o adolescente que esté en nuestro territorio, independientemente de su origen nacional”.

Para Melba Adriana, cualquier persona migrante ya se encuentra en estado de vulnerabilidad a violaciones de derechos humanos y a ser víctima de delitos, por otros hechos, por no conocer el territorio, la situación social, política y económica del país. A esto se suma la vulnerabilidad física de quienes aún no cumplen los 18 años de edad.

En conferencia de prensa, el subprocurador de Justicia en Tijuana, Jorge Álvarez, descartó que el móvil del doble homicidio haya tenido un origen racial, sino que fue producto de un robo, pero para la presidenta de la CEDHBC, “es difícil pensar que un clima de xenofobia promovido desde las propias instituciones del Estado no sea un caldo de cultivo para este tipo de actuaciones”.

Si bien, aclaró que no se puede confirmar que la nacionalidad de los occisos haya sido un factor relevante en la comisión del  delito, “tenemos otra muestra que nos puede llevar al análisis del mismo supuesto, y es que le hayan arrojado una bomba de gas lacrimógeno en El Barretal”.

Por último, Olvera planteó: “Nos hemos hecho mucho la pregunta de qué hubiese sucedido si estos jóvenes adolescentes no hubieran salido de este albergue que es de puertas abiertas, si hubieran estado en un albergue del Sistema DIF o bajo otras circunstancias en El Barretal, con una custodia del sistema estatal o nacional DIF, ¿hubiese pasado lo mismo, o  se hubieran dado otros mecanismos que hubieran logrado la protección y salvaguardar su vida?”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Inés García Ramos Inés García Ramos InesG 1016 ines.garcia34@gmail.com
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