Penguin Random House publica “Periodismo escrito con sangre. Antología periodística. Textos que ninguna bala podrá callar” bajo la selección de César Ramos. “Javier no se sentía una diva como muchos autores, al contrario, siempre estaba atento a las recomendaciones, a las correcciones, a la retroalimentación al trabajo de los libros; era de verdad un autor memorable, un profesional del periodismo”, expresó su editor a ZETA
Tras el asesinato de Javier Valdez, ocurrido el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, Sinaloa, sus editores de Penguin Random House consideraron oportuno publicar, a manera de homenaje post mortem, el título “Antología periodística. Textos que ninguna bala podrá callar”, bajo el sello Aguilar.
Se trata de una antología de crónicas de investigación fundamental de estos tiempos cruentos que originalmente fueron publicadas en Penguin Random House entre 2009 y 2017, donde Javier Valdez da voz a diversas víctimas del crimen organizado a raíz del inicio de la “guerra contra el narco” emprendida en diciembre de 2006 por el gobierno de Felipe Calderón y que su sucesor Enrique Peña Nieto continuó en su mandato.
De manera tal que por la coleccionable antología desfilan títulos que fueron dados a conocer inicialmente en “Miss Narco. Belleza, poder y violencia” (Aguilar, 2009), “Levantones. Historias reales de desaparecidos y víctimas del narco” (Aguilar, 2012), “Con una granada en la boca. Heridas de la guerra del narcotráfico en México” (Aguilar, 2014), “Los morros del narco. Historias reales de niños y jóvenes en el narco mexicano” (Aguilar, 2015), “Huérfanos del narco. Los olvidados de la guerra del narcotráfico” (Aguilar, 2015) y “Narcoperiodismo. La prensa en medio del crimen y la denuncia” (Aguilar, 2016).
En entrevista con ZETA, César Ramos, editor en Penguin Random House, refirió que “Narcoperiodismo” y “Antología periodística. Textos que ninguna bala podrá callar” son los últimos libros de Javier Valdez en su casa editorial:
“Estuvimos trabajando en otros temas, en otras posibilidades, pero no se llegó a concretar nada, no hay ningún material inédito, es una lástima”.
Por lo pronto, mientras desde finales de julio de 2017 circula “Antología periodística. Textos que ninguna bala podrá callar”, César Ramos adelantó sobre algunas reediciones de algunos títulos de Javier Valdez:
“‘Miss Narco’ tuvo mucho éxito y parece ser que le está yendo muy bien a ‘Narcoperiodismo’, entonces, poco a poco los libros se irán reeditando, quizá pasarán al formato de bolsillo, pero lo importante es que permanezcan, que ese periodismo de alto nivel circule y tenga mayores lectores”.
La voz de su editor
Transcurría 2009 cuando inició la relación entre Penguin Random House y Javier Valdez. Entonces, mientras sucedía la guerra del Presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico, el país sufría una hecatombe por tercer año consecutivo.
Fue en ese año cuando el editor César Ramos y el cofundador y codirector de Ríodoce, Javier Valdez, entablaron los primeros contactos vía telefónica, a su vez puestos al habla por la editora y novelista Orfa Alarcón, en coordinación con la gerente editorial de Penguin Random House, Patricia Mazón.
“Nosotros estábamos buscando a un periodista que nos pudiera dar un libro que se ocupara de las mujeres en el narcotráfico; habíamos leído unas crónicas de Javier Valdez tanto en Ríodoce como en La Jornada, y pensamos que podía ser el indicado por el tono conmovedor y humano, por su preocupación por las víctimas; entonces nos dimos a la tarea de localizarlo, así surgió la relación, primero por teléfono, luego él hizo una visita a la Ciudad de México, acordamos vernos, platicamos y de inmediato hubo un contacto marcado por la amistad, por la buena disposición de Javier y sobre todo por su excelente trato”.
— ¿Cuál fue tu impresión cuando te encontraste en las primeras ocasiones con Javier Valdez, allá por 2009?
“Una de las cosas que distinguía a Javier es que era un ser humano muy amable, muy cariñoso, muy afectuoso, era como un niño muy risueño, siempre hacía bromas, siempre estaba dispuesto al diálogo, a la plática, era un ser humano extraordinariamente generoso, tenía detalles muy bonitos con nosotros los editores, nos llevaba galletas (coricos) o cosas de su región, siempre con un obsequio, con una risa, era un ser humano generosísimo. Entonces, los tratos que teníamos con él, y cuando nos llegábamos a ver para trabajar sus libros, siempre estaban marcados por esos pequeños detalles.
“Javier no se sentía una diva como muchos autores, al contrario, siempre estaba atento a las recomendaciones, a las correcciones, a la retroalimentación al trabajo de los libros; era de verdad un autor memorable, un profesional del periodismo.
“En 2009 trabajamos con mucha fluidez ‘Miss Narco’, posteriormente ‘Levantones’, ‘Con una granada en la boca’, ‘Los morros del narco’, ‘Huérfanos del narco’ y ‘Narcoperiodismo’; en fin, siempre la relación fluía muchísimo entre bromas, entre chistes, platicábamos de muchas cosas, logramos ser buenos amigos, aparte platicábamos cosas personales, la preocupación de sus hijos, la familia, y siempre fue un autor que a nosotros como editores nos llamaba mucho la atención que en ese ser tan luminoso y alegre se nos hacía raro que existiera también una persona que cubriera estas cosas terribles como es la delincuencia organizada”.
Desde “Miss Narco”
El glamour de las mujeres relacionadas con el narcotráfico colombiano podía apreciarse por aquel tiempo en el libro “Las fantásticas” (Aguilar, 2009) de Andrés López López y Juan Camilo Ferrand; pero en México, Javier Valdez tenía otra propuesta, en coordinación con su editor César Ramos.
— Háblanos sobre esta combinación de lo que ustedes querían como editorial con lo que Javier Valdez ya estaba trabajando, es decir, con las víctimas…
“Nosotros por aquellos años habíamos visto que las novias, amantes, esposas de los narcos colombianos se operaban, andaban con sus vestidos entallados, celulares, alhajas, muy bien arregladas, pero muy características a lo que les llamaban ‘las fantásticas’, entonces lo que nosotros buscábamos era que de algún modo se mantuviera ese tipo de mujer, pero ir más allá.
“Por esos años a una ‘Miss Sinaloa’ se le había asociado con un narcotraficante, nosotros hablamos con Javier y le dijimos: sí nos interesa qué es lo que está pasando con esas novias de los narcos, pero queremos saber también qué es lo que pasa con las madres de los narcos, las hermanas de los narcos o las víctimas de los narcos desde el punto de vista femenino; qué pasa con esa muchacha que de repente hace un servicio de limpieza para los narcos o que les hacen de comer, o qué pasa con esa hermana o esposa de un hombre que de repente se dedica al narcotráfico, pero no desde el punto de vista del glamour, la belleza, sino como sociedad, como mujer. Qué pasa con esas mujeres que de pronto son víctimas del narcotráfico y se vuelven una cifra más en el ‘ejecutómetro’. Entonces, en Javier Valdez encontramos a la persona ideal para que nos hablara de esas personas que no tenían rostro y él, con su gran trabajo periodístico, se los dio”.
— Cuando uno lee a Javier Valdez pareciera que lo está uno escuchando hablar. ¿Cómo fue el trabajo de edición desde textos como “Claudia”, “La Güera”, “Mirando al sol” contenidos en “Miss Narco”?
“Cuando hablábamos con él, le decíamos: Tú dedícate a escribir, tú mándanos las notas; antes de que iniciara un proyecto, definíamos más o menos lo que queríamos, las secciones o los apartados que tendría el libro, le decíamos que se sintiera libre de escribir lo que él quisiera, que lo escribiera como si estuviera platicándolo; entonces, una vez que nosotros recibíamos el material, fijada una fecha, lo que hacíamos era empezar a corregirlo, lo trabajábamos en Word, le dábamos las vueltas necesarias, se lo mandábamos para que viera lo que se había corregido, que viera que no había alteraciones a sus contenidos y, una vez con su visto bueno, lo mandábamos a maquetar”.
— ¿Podrías hablarnos un poco más sobre la evolución del trabajo en cuanto al tono irónico, reflexivo y conmovedor de Javier Valdez que prevalece en su obra, desde “Miss Narco” hasta su libro cumbre, “Narcoperiodismo”?
“Nosotros considerábamos que conforme avanzaban sus libros adquiría mayor calidad y mayor fuerza expresiva, y también una vez que él tenía ese dominio pues podía trabajar desde esos registros, por eso es que nos facilitaba también a nosotros mucho la tarea.
“Platicábamos cada dos años sobre los libros y lo que hacíamos era buscar qué temas dentro del narcotráfico no estuvieran tan explotados o tuvieran una vertiente todavía llena de lumbre, llena de vida, de materiales que pudieran explotarse y sí, así como lo mencionas, es cierto, cuando hablaba de los niños la preocupación era más sentimental, más profunda, más conmovedora.
“Había mucho desafío cuando hablaba del poder o de la manera en que el crimen organizado se deshacía de sus rivales, y el clímax, digámoslo así, que fue ‘Narcoperiodismo’, fue la manera en que analizó el papel de los periodistas, algunos exiliados por obvias razones, otros que tenían que alinearse tanto a los gobiernos como al crimen organizado y aquellos que se resistían, como fue el caso de Miroslava Breach, a callar la voz o a decir lo que conviniera a las autoridades o a los narcos, y pues que en ese riesgo perdieron la vida. Como era un profundo y gran observador, Javier tenía muy claro cómo hablaba la gente, qué le preocupaba a la gente”.
Una antología fundamental
Cuando Javier Valdez fue asesinado el 15 de mayo de 2017, su amigo y editor César Ramos inició semanas después un trabajo de selección de sus textos publicados en Penguin Random House en los seis títulos editados por el sello Aguilar, para concretar una antología fundamental de esta época aciaga entre el mar de novedades editoriales.
“Nosotros habíamos platicado con Javier sobre un nuevo libro que ya no se concretó, y lo que nosotros quisimos con esta antología es rendir un homenaje al autor, al hombre, al periodista”, expresó a ZETA César Ramos.
“En esta antología, particularmente me tocó hacer la selección del trabajo, prácticamente lo que hice fue dedicar dos fines de semana a la relectura de la obra de Javier Valdez y fue muy difícil porque aparte de que éramos grandes amigos, pues era doloroso, era triste, era volver a encontrar los textos, pero ahora tener al protagonista pues desaparecido, muerto. Primero salió un filtro como de 800 páginas, que después tuvimos que recortar a 600, finalmente son casi 400 páginas”.
— ¿Cuáles fueron los criterios de selección de los textos a incluir en esta antología?
“En esta antología se toman tres vertientes: una es el papel de la mujer en el narco; otra, los niños, a él le preocupaban muchísimo, por algo él escribió dos libros dedicados a los niños, ‘Huérfanos del narco’ y ‘Los morros del narco’; y otra, la fractura del núcleo familiar. En todos ellos se respetan siempre los rasgos de las personas, se les da voz a esas mujeres que están en el monte rastreando a sus seres queridos, se les da voz a los policías, incluso a los ministerios públicos, a narcos, se les da voz a niños, adolescentes que son drogadictos o sicarios; se les da voz a esos niños huérfanos que sin saberlo, sin sentirlo, directamente tienen toda la carga de la muerte por el silencio familiar, por las lágrimas de los seres queridos. Son libros realmente duros, compactos, pero profundamente humanos”.
— ¿Cómo podrías definir el legado de Javier Valdez?
“Javier Valdez fue un autor que se dedicó a cubrir sí al narcotráfico, sí a cubrir las alianzas entre poder y crimen organizado, pero sobre todo a darle voz a las víctimas, a darle voz y nombre a esa madre que anda rastreando en el monte la desaparición de su hijo, voz a ese personaje que levantaron los narcos y quedó en el olvido; a darle voz y nombre a esos policías que recibieron una cantidad incontable de balazos por ejercer su profesión; voz a esos niños que quedaron sin padre y que no se explican una realidad tan desastrosa; voz a esas mujeres que siguen esperando a que llegue su esposo o su hermano; voz a esos muertos que exigen justicia como él, como Miroslava Breach, como tantos otros periodistas, fotógrafos, articulistas. Voz también a esa sociedad que lamentablemente en este país parece que se cae en pedazos; voz también a todos aquellos que en algún momento fueron víctimas del crimen organizado”.
— Finalmente, la antología también remite al Lector a buscar sus libros completos…
“La antología es una forma de acercar al Lector a Javier Valdez, una forma de acercarse a los otros libros, es una invitación a los lectores para que sepan que su obra es extensa, que son seis libros que publicó en Aguilar y otros tantos en otras editoriales, y que lo caracterizan como un periodista que retrata profundamente los valores humanos y le da rostros a esas víctimas”.
Lee un fragmento de “Periodismo escrito con sangre” de Javier Valdez
“Periodismo en tiempos violentos” contenido en “Periodismo escrito con sangre. Antología periodística: Textos que ninguna bala podrá callar” es el discurso que Javier Valdez escribió para participar en el evento “TEDxPolanco” el 4 de junio de 2017, mismo que alcanzó a enviar a los organizadores.
“El último texto que se presenta en la antología él quedó de leerlo en un TED se organizó en junio en Polanco, no pudo asistir, pero se leyó con gran éxito y se incluye al final de la antología. Él alcanzó a enviar el texto, nosotros pudimos todavía corregirlo, preparar algunos detalles para TED Polanco, pero ya no pudo leerlo”, expresó a Semanario ZETA el editor de Javier Valdez, César Ramos.
“La cita era para el 4 de junio de 2017, el periodista murió poco más de dos semanas antes y ante el deceso TEDxPolanco le dedicó las actividades de ese día a su valiosa trayectoria periodística, la lectura de su texto sirvió para entrar a otros ámbitos de la cultura y la sociedad de nuestro país”, se lee al final de la antología.
A continuación, Semanario ZETA te regala un capítulo del libro “Periodismo escrito con sangre” del sello Aguilar con autorización editorial de Penguin Random House.