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martes, octubre 1, 2024
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“El Ingeniero”, que transportaba coca en latas de chiles y hacía túneles para “El Chapo”, se declara culpable en EU

El empresario mexicano Antonio Reynoso González, de 72 años de edad, también conocido como “El Ingeniero”, extraditado en octubre del 2015 a los Estados Unidos, se declaró culpable de tráfico de cocaína este miércoles en la Corte federal de San Diego, 21 años después de haber sido acusado de organizar envíos para el Cártel de Sinaloa.

Según el diario Los Ángeles Times, el ahora narcotraficante confeso, también fue acusado hace dos décadas, de administrar el primer túnel transfronterizo que se encontró en 1993, en Otay Mesa, San Diego. “El Ingeniero” fue extraditado tras ser detenido en playas de Tijuana.

El criminal confeso enfrentará una pena mínima obligatoria de 10 años por conspiración para importar cocaína y posesión con intento de distribución. Sin embargo, los fiscales estadounidenses han acordado recomendar una sentencia de unos 8 años, pidiendo al juez que tome en consideración la edad, la salud y la aceptación de responsabilidad de Reynoso, entre otros factores.

Reynoso González, dos hermanos suyos -José y Jesús-, y 20 personas más, fueron acusados en la Corte Federal del Distrito Sur de California, en 1995, de usar una empresa legítima, Distribuidores de Básicos, con base de operaciones en Los Ángeles, California, para almacenar drogas que pertenecían el grupo criminal encabezado entonces por Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, y luego construir un túnel debajo de las instalaciones de dicha compañía.

Cuando “El Chapo” fue arrestado en Guatemala, en 1993, las autoridades hallaron un mapa en uno de sus escondites, que llevó al descubrimiento del túnel transfronterizo, casi terminado, y que finalizaba a la altura del almacén en Otay Mesa, mismo que funcionaba como depósito de la empresa de Reynoso.

Según las acusaciones, “El Ingeniero” traficaba cocaína desde Colombia a México, y desde allí a los Estados Unidos, a través de aviones, trenes, automóviles y túneles. Así, dice el rotativo, cerca de 7.3 toneladas de cocaína fueron cargadas en 400 cajas de latas de chile marca La Comadre, y transportadas al almacén, mismas que fueron decomisadas por las fuerzas de seguridad mexicanas en el trayecto.

El empresario mexicano también admitió haber organizado, en 1994, el transporte de un cargamento de 390 kilogramos de cocaína, escondido en una caldera, desde Los Ángeles a Chicago, donde finalmente la carga fue incautada. Reynoso fue, en su momento, captado hablando sobre el embarque.

Antonio Reynoso González fue uno de los 13 principales objetivos extraditados a los Estados Unidos hace un año, como parte de una renovada cooperación con México para atacar el narcotráfico, indicó Los Ángeles Times, en una nota firmada por Kristina Davis.

“El Ingeniero”, recordó el rotativo, vivió de forma pública en México, durante años, después de su acusación y se convirtió “en miembro de círculos sociales prominentes”. Además, construyó una mansión desde la cual se puede ver la frontera con Estados Unidos, señaló el medio.

Según un reportaje del semanario ZETA, publicado en julio de año pasado, Reynoso es originario de Jalostotitlán, Jalisco, y estaba acusado de cometer delitos, entre una fecha desconocida y hasta por lo menos el 23 de junio de 1995, en las ciudades de Los Ángeles, California y Chicago, Illinois.

El cargo que se le atribuía a Reynoso González, según el semanario, era el de asociación delictuosa para importar y poseer clorhidrato de cocaína con la intención de distribuirla, ilícito establecido en el Título 21 del Código de los Estados Unidos de América.

Sin embargo, el indiciado reclamaba vía amparo, que la acción penal en su contra ya había prescrito por el simple transcurso del tiempo, agravio que no compartieron el juez ni los magistrados en el juicio de garantías.

Autor(a)

Carlos Álvarez Acevedo
Carlos Álvarez Acevedohttps://www.carlosalvarezacevedo.com
Corresponsal del semanario ZETA de Tijuana y del periódico Noroeste de Sinaloa, desde febrero de 2016. Durante varios años fungí como editor de opinión y jefe de redacción del diario digital SinEmbargo.
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