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sábado, febrero 24, 2024
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Óscar Baylón, gobernador de once meses: “Trabajar de prisa”

Don Óscar Baylón Chacón regresaba de Estados Unidos, adonde había ido a comprar cemento. Llegó al restaurante Dragón Plaza en la zona del Río y ahí se encontró -por azar- con el periodista Jesús Blancornelas. Fue el director de ZETA, quien le dio la noticia. Xicoténcatl Leyva Mortera había caído de la gubernatura de Baja California, y él sería el próximo gobernador. A Baylón lo buscaron de la Secretaría de Gobernación y hasta las oficinas de Bucarelli en la Ciudad de México fue a dar. Fernando Gutiérrez Barrios le dio la noticia y después el Presidente Carlos Salinas le pediría ayuda para gobernar el estado. Llegando a Baja California, en el Congreso le tomarían la protesta. Eso sucedió la primera semana de enero de 1989. Óscar Baylón Chacón, que hacía 30 años había sido alcalde de Tecate, se convertiría en gobernador sustituto por once meses, los cuales restaban al sexenio de Xicoténcatl Leyva. Con Salinas tuvo una plática: “Sí; yo me di cuenta que me estaba comprometiendo once meses y que no dejaba yo de reaccionar en el sentido de que tenía que trabajar día y noche como luego se dice, porque mi principal enemigo… no enemigo, sino obstáculo, era el tiempo, entonces tenía que trabajar muy a prisa. Esa vez me dijo el señor Presidente: ‘Mire Óscar,  yo necesito justificarlo con obras, lo que Usted me pida, yo lo apoyo y lo ayudo’… me dijo, ‘vaya y tome posesión y vuelva a verme dentro de ocho días; entonces tomé posesión y ya estando como gobernador, lo primero que hice a Luis López Moctezuma, secretario de Obras Públicas, le ordené que mandara maquinaria a la carretera libre de Tecate a Tijuana, porque mi sueño dorado era unir a Tecate con una carretera de cuatro carriles. Ordené a Luis que hiciéramos la carretera más ancha para que cupieran dos carros de ida y dos de regreso. Le saqué fotografías… de la SCT inclusive me mandaron maquinaria, y ya estando con él, le dije, señor Presidente, ya inicié la carretera y Usted prometió… ‘¿Cuál, Usted?’. Pues la de Tecate a Tijuana ya la inicié, y ya sabe el secretario de Comunicaciones, ya están hasta las máquinas trabajando; y es que me habían alborotado en ese sentido, ¡y no era cierto! Pero yo se lo dije, y entonces dijo él, ‘bueno, pues adelante’. En esa reunión fue cuando me dijo, ‘¿cómo ve si mando a los secretarios de Estado para que hagan su plan de gobierno?’”. Efectivamente, Carlos Salinas envío a los secretarios de Estado, encabezados por Ernesto Zedillo Ponce de León, que entonces era el de Programación y Presupuesto, “todos juntos, estuvieron cuatro días conmigo en Mexicali, y en cuatro días armamos el proyecto de presupuesto de las obras que se realizarían de enero a julio. Era un programa de obras de enero a julio, pero después se prolongó de julio hasta el momento de entregar yo el gobierno. “Vinieron directores también de BANOBRAS, de BANRURAL, del Banco Ejidal… nos despachamos con la cuchara grande, increíble; Don Andrés Caso Lombardo me dijo, ‘oiga, señor gobernador, a Usted lo veo muy decidido a hacer la carretera libre de Tecate a Tijuana de cuatro carriles, ya sé que es su sueño dorado, entonces le quiero hacer una proposición: ayúdeme con 12 millones de pesos para hacer la carretera libre de Tijuana a Rosarito de cuatro carriles, y yo le prometo que su sueño dorado lo vamos a hacer por la iniciativa privada, a través de la carretera de cuota’”. Y así se hizo la carretera de cuota Tijuana-Tecate. Don Óscar Baylón agarró viada y, en once meses de gobierno, contabilizó la construcción de 704 aulas escolares en todo el estado, entre ampliaciones y nuevas escuelas: “Traíamos un promedio de cuatro aulas al día”. Con el Congreso del Estado no tuvo problemas, supo congeniar con los diputados, entonces de mayoría priista. “Nunca los molesté para cosas anormales. Creo que tuve muy buen equipo de colaboradores, al momento de que se me dio la noticia de que yo iba a ser gobernador, armar el equipo…”. Recuerda el ingeniero Baylón Chacón, hoy de 89 años, que en las primeras horas posteriores al nombramiento de gobernador, armó un equipo con doce personas, “pero de primer perfil, no me importaba quién fuera, pero que tuvieran experiencia probada y honestidad; y los encontré, todos ellos ya tenían experiencia en iniciativa de los gobiernos. Hubo una sola persona que realmente era su primera incursión política administrativa, Óscar Téllez, fue el presidente del Tribunal, fue una relevación. Cambió el Poder Judicial; para empezar sacó las máquinas de escribir, metió computadoras, olía a cárcel y se acabó todo eso, ¡hasta perfume le echaba!, pero transformó todo el sistema judicial. “A la mayoría les hablé por teléfono; a Luis López Moctezuma, al doctor Arturo Guerra, al licenciado Florentino López Treviño, a Gilberto Rodríguez; gente muy probada, muy experimentada y muy formal, y creo que así fue, porque en el caso de Carlos Arvizu fue un secretario de Finanzas… fíjese Usted: Braulio Maldonado inició su gobierno con un presupuesto como de 140 millones de pesos, luego entra el ingeniero Esquivel, y yo creo que él dejó el presupuesto como en 180 millones; luego entra el doctor Aubanel, pero más bien Aubanel se había manejado con el presupuesto del ingeniero Esquivel, que ya murió, pero entra el ingeniero Sánchez Díaz y él le entrega a Milton 220 millones; y Milton entrega 460 millones. “Yo fui oficial mayor con Milton, y aprendí mucho con Milton, fortalecí mucho lo que aprendí, pero más que todo, créame, el haber sido presidente municipal fue una enseñanza extraordinaria que aprendí, pero entré yo a ser presidente con la decisión de hacer un buen papel, de aprender, de convivir, de hacer obras. Aprendí a hacer obras sin tener dinero, tuve la feliz suerte de todo esto. De haber conocido yo al Presidente López Mateos, que la primera vez que vino como Presidente de la República, lo traía yo por las calles de Tecate inaugurando obras, luego fue a inaugurar el edificio de la presidencia municipal, lo traía yo a pie, inaugurando obras”. Era, en definitiva, otra manera de hacer política: “¿Sabe cuánto era el presupuesto que yo recibí? Eran 800 mil pesos, como presidente municipal; ese era mi presupuesto, entonces, cómo hice yo tanta obra, y fue López Mateos a inaugurar ahí la calle, y luego inauguró la presidencia”. Como gobernador, insiste Baylón, “les dije a los secretarios cuando por primera vez me reuní con ellos en una comida, y cómo las palabras que yo les pronuncié, y los elogios que hice de ellos, echármelos a la bolsa. La cosa es que me fue como me fue, de maravilla, hasta hospitales hicimos siendo yo gobernador, en Ensenada; lo de las carreteras, obras de rehabilitación en el Valle de Mexicali, apoyos económicos para los campesinos, cómo resolvíamos los problemas”. El ex mandatario hace mucha referencia a los presidentes de la República, trabajó con muchos como alcalde de Tecate, como diputado federal, senador, gobernador. De todos, dice, recibió apoyo y negoció en beneficio de la sociedad. Incluso de los empresarios. Cuenta que en su época de alcalde y sin mucho dinero, convenció a los empresarios de Tijuana que tenían negocios en Tecate, para que contribuyeran a la construcción de obras, mucho antes de la iniciativa de Asociaciones Público-Privadas. Era otra forma de hacer política. Es inevitable preguntarle cuál es la diferencia entre aquella forma y la actual de hacer política: “Como del cielo al suelo. Definitivamente, todo con mucho sentido humano, sobre todo cuando se tiene vocación. Yo creo que yo lo busqué y lo encontré, y fue la política. Al haber sido yo presidente municipal encontré mi destino, entonces me preocupé por cuidarlo, y en cada paso que pudiera yo dar, el siguiente paso, el siguiente brinco, dejar buenos antecedentes en lo que estaba, y luego incursionar nuevamente en el nuevo problema, en el nuevo conocimiento. Me gustaba aprender, pero me cuidé mucho, y con mucha satisfacción”. Hurga en su memoria y recuerda más obras: “Ah, pues hicimos la carretera de Tijuana a Rosarito, de cuatro carriles, y entonces me vi obligado a hacerles el bulevar en Rosarito, lo que es ahí todo el pueblo, el Benito Juárez, que por cierto yo le quería poner el nombre de ‘El Cigüeñal’, René Ortiz Campoy, que era gente muy conocida ahí y filántropo de Rosarito, pero me dijeron ‘no va a poder’. ¿Cómo que no voy a poder, si yo soy el gobernador? Pónganle el nombre así al bulevar: René Ortiz Campoy, ‘no va a poder, ingeniero’, ¿por qué?, ‘porque ya se llama Benito Juárez’. ¡Ah no, entonces está bien!… no, no, cosas muy bonitas”. Siendo gobernador del Estado de Baja California por once meses, el tiempo fue el único obstáculo, aun así, Don Óscar sugiere concentrar acciones y elegir un buen equipo para dar resultados en tan pocos meses. No recuerda haber tenido, fuera del obstáculo del tiempo, mayores complicaciones para gobernar: “Nada, yo no tuve problema de narcotráfico, no tuve el problema de lo que se ve ahorita de los crímenes, absolutamente nada de eso, de escándalos tampoco ni nada de eso, yo andaba sin escolta, nomás ahí un chofer o una persona o un ayudante, y nomás, pero no necesitaba nada más. Al Presidente López Mateos lo traía yo por las calles y no pasaba nada, no sabíamos nada de atentados ni nada de eso, nada, con toda tranquilidad. Es más, había cosas chuscas, ocurrencias. Cuando llegué yo de presidente municipal, cada poste tenía un foco, los postes de alumbrado público, entonces tenía un switch y en la tarde salían unos policías con una garrocha a subir el switch, y al día siguiente en la mañana, ¡pum!, a bajar el switch poste por poste. Y por primera vez, en las dos avenidas principales, siendo yo presidente municipal, y eso lo inauguró López Mateos, pusimos alumbrado mercurial con celda fotoeléctrica y se acabó el que ‘para arriba y luego en la mañana para abajo’”. Sí él pudo hacer en once meses las obras que menciona, incluso con un menor presupuesto, dos años -como será para el gobernador electo en 2019 para empatar las elecciones estatales con las federales intermedias- no suenan tan pocos. Sobre la capacidad para accionar en 24 meses, Baylón asegura: “Ah no, sí, definitivamente, y sobre todo teniendo el respaldo del Presidente, se pueden hacer muchas cosas”, y, respecto a la influencia de tener hoy día un Presidente de la República emanado del Partido Revolucionario Institucional y un gobernador panista, considera: “Todo depende  del gobernante, del político, que se le sepa meter al Presidente en turno. Yo por ejemplo a Ruffo, siendo él presidente, a mí me tocó, y fui y le ofrecí todo mi apoyo, y le advertí que todo lo que por Ley le correspondía, él lo iba a recibir, y él notó que sus ingresos se le fueron para arriba estando nosotros. Yo me acuerdo que se le fueron para arriba”. En efecto, Don Óscar Baylón fue el último gobernador priista en Baja California. En 1989 no sabía que en ello se convertiría, y el triunfo de Ernesto Ruffo Appel, lo tomó por sorpresa: “Así es, pero mientras estuvo Ruffo como presidente municipal yo lo ayudé mucho, hasta yo le decía, ‘lo voy a hacer priista, ¿eh?’, y se reía, iba pasando ahí, ‘te voy a hacer priista, eh?’, porque me caía bien. Además, quiero que sepan que cuando entregamos nosotros el Gobierno del Estado, lo entregamos sin deudas, sucede que después del descalabro de Margarita -candidata del PRI derrotada en 1989- yo hablé con el Presidente y le pedí que la Secretaría de Hacienda y la Contraloría de la Federación se metieran a revisar la Hacienda pública nuestra; entonces vinieron, mandaron auditores y revisaron toda la Hacienda pública nuestra, ellos recomendaron que le pidiera yo al Presidente unos 30 millones de pesos, de aquellos, con todos los ceros, para pagar el pasivo. Yo se los pedí al Presidente, e inmediatamente agarró el teléfono y le ordenó al doctor Zedillo me los proporcionara, para no dejar deudas. Pero ya saliendo de ahí de con el Presidente, yendo en el carro me dijo Carlos Arvizu: ‘Oye Óscar, vamos a pedirle al doctor Zedillo que no nos mande el dinero todavía, vamos a hacer hasta lo imposible, a ver si podemos con los ingresos propios de Ley, alcancemos nosotros a pagar todos nuestros compromisos, todas nuestras deudas, para que empiecen de ceros’. Entonces le rogamos a Zedillo para que no nos fuera a mandar el dinero, y lo comprometimos, y él se exasperó porque nos decía, ‘oigan queda muy poco tiempo, y ya ven cómo es el trámite burocrático’. “La cosa es que en un momento dado me dijo… esta foto -la oficial de gobernador- es la que está ahí en el escalón de los gobernadores, donde yo me estoy riendo, y ustedes ahí en el periódico, una narración que hizo ahí Carlos Mora, él se inspiró por la foto, porque todos están muy serios y con la bandera atrás todos, y yo me estoy riendo; pero esa foto me la tomaron cuando Carlos Arvizu me avisó: ‘No vamos a necesitar los 30 millones de pesos, alcanzamos a pagar toda nuestra deuda, no vamos a dejar pasivo’. Y me solté riendo y me tomaron esa foto, entonces, ya para salir, Gilberto Rodríguez era el oficial mayor, había una foto mía con la bandera a un lado ahí, y fue y la quitó y pues la puso… y descompuso todo el cuadro, porque todos están muy serios y yo riéndome. Y esa fotografía ahí está, hasta la fecha, pero no era más que sonrisa de satisfacción… no es más que la verdad”.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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