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miércoles, febrero 21, 2024
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Obra cara, indebida e inconclusa en la Escénica

El hermetismo y derroche de presupuesto sigue siendo la tónica en los trabajos de rehabilitación del tramo colapsado de la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, a un año y medio del accidente, y a seis meses de haberse “reabierto”, pero sin concluir la vialidad. El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, se comprometió a concluir la obra en abril de 2015. Ante el plazo vencido y considerando que la última cifra oficial que se proporcionó del costo, fue superior a los mil millones de pesos, el diputado Armando Reyes Ledezma, presidente de la Comisión Especial del tema en el Congreso local, exigió a la instancia federal proporcionar un informe real, un cronograma de avances, la conclusión del tramo alterno y una investigación para transparentar el dinero invertido. “Ha habido muchas inconsistencias, a la población se le han dado puras mentiras y engaños sobre esta magna obra”, refirió el funcionario. Son seis puntos críticos en un margen de 7 kilómetros, “y el único que se reparó fue el puro tramito de 300 metros, todo lo demás sigue en problemas, no se arregló nada”, reprochó el legislador. Tales puntos se registran en el Kilómetro 98 en San Miguel, a la altura de la caseta de entrada a Ensenada; el 95, que inicia en Saldamando y que presenta un hundimiento, donde al circular se notan los vados y desniveles; el 93, único reparado con “parches”; además de los kilómetros 91, 89 y 88, que abarcan El Mirador y Salsipuedes. Especialistas en el tema y asentados en la zona, han atestiguado los errores que uno tras otro han cometido las empresas Constructora MAKRO Y TGC desde el inicio de la obras. Para empezar, gastando un dineral en sacar el agua que ya se infiltró, en lugar de evitar que se infiltre. Luego la construcción de galerías de infiltración del lado contrario, es decir, de lado del mar en lugar del lado del cerro; rellenar taludes con piedras redondas, echar material al mar cuando se puede aprovechar, instalar una red de monitoreo inútil, explicaron detalladamente a ZETA. De entrada, según la opinión del geólogo Jordi Von Son, lo primero era haber prevenido que se infiltrara el agua y evitar las “corrientillas”, tapando los accesos y cuencas arreicas (las que no desembocan al mar, sino que se quedan en el suelo), previo análisis tipográfico, que no se hizo: “Si tú tienes aquí el terreno, y el agua cae acá, no dejes que se infiltre, escúrrela, y eso es muy fácil, buscas los puntos estratégicos dónde atacar”. Por el contrario, lo que se les ocurrió a los encargados de obra es un terraplén, es decir, el relleno de piedra, “que era irrelevante porque el problema es el agua no la carretera”, explicó Von Son. “Qué bueno que se cayó o que lo tiraron, porque hubiera podido matar a alguien”. De hecho se les murió un trabajador, caso que empresa y gobierno ocultaron. El geólogo aclaró que contrario a lo que la gente piensa, la carretera no está afectada por la gran Falla de San Andrés, en realidad se trata de distintas “fallas” muy locales en diversos puntos, determinadas por las variaciones de subsuelo que existen. Hay conglomerados, luego lutitas, conglomerados, arena. “Es un terreno incongruente, entonces, es difícil diagnosticar y más dar una solución”, por lo que consideró que se han hecho estudios exagerados e innecesarios, cuando mucho se puede determinar con la básica observación.  “Ahorita lo que puede ser un ducto, transporta material, se tapa y sale por otro lado, pero no si no atacas de fondo…”.  Se le refirió a un ex empleado de la obra sobre los costos, y respondió cínica y festivamente: “N’ombre, si de lo que se trata es de cobrar y gastarte todo el presupuesto, además el ingeniero -de MAKRO- es compadre de (Enrique) Peña Nieto”. Ante el latente peligro de colapsos en el resto de los puntos críticos de la Escénica, está el dar mantenimiento a las galerías de infiltraciones y mantener los drenes destapados, cosa que no están haciendo, de acuerdo al diagnóstico de especialistas consultados. “Los drenes que colectan el agua están del lado Este de la carretera -de la tierra-, pasan por debajo de la carretera y cuando desembocan, no están entubados hasta el mar, y eso está ocasionando que se erosionen todos los taludes que están entre la carretera y el mar. Resumen: no están atacando el problema de la erosión”, reiteraron. Otra medida básica y mucho más barata, pero que evidentemente no quieren aplicar, es la bioingeniería, como el sembrar plantas locales, que requieren poco riego y mantenimiento, con la pura lluvia, y se pueden hacer canales con las misma maquinaria que traen; literalmente, impermeabilizar y reorientar el agua incluso hacia el Valle de Guadalupe, sugieren expertos. Al margen de los “puntos críticos” de la carretera, mal atendidos, está pendiente el prometido tramo alterno que saldría de la altura de Salsipuedes hacia  El Sauzal, exigencia que se está planteando de nuevo: “Queremos que se abra ese acotamiento o carretera alterna y no dejemos pasar el problema, porque imagínate, nos llega a pasar otra vez, los graves daños que causó, 15 muertes y 100 millones de dólares perdidos para Ensenada”, insistió el diputado Reyes Ledezma, mismo exhorto que planteó al gobernador Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, quien solo respondió: “!¡i Dios lo permita!”.   Tiro de gracia Desde el 13 de junio de 2015, la carretera libre Ensenada-Tecate fue reclasificada como Categoría “D”, lo que implica no se permitirá el tránsito pesado por la misma. Ahora todo ese transporte de carga ha empezado a circular por la Carretera Escénica, lo que despertó la alerta de estudiosos y diputados locales como Marco Antonio Novelo, quien presentó un exhorto ante Congreso y dirigido al titular de la SCT, al gobernador, alcalde y delegado de Comunicaciones, para que se cancele la medida. “La autopista está construida sobre arena sin compactar, con capas inclinadas a favor del mar, habría que evitar factores que su estabilidad”, advirtió Luis Mendoza Garcilazo, investigador del el investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE). La afectación económica será otro problema, pues al verse obligado ese transporte a circular por la autopista Tijuana-Ensenada, incrementará los costos de las mercancías, mermando aún más la economía de los ensenadenses. La medida se interpreta más como un afán recaudatorio por parte de Caminos y Puentes Federales al ver los fuertes ingresos que los tráileres dejan a las casetas. “¡Es una bronca!”, expresó el geólogo Jordi Von Son. Describió que el terreno de la autopista aparentemente está conformado con piedra durísima, pero ante vibraciones muy fuertes, se convierte en arcilla, “se desmorona, esa arcilla se la lleva el agua y va dejando huecos… Ahí está la bronca”, insistió. Sin atención a los puntos conflictivos, sin información ni cuentas claras, y en cambio ahora con factores que vulneran más la carretera, la delegada de CAPUFE, Rosa María Castañeda, así como Alfonso Padrés, delegado de la SCT, desde el inicio de los trabajos de reparación se han negado -en reiteradas ocasiones- a proporcionar información a ZETA y otros medios. Incluso su respuesta oficial a diputados y funcionarios locales ha sido escueta: que están cumpliendo y en su momento informarán tal vez en una rueda de prensa.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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