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domingo, abril 7, 2024
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Policías en levantones

Loreto, Baja California Sur.- Según agentes de investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en la captura del agente de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Comondú, Luis Alberto Muñoz Torres “El Bogar”, registrada en este pequeño destino turístico, destacan tres hechos: 1.- La participación directa de policías municipales en levantones, torturas y asesinatos en la guerra por el control del narcomenudeo entre células criminales del Cártel de Sinaloa. 2.- La posible expansión de la ola de violencia de La Paz hacia otros municipios, particularmente -y en este caso- hacia Loreto por rencillas entre grupos de la delincuencia organizada. 3.- El libre tráfico de armas de un municipio a otro, sin que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno implemente una estrategia para prevenir la comisión de hechos sangrientos. La tarde del 24 de julio, el agente policiaco fue detenido en compañía de los sicarios Carlos Javier García Arredondo, Alfredo Martínez Martínez y Octavio Armando Astorga Olivas, luego de haber privado de su libertad a la presunta narcomenudista Bibiana Jiménez Davis “La Bibi”. El policía circulaba a bordo de un automóvil Mitsubishi Lancer de reciente modelo, color naranja, polarizado, sin placas de circulación, cuando primero levantó a un hermano de la distribuidora de drogas, de nombre Eduardo, quien fue utilizado para llegar hasta la narcomenudista en una tienda de segunda, localizada sobre la calle Davis en el centro de este Pueblo Mágico de apenas 17 mil 53 habitantes. De acuerdo al expediente, bajo el número de averiguación previa LOR/126/2015, testigos dijeron que cuando la joven mujer compraba ropa, acompañada de una niña, observaron la llegada de un automóvil de “color ladrillo”, del cual descendieron dos hombres de complexión regular por las puertas laterales. El primero traía una pistola y apuntó a la víctima, el segundo la tomó del brazo y la subió a jalones a la unidad automotriz. Según los testigos, el vehículo llegó rápidamente y de la misma manera se fue, con  rumbo a la Carretera Transpeninsular que conecta a Loreto con Comondú y Mulegé. El levantón Una vez consumada la privación ilegal de la libertad de la mujer, lo primero que observó Bibiana dentro del automóvil fue a su hermano Eduardo, sentado en la parte trasera, por lo que al subir, quedaron en medio de los dos sicarios. La víctima dijo que el vehículo era conducido por un sujeto que identificó como “El Felipillo”, y de copiloto iba el policía municipal de Comondú, a quien reconoció con el apodo de “El Bogar”. “A ellos los conozco porque hace tiempo les hablaba”, citó textualmente. En el camino,  según la víctima, tuvo un diálogo con sus captores: — ¿Qué pasa? ¿Por qué me hacen esto? “¡No te hagas pendeja! ¡Ya sabes de qué se trata!”, respondió “El Felipillo”. — ¿Mi hermano qué tiene que ver en esto? “A tu hermano no le va a pasar nada, ahorita lo bajamos”, replicó “El Bogar”. La mujer agregó que cuando pasaban por el hospital que está sobre la Carretera Transpeninsular, el chofer del automóvil se orilló y, antes de llegar a una gasolinera, bajaron a su hermano. Pero recibió una advertencia: “Mucho cuidado con ir a la Policía”. Así, los sicarios liberaron a Eduardo y todavía cargaron combustible en la gasolinera, antes de tomar rumbo hacia el sur. La víctima preguntaba qué pasaba, y todos los ocupantes del vehículo, contestaban “Cállate o te va cargar la verga”. Según la declarante, en el trayecto  se hizo hacia delante y pidió hablar con el piloto y copiloto, se dio cuenta que el policía Luis Alberto Muñoz Torres “El Bogar” traía una pistola en sus manos, por lo que el pistolero del lado izquierdo de la parte trasera, la jaló hacía atrás para ordenarle: “Baja las manos y hazte para atrás, no vaya a ser que te suelte un plomazo”. “Cuando voltee observé que traían también una pistola. Ya no recuerdo cuál de las dos, pero era una gris o plateada con negro o café”, describió. La víctima narró: “Me recosté y me dijeron que me callara y agachara la cabeza”, por lo que iba pensativa, mientras escuchaba comentarios de “El Felipillo” y “El Bogar”, de que “Te va cargar la verga por pasada de lanza” y “Lo siento por sus hijos”. La mujer testificó que cuando pasaron Puerto Escondido, el chofer de la unidad se metió en un camino de terracería y tomaron rumbo hacia la playa, y antes de llegar, “pararon y me bajaron, me hicieron que me hincara”. Describió la interacción que tuvo con los sicarios: — ¿Qué me van a hacer? “¡Cállate! ¡Ahora sí te cargo la verga!”, respondió el policía municipal, y enseguida le pegó dos cachetadas. — ¿Por qué me pegas?, le inquirió llorando. “¡Cállate, hija de tu chingada madre!”, enseguida sacó la pistola y disparó un tiro muy cerca de sus rodillas. Según la víctima, uno de los sicarios bajó la bolsa de ropa que había comprado en la segunda, sacó un vestido y le vendó los ojos. “Me pegaron como cinco cachetadas más, muy recio”, dijo, pero no alcanzó a ver quién había sido, porque estaba vendada. Escuchó decir al policía municipal que le “iban a cortar la cabeza”, por lo que dio la orden de traer un machete, “me asusté y empecé a llorar”. En esas estaban cuando sintió que le quitaron la venda de los ojos y observó a “El Felipillo”, vio que se fue al carro y bajó de la cajuela una hielera, y el policía gritó: “¡No voltees, hija de tu chingada madre!”, y posteriormente “me cacheteó y me dijo ‘¡Levántate! ¡Súbete al carro a la verga!”.   La captura La presunta narcomenudista expuso que después de la golpiza subió nuevamente al automóvil y ya no habló nada en el camino. Los sicarios condujeron de regreso hasta el poblado de Loreto, y en el trayecto ya no pudo escuchar nada porque pusieron música muy fuerte y solo observaba que se hacían señas y se hablaban al oído. Según la mujer, cuando entraron a la población, los hombres se dirigían a la colonia Miramar, donde la llevarían “a una casa de seguridad”, pero no fue posible, ya que cuando circulaban a la altura de la Iglesia Ancla de Fe, observaron que eran seguidos por una patrulla de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Loreto. Según el testimonio, fue entonces que los delincuentes trataron de escabullirse y dieron vuelta en “U” e intentaron regresar en la dirección de donde venían, pero se toparon de frente a tres o cuatro patrullas, las cuales al ver el vehículo se devolvieron de inmediato a la altura del depósito El Chicali, por lo que “El Felipillo” le dijo a “El Bogar”: “¡Nos vienen siguiendo, compadre! ¡Nos reportaron estos putos!”, por lo que de inmediato aceleraron y huyeron de la Policía. En la persecución, los maleantes se detuvieron a la altura del Puente Zaragoza y ordenaron a su víctima: “¡Bríncate, bájate a la verga!”, pero en su declaración expuso que “yo no me animé porque iban muy recio”, por lo que entonces bajaron la velocidad, casi parándose; ella se aventó y cayó hincada. Entonces solicitó auxilio a las patrullas, parándose una de ellas, el resto continuó con la persecución hasta detener a los criminales, quienes en su desesperación, aventaron una pistola por la ventanilla del vehículo a la altura del Puente El Tular, encontrada por los agentes  loretanos. Según el dictamen de balística, se trata de una pistola calibre 45, marca Colt y número de serie FG61875, la cual salió positiva en disparos, al encontrarse plomo en el cañón de la escuadra.   Los criminales Una vez capturados y tras ser interrogados, los cuatro detenidos confesaron estar al servicio del jefe de la plaza de la Zona Norte de La Paz, Luis Antonio Montoya Beltrán “Don Carlos” o “El Artista”. De acuerdo con los sicarios, estaban iniciando por órdenes superiores un ajuste de cuentas en contra de la presunta narcomenudista y de otros más que supuestamente estaban vendiendo droga de manera independiente, sin autorización del Cártel de Sinaloa. En la revisión de las pertenencias y puestos a disposición del Agente del Ministerio Público del Fuero Común de la PGJE, Luis Alberto Muñoz Torres “El Bogar” tenía en su poder una identificación oficial como agente activo de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Comondú. La credencial con su nombre y fotografía tiene vigencia hasta el 30 de septiembre próximo, la cual fue validada –vía telefónica- por el comandante de grupo de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Comondú, Ivis Flores Maldonado. Los detenidos ya no quisieron seguir hablando y expusieron que “únicamente seguían ordenes de ‘Don Carlos’” por lo que se apegaron al Artículo 20 Constitucional y fueron consignados por los delitos de privación ilegal de la libertad en agravio de los hermanos Eduardo y Bibiana Jiménez Davis, y por violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; se les internó en el Centro de Reinserción Social de Loreto. Esta es la segunda ocasión que agentes de la Policía Municipal son vinculados con levantones. La primera vez, el 11 de febrero del presente año, dos elementos de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz, fueron señalados de haber brindado protección a la sicaria Melissa Margarita Calderón Ojeda “La China” en la privación ilegal de la libertad de los capitanes de barco del Grupo Pando, Marco Antonio Espinoza y César Darío Liera Villavicencio, cuando dormían en las habitaciones 114 y 116 del hotel La Purísima en la ciudad de La Paz. Según cámaras de seguridad que captaron el momento del levantón,  a bordo de la patrulla 115, los policías ofrecieron logística a los criminales, quienes hoy por hoy, son investigados por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Aunque todavía no son detenidos, los agentes quedaron a disposición del Consejo de Honor y Justicia de la dirección de Seguridad Pública de La Paz, y después de haber sido relacionados con los hechos, fueron separados de sus cargos y concentrados en el sector central, hasta en tanto haya resultados en la investigación federal. En lo que va de la presente administración municipal de La Paz, 144 policías han sido sometidos a procesos internos por posesión de drogas, corrupción y por su participación en actividades criminales, y cuyos casos poco a poco han ido avanzando para cumplir con los lineamientos del Sistema de Seguridad Pública Nacional.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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