Para convertirse en médicos, 110 de los 300 alumnos que egresaron de Medicina en Baja California, el segundo semestre de 2014, deberán trabajar en hospitales de otros estados. Sin apoyo financiero para el traslado, manutención ni vivienda por parte de las universidades ni de la Secretaría de Salud, los alumnos solo recibirán 650 pesos quincenales, correspondientes a la “beca” que se les otorga por prestar sus servicios. En promedio, un médico interno trabaja 97 horas a la semana en el hospital, por lo que recibe 6.70 pesos por hora. Mientras que algunos recibirán el apoyo económico de sus familias, otros simplemente no podrán continuar con su preparación académica y deberán esperar un año para concursar, nuevamente, por una plaza. El internado médico de pregrado en México, se cursa en hospitales cuando los alumnos concluyen el décimo semestre de la licenciatura en Medicina y antes del servicio social. Si bien, los estudiantes saben que el servicio social se realiza en una comunidad rural de cualquier parte del país, tradicionalmente el internado es dentro de la entidad. De hecho, es la primera ocasión en que alumnos de internado saldrán del Estado y es debido al aumento de egresados en las siete universidades de Baja California y al método de asignación de plazas de la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS), perteneciente a la Secretaría de Salud del gobierno federal. La noticia, por ejemplo, fue recibida en la unidad Valle de las Palmas de la Universidad Autónoma de Baja California, el 14 de noviembre de 2014 por conducto de Ernestina Santillana Marín, subdirectora del Centro de Ciencias de la Salud (CISALUD), tres semanas antes de que concluyera su carrera universitaria. Las reacciones fueron de miedo, asombroso, preocupación, desacuerdo y molestia, recuerda un grupo de alumnos entrevistados. Después de cinco años de prepararse para salir de la carrera, la universidad recién les informaba de una situación que podría implicar truncar su preparación profesional. Aunque en octavo semestre, autoridades educativas informaron a los alumnos que existía la posibilidad de que realizaran su internado fuera de la entidad, en noveno semestre, se les aseguró que la cantidad de plazas en Baja California, serían suficientes para todos. De los 45 egresados de Medicina en UABC Valle de las Palmas, 28 serán asignados a Chihuahua. En la unidad Otay, de 72 alumnos, 26 irán a aquella entidad. A los futuros médicos se les distribuye en plazas de acuerdo a su promedio de calificaciones. De esta forma, los mejores promedios pueden escoger el hospital de su predilección y usualmente, eligen nosocomios locales. Por lo que los alumnos con promedios menores, obtienen plazas en otros municipios, pero en esta ocasión será en otras entidades. El lunes 15 de diciembre, los alumnos serán informados de las ciudades donde deberán presentarse a partir del 2 de enero para iniciar su periodo de internado. Un año de 5 mil horas de trabajo La mecánica del internado médico de pregrado ha levantado serios cuestionamientos. El estudio “Nuevos modelos educativos en el internado médico de pregrado”, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana de México, en 2005, señala “una serie de problemas y contradicciones que dificultan el cumplimiento de su función educativa”. Los autores explican que desde el punto de vista de la escuela o facultad, “los internos continúan siendo alumnos regulares” y aunque no acudan a la escuela, “están sujetos a supervisión y evaluación por parte de ella”. Al mismo tiempo, los internos “ocupan una posición en la estructura laboral del hospital, sin que por ello adquieran derechos laborales” y si se trata de instituciones con carencia de personal y poco control de las escuelas, “los internos asumen una fuerte carga de las tareas de atención de pacientes”. Durante un año, en turnos de 36 horas tres veces a la semana, los médicos de pregrado atienden partos, pacientes poli-traumatizados (heridos con dos o más lesiones que ponen en riesgo su vida), infartos, sobredosis y más. Comenta un médico “interrogamos a los pacientes, los exploramos, limpiamos sus heridas, hacemos sus recetas, asistimos a cirugías, una detrás de otra. En ocasiones, no alcanzamos a comer y estamos en quirófano, 12 horas continuas de pie, siendo interrogados por nuestros médicos adscritos y humillados si nos equivocamos”. Una joven médica relató a ZETA, la dinámica del actual programa de pregrado, el cual requiere la presencia casi permanente en el hospital que les fue asignado. En total, trabajarán más de 5 mil horas ahí durante un año. Aunque se les prometen alimentos y un lugar para descansar y asearse, la realidad en los hospitales es otra, desde las propiedades nutricionales de alimentos hasta la escasez de las llamadas “miperas” (cuartos especiales con cama para que los internos descansen). “El dinero, el tiempo, el alimento y el espacio son un problema, pero nos las arreglamos, son el estrés y la fatiga a lo que no podemos verle el lado amable. A los dos meses, la cara nos cambia, las ojeras son permanentes, bajamos o subimos increíblemente de peso, si llegamos a casa es solo a dormir”, explica. Para otro médico consultado, este periodo es un círculo vicioso en el que prevalece la idea tanto de médicos como de compañeros de “si yo la pasé mal, tú también”. “El internado es un año donde se aprende muchísimo. Pero estoy seguro de que lo habría aprovechado mucho más si no estuviera agotado mentalmente después del primer mes”, dijo. Entre la resignación y el optimismo Un grupo de egresados afectados compartió su experiencia con el Semanario, a cambio de no ser publicados sus nombres, ya que les preocupa las represalias de autoridades educativas y de salud. “A muchos nos afectó porque no teníamos contemplado un viaje con esa cantidad de gastos durante un año. Al principio, se nos hizo un poco injusto porque nos pudieron haber avisado al inicio del semestre que ya tenían la sospecha de esto”, declaró uno de ellos. Los estudiantes preguntaron sobre las opciones de becas o de apoyos económicos, por lo menos de estancia, pero la universidad les informó que tendrían que revisarlo con la Secretaría de Salud de Baja California o de Chihuahua. Sin embargo, se encontraban en final de semestre con una fuerte carga de asignaciones escolares, exámenes finales y presentaciones. La información no les fue acercada y quienes indagaron, se enteraron que el papeleo requeriría más del tiempo disponible. Por su parte, Mariana Pérez, quien aceptó se mencionara su nombre y es egresada de la unidad Valle de las Palmas, considera “es un reto grande porque así como otras familias, atravesamos por una crisis económica y administrando bien nuestros recursos, pero podemos lograrlo”. “Le doy gracias a UABC, es un reto muy grande haber buscado plazas para todos nosotros, solo nos tomó de sorpresa que nos correspondiera Chihuahua”, dijo con optimismo al considerar que es una oportunidad para aprender. Los no tan afortunados 
No todos los egresados de Medicina en Baja California podrán realizar su internado en Chihuahua. En gran parte, por la combinación de una difícil situación económica familiar y el poco tiempo con que se les informó. Uno comparte “nos esforzamos cinco semestres, pero vamos a tener que declinar la plaza y esperar un año, trabajar todo el año y ahorrar”. Otro explica “fue precipitado, no juzgo a los maestros ni directores, pero queda la molestia de que nos informaron de último momento y no tuve tiempo de planear ni estructurar mis gastos”. Hay quienes trabajan y sostienen a sus familias, por lo que si se van, sostendrían dos hogares en distintas ciudades. “Va a ser un año difícil en el sentido de que voy a hacer una pausa, pero intento tomarlo con calma”, compartió una joven egresada. Cuestión federal Acerca del tema, el secretario de Salud de Baja California, Sergio Toledo Hernández dijo “es una situación multifactorial y con muchos actores porque a nivel federal se definen las plazas de acuerdo a la población y a las unidades médicas establecidas”. Explicó que Baja California, junto a Jalisco y el Distrito Federal, es uno de los estados con más egresados de Medicina. De acuerdo al funcionario, el gobierno estatal trabaja en los trámites para solicitar, a la Comisión encargada, la apertura de más plazas en la entidad, aunque no se les otorgue la beca de 650 pesos semanales. Lo anterior porque el argumento del gobierno federal es la falta de recursos para aumentar el número de plazas de internado en Baja California. “En 2015, esperamos tener mayores oportunidades para los jóvenes estudiantes. Se ha incrementado la matrícula y los egresados, pero no los espacios clínicos para ellos”. La UABC también ha expresado que la situación corresponde a instancias federales, por lo que la institución educativa solo sigue tales indicaciones. Tan solo de la unidad Valle de las Palmas de UBAC, una de siete universidades que ofrece la carrera de Medicina, egresarán 100 estudiantes el siguiente semestre, por lo que la situación requiere de una pronta solución.
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