Eso de las comparecencias de los funcionarios –y virtualmente todo su equipo– ante los diputados locales en el marco de la glosa del Informe de Gobierno se ha convertido en un sinsentido, no hay crítica, ni señalamientos, ni los diputados van preparados y en ocasiones, hasta es evidente el desgano de estar ahí, otras veces apresuran sus “cuestionamientos” para luego salir casi corriendo. En suma, los temas torales, los que importan a la ciudadanía poco se abordan y las sesiones –hasta el momento– se convierten en un juego de cifras y elogios mutuos, lo que significa no solo una pérdida de tiempo, sino además una falta de respeto a la ciudadanía, sobre todo porque los legisladores, aparte de dizque representar los intereses ciudadanos, tienen todo un séquito de ayudantes, asesores y auxiliares que deberían por lo menos desquitar los sueldazos informando a los legisladores lo que sucede en su distrito, en su entidad, de otra forma, es puro tiempo perdido, en ambos casos pagado todo con nuestros impuestos.
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