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lunes, febrero 26, 2024
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El inolvidable “Pippin”

El montaje de “Pippin”, que estará en el Teatro Civic hasta el domingo 30 de agosto como parte de la oferta de Broadway San Diego, es una ilusión que comprende una historia que cautiva, música extraordinaria y el arte circense con un matiz de cabaret. El resultado es un festín para los sentidos que permite contar la historia de “Pippin”, un personaje inspirado en la vida de Carlomagno y su hijo, que quiere encontrar el significado de la vida y no lo logra, ni siquiera al ser el primogénito del rey. El joven intenta probarse como guerrero y termina horrorizado en medio de un campo de batalla, luego busca arrebatarle el trono al mandatario y, cuando lo consigue, no sabe cómo gobernar al pueblo, entonces se hunde en una depresión hasta que conoce a una mujer que está criando sola a su único hijo, pero la vida común en una granja tampoco parece convencerlo del todo. Mientras esto se narra, el contexto no deja de ser fantástico, gracias al estupendo trabajo acrobático que se suma al canto del elenco interpretando el trabajo del maestro Stephen Schwartz, mejor conocido por “Wicked” y “Godspell”. Bajo la dirección de Diane Paulus, con la coreografía circense de Chet Walker y Gypsy Snider, “Pippin” fue considerado el Mejor Nuevo Montaje en la edición 2013 de los Premios Tony. Al ver esta puesta en escena las razones quedan perfectamente entendidas. En el foro hay magia desde el primer momento en que vemos la silueta del Maestro de Ceremonias dibujada en el telón, papel que en su momento fue interpretado por el legendario Ben Vereen y que ahora está a cargo de Gabrielle McClinton. Justo ahí comienza la magia que envuelve a “Pippin”, este muchacho que termina sus estudios y que no sabe qué rumbo debe tomar su vida. Como todo joven, aspira a ser alguien, a tener tremendos logros, a tener una vida importante. En el trayecto solo se angustia, se decepciona y a menudo se confunde. En el rol estelar, Brian Flores hace lo que debe, dotando de carisma y una potente voz a su personaje, aprovecha las breves oportunidades para explorar la comicidad que suaviza esas escenas de encuentros carnales que, bueno, también son parte del proceso de búsqueda. Y justamente ahí la abuela “Berthe” entra en acción gracias al colosal talento de Priscilla Lopez, la veterana de Broadway que primero formó parte de esta obra en los años setenta y que ahora le explica al nieto de palabra y con el ejemplo, desde lo alto de un trapecio, cómo se debe vivir gozando cada segundo, porque el tiempo no perdona. Su interpretación del tema “No Time at All” es uno de los momentos más brillantes de la obra. Así es como de “Pippin” pasamos al pequeño “Theo” hasta llegar a una conclusión estremecedora que revela el carácter universal de una obra capaz de evocar el sueño de la juventud y la conformidad que viene con el paso a la edad adulta. Todo esto mientras lo cotidiano no tiene nada de ordinario en “Pippin”, un musical que simplemente no se olvida.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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