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sábado, febrero 17, 2024
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Stephania Davis, 5 años sin justicia ni sentencias

Recientemente fueron careados el hermano de la menor, Roberto Davis; su madre, Erika Mayte González; y Consuelo Sánchez Osuna “La Connie”, ambas detenidas en Ensenada por ser las presuntas homicidas de la niña de 10 años

Cinco años han pasado del asesinato de Stephania Davis González, una niña de 10 años de edad que durante varios años sufrió abusos, maltratos y golpes en su propia casa, ubicada en la colonia Lomitas de Ensenada.


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Un lustro sin justicia para ella y su hermano Roberto Davis, ni sentencias para las dos detenidas y acusadas por el homicidio: la madre de la pequeña, Erika Mayte González, y su pareja Consuelo Sánchez Osuna “La Connie”.

Ambas continúan presas, con su proceso en el periodo de instrucción; la madre de Stephania permanece en el Cereso de Ensenada, mientras que la ex inspectora del Sistema Educativo Estatal fue enviada al penal “El Hongo” unos meses después de su captura.

El caso que conmocionó y movilizó a la sociedad porteña, ha quedado en el olvido poco a poco, junto con el silencio de las autoridades judiciales y educativas.


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CAREOS ENTRE ROBERTO, SU MAMÁ Y “LA CONNIE”

La causa penal 644/2013, bajo el sistema tradicional, se encuentra en periodo de instrucción en el Juzgado Único, a cargo de la juzgadora Martha Flores Trejo, quien lo tomó hace aproximadamente año y medio, tras regresar de San Quintín.

En un principio el caso estuvo en el Juzgado Primero, a cargo del juez José Luis Castañeda. Tiempo después pasó al Juzgado Tercero, pero tras desaparecer éste, quedó en el Juzgado Segundo, hasta que se convirtió en Único.

Lo más reciente fue el careo entre Roberto Davis y su madre, hace unas semanas. Fuentes judiciales comentaron a ZETA que el encuentro duró varias horas y estuvo “denso”, pero no revelaron el contenido de la confrontación.

Sin embargo, hubo otro careo entre la mamá de Stephania y “La Connie”, en el que la primera textualmente le dijo a su ex pareja: “Tú la mataste”. Este encuentro fue en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Ensenada, lo que implicó trasladar a Consuelo Sánchez del “Hongo” al puerto y de regreso.

Los careos previos se desarrollaron en noviembre de 2017. Fueron entre ambas acusadas y dos testigos de los maltratos a los que era sometida la niña. Los dos testigos ratificaron sus declaraciones ministeriales contra “La Connie” y reprocharon la complacencia de Erika Mayte.

Una vez agotada la etapa de instrucción vendrá la de conclusiones, en la que el Ministerio Público pedirá al juez que dicte sentencia condenatoria y solicitará la pena, que puede ser hasta de 50 años en prisión. La defensa, por su parte, pedirá la absolución.

Stephania Davis González

Por último, llegará el proyecto de sentencia de la jueza Flores Trejo, que puede ser condenatoria o absolutoria.

LA MUERTE DE STEPHANIA

La madrugada del 17 de noviembre de 2013, la pequeña Stephania murió en la clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores de Gobierno y Municipios del Estado de Baja California (Issstecali) por falla orgánica generalizada, a causa de abdomen agudo traumático debido a herida perforante en el abdomen por vía vaginal, determinaron los médicos legistas.

Ese mismo día fue detenida la madre de la menor, Erika Mayte González, a quien en un principio la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) acusó de homicidio agravado por razón de parentesco y violación impropia, pero una semana después se le reclasificó por homicidio calificado y violación impropia, por lo cual quedó formalmente presa.

A los pocos días comenzaron a revelarse detalles sobre la vida que tuvo la menor, estudiante de la Escuela Primaria “Carmen Serdán”, a manos de Consuelo Sánchez Osuna “La Connie”, una inspectora del Sistema Educativo Estatal (SEE), con la complacencia de la madre, con quien tenía una relación sentimental.

En menos de una semana miles de ensenadenses, convocados por Roberto Davis, comenzaron a marchar por las principales calles de la ciudad y a manifestarse frente a las instalaciones de la Subprocuraduría General de Justicia del Estado, portando lonas con la cara y nombre de “La Connie”.

El 26 de noviembre de 2013 se liberó una orden de aprehensión contra Consuelo Sánchez, misma que fue cumplimentada el 2 de diciembre en Mexicali.

 

LA DETENCIÓN DE LA PRESUNTA HOMICIDA

Después de la muerte de Stephania, “La Connie” se ausentó de su trabajo como inspectora escolar y se refugió en Mexicali.

La información que obtuvo la PGJE, tras indagar sobre el paradero de Sánchez Osuna, derivó en que llegó a la Capital del Estado a hospedarse en un hotel, cambiando en varias ocasiones de domicilio.

Las canas las cambió por un tinte rojo para tratar de dificultar su identificación. Para entonces su imagen había sido difundida ampliamente en medios de comunicación y redes sociales. Precisamente esa sobreexposición llevó a un hombre a sospechar que se trataba de ella y denunciarla.

Días antes de la captura, el mismo hombre rentó un domicilio marcado con el número 2262 de la calle Coporillo del fraccionamiento Portales quinta sección, en Mexicali. Al contactar a los agentes ministeriales les dijo, según el reporte, que “la fisonomía de la mujer que iba a habitar en el domicilio que había rentado, coincidía con las características descritas como propias de la ‘maestra Connie’, de la cual él se había enterado que era buscada por la justicia porque había violado y dado muerte a la hija de su pareja sentimental en la ciudad de Ensenada”.

Ese lunes 2 de diciembre, tras varios días de haber implementado un discreto operativo de seguimiento, los ministeriales actuaron. A las 9:40 pm, una mujer salió del citado domicilio, cargando una maleta color negro y dos bolsas de plástico.

Los agentes se identificaron y le pidieron lo propio: “Ya sé a qué vienen, soy Consuelo Sánchez Osuna, no me voy a resistir”, expresó la mujer.

Horas después Consuelo Sánchez arribó a los patios de la Subprocuraduría de Justicia en Ensenada, a bordo de una camioneta de la Policía Ministerial, escoltada por varias agentes, mientras las cámaras de los medios buscaban el mejor ángulo.

Llegó vistiendo una sudadera verde con capuchón, pantalón de mezclilla azul y zapatos Crocs; cabeza gacha, el gesto apretado y los ojos cerrados. Iba esposada. Al principio tenía cubierto el rostro con una toalla, pero los reporteros pidieron quitárselo para tomar gráficas y videos. Eran casi las tres de la mañana.

En su momento el subprocurador de Justicia en Ensenada, Marco Chavarría, declaró que la detenida había obtenido un amparo, pero no surtía efecto en contra de delitos graves, como el de homicidio.

VA QUEDANDO EN EL OLVIDO

A diferencia de años anteriores, en 2018 no se ha convocado a alguna marcha para exigir justicia para Stephania. Tampoco se han colocado lonas ni carteles en las calles con el mismo propósito, como ocurrió en 2017.

Las miles de personas que en 2013 salieron a marchar y se manifestaron en los patios de la Subprocuraduría de Justicia, con velas y fotos de la menor, ya no lo han hecho.

ZETA visitó la tumba de Stephania en el Panteón Jardín Modelo, en el penúltimo espacio del pasillo E, donde posan los restos de la menor junto con los de otra persona que en vida llevó el nombre de Francisco Gándara.

“Niña Stephania Davis González 27-01-2003 17-11-2013 EDAD 10 AÑOS D.E.P.”, se lee en la lápida.  Abajo, un pequeño Piolín amarillo de peluche, sentado, mira hacia su izquierda. Arriba a la derecha, un pequeño corazón negro, también de peluche, asoma la lengua roja y abre grandes los ojos negros que contrastan con el fondo blanco.

A un costado del corazón posa un pequeño ángel con vestido morado, de peluche, sosteniendo un corazón rojo en su mano derecha.

Las únicas flores en el sitio están tiradas en el suelo, ya marchitas. Junto a éstas hay restos de comida chatarra y basura.

 SEE NO HA DADO A CONOCER RESULTADO DE INVESTIGACIÓN INTERNA

Cuando se conocieron los abusos contra Stephania, el Sistema Educativo Estatal anunció la apertura de una investigación interna para saber si el personal de la Escuela Primaria “Carmen Serdán” había actuado de manera correcta. Incluso, la autoridad educativa presentó una denuncia ante la PGJE por omisión contra quien resultara responsable.

De acuerdo con diversas versiones recabadas, en su momento la maestra de Stephania se percató de diversos moretones que apuntaban a maltrato en su casa. La maestra mandó llamar a la mamá de la menor para expresarle su preocupación y, tres días antes de su muerte, fue dada de baja del plantel, por decisión de Erika Mayte.

El caso ya no tuvo seguimiento por parte del SEE, dependencia en la que Consuelo Sánchez laboraba como inspectora de zona.

Este Semanario contactó al Sistema educativo Estatal para conocer los resultados de la investigación interna, pero hasta el cierre de edición, no hubo respuesta.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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