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viernes, febrero 16, 2024
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Don Jesús Blancornelas y su Crónica

Los cobardes no sirven para esto.

Riszard Kapushinsky


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A casi 45 años de la Crónica de una Infamia de don Jesús Blancornelas bien vendría su reimpresión para las nuevas generaciones de comunicadores y público receptor.

Como se exige en las escuelas de comunicación el texto de David K. Berlo sobre el Proceso de la Comunicación, debería motivarse a leer la obra de Blancornelas en las escuelas de periodismo. Una edición más en PDF en la red abriría la reflexión universal sobre el verdadero periodismo.


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Blancornelas inició su actividad periodística en su natal San Luis Potosí y de ahí trabajó en otros medios impresos como El Imparcial de Sonora y La Voz de la Frontera (Mexicali), diarios que dirigió en el Noroeste del país. Desde 1975 se estableció en Baja California con el ABC, y desde 1980 inició el Semanario ZETA de Tijuana.

La aportación de don Jesús Blancornelas no es sólo en el sentido académico de las ciencias de la comunicación: su mérito más prominente es la encarnación de la deontología o ética periodística en su propia vida, inspirada como la del bielorruso Rizzard Kapushinsky: en ser voz de los sin voz. Una expresión de Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II).

Archivo

A riesgo de su vida, periodistas como Gabriel García Márquez, Julio Scherer, Kapushinsky y Blancornelas, se ven acorralados en sus vidas a escribir no lo que les gusta sino lo que captan en las comunidades en las que les toca vivir; como diría el español Ortega y Gasset, periodista y literato madrileño: hay que salvar las circunstancias.

Cuando Blancornelas murió un 23 de noviembre hace ya una década, al entonces alcalde Hank lo entrevistaron en torno al periodista que le ha dado renombre a Tijuana a nivel mundial y que si asistiría a sus funerales, a lo que el político expresó que no, no asistiría al evento y que “me duele la muerte de este personaje, como me duele cuando se muere alguno de mis perros”. Lo que enfureció a comunicadores como José Cárdenas, Carmen Aristegui y muchos otros.

Hablar de la Crónica de Blancornelas es recordar que en sus inicios periodísticos este buen hombre –dice Kapushinsky que, para ser buen periodista, primero se necesita ser buena persona (y don Jesús lo fue). Alimentado por Dios, los sin voz, los golpes de la vida y las convicciones implacables de su espíritu potosino y humano.

Apelamos a la amistad y compañerismo del Consejo Editorial del Semanario ZETA para que en el marco siempre presente y necesario de la vida de personas como Blancornelas (siempre verdadero, bueno y útil), en su memoria y por necesidad común vuelva a la luz pública una obra tan importante como su primera investigación periodística plasmada en el libro “Crónica de una Infamia; Carlos Armando Biebrich Torres”. Además, qué bien que la obra de Blancornelas fuese presentada por las nuevas generaciones que él dejó en su casa del Semanario tijuanense. Y que bien podría participar en su relanzamiento o presentación el mismo y sobreviviente Lic. Carlos Armando Biebrich Torres. Que precisamente a inicios de septiembre se reunió con uno de sus más leales amigos desde entonces, el Lic. Héctor Leyva Castro, fallecido este 2018.

Si no es mucho pedir, a la memoria de don Jesús Blancornelas, en su “Doblepana” podrían plasmarse sus textos de aquella Crónica de una Infamia.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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