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viernes, febrero 16, 2024
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Peña y la tarea incompleta

Las redes sociales, donde no estaba obligado a responder cuestionamientos, fueron, prácticamente, el único lazo de comunicación “directo” del Presidente Enrique Peña Nieto con los mexicanos durante todo el sexenio.

Ahora, como parte de la campaña del VI y último Informe de Gobierno, ya de salida, el aún Presidente de México decidió mostrarse “accesible”. Por considerar que conviene a sus intereses, organizó una gira mediática, con una serie de periodistas – obvio, ninguno de los aguerridos-  de la prensa “nacional” para mencionar sus logros, reconocer pendientes y hablar de sus experiencias en el gobierno, las buenas y las malas.


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Pese a los varios minutos dedicados a las entrevistas presidenciales en las últimas dos semanas, y a los fallidos intentos de algunos de los comunicadores por realizar alguna pregunta puntillosa, de esas relacionadas con los temas incómodos, como la “Casa blanca”, los muertos y desaparecidos de Ayotzinapa, la captura y liberación de la maestra Elba Esther Gordillo, la corrupción de los exgobernadores del Partido Revolucionario Institucional, y los compromisos firmados incumplidos, la credibilidad perdida o su responsabilidad en la estrepitosa caída del PRI en las pasadas elecciones, ninguno de los periodistas ha logrado el “mea culpa” que muchos de los mexicanos esperan, por lo menos esos 30 millones que votaron por una opción diferente este año.

En general, cuando el Presidente se refiere a esos hechos que marcaron de corrupción y aniquilaron los vestigios de credibilidad en los momentos críticos de su gestión, Peña se ha referido a acciones que lamenta, pero es muy claro al considerar que cumplió con su obligación institucional, y atribuye los fallos a problemas de comunicación, a “no haber explicado con suficiencia” o claridad.

Bajo ese guion, esa postura oficial, poco se espera del cúmulo de datos que puede y podrá hacer públicos a lo largo de los 12 días que está dedicando para informar, en redes y propaganda en medios, parta publicitar las acciones que de acuerdo a su versión le permitirán entregar “un México mejor que el de hace 6 años”, una jornada que culminará con un mensaje a la nación el 3 de septiembre.


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Un México lleno de fosas clandestinas, con millares de desaparecidos, con más adictos sin atender, con más niños y mujeres inmersos en el crimen, con calles bañadas en sangre, 135 mil 900 víctimas de homicidios dolosos, desde su inicio hasta el 31 de julio del año 2018, de acuerdo a los reportes oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, muy por encima de las 114 mil 158 personas asesinadas en el sexenio de su antecesor, Felipe Calderón. Toda, violencia exacerbada por un Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) fortalecido y expandido.

“En un gobierno donde está el principal reto es en asegurar calidad de vida para su sociedad y asegurar que las nuevas generaciones no importando dónde vivan tengan acceso a los mismos derechos y a las mismas oportunidades… y ésta es una tarea que todavía no está agotada ni está completa”, dijo a través de un video en Twitter, y este reconocimiento bastante genérico y velado, de que incumplió con su principal obligación, es seguramente el mensaje más sincero que los mexicanos obtendrán del Presidente, imposible aspirar a más.

Baste recordar que apenas en junio pasado, el licenciado Peña Nieto aseguró que de los 266 compromisos firmados ante notario en la campaña del año 2012, ya había cumplido el 95 por ciento, y las 8 obras que quedaban pendientes se habían cancelado, por falta de recursos, juicios o problemáticas socio- políticas, declaró ante Milenio. Mientras diversos investigadores y analistas refieren el cumplimiento parcial de apenas el 50 o 60 por ciento de lo firmado.

Porque la gran mayoría de esos compromisos están en fases iniciales o estancados, como: la Creación del Sistema Nacional Anticorrupción que sigue sin un fiscal; o la cobertura universal de la educación superior; dotar de computadoras a los estudiantes de educación básica; la eliminación de 100 diputados federales; la depuración de las corporaciones policíacas; rescatar Acapulco, convertido en una de las ciudades más violentas en este sexenio; o la terminal portuaria de Puerto Vallarta que se quedó sin presupuesto. Como tampoco termina de concretarse en Baja California el sistema articulado de Transporte en Tijuana. Y de la reforma energética que reduciría los precios de la luz y la gasolina, nada tampoco.

En ese contexto, en el VI Informe de Gobierno no arrojará luz a los pendientes o las tareas incompletas del Presidente, pero como en los cinco años anteriores, servirá para escuchar de los millones de personas favorecidas con el Seguro Popular, con los programas de becas, y del logro que significó y significará, la aprobación de las reformas estructurales en un México que, en términos políticos, se le fue de las manos.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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